Domínguez Abascal ha venido a sustituir a la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que se ha caído del cartel en el último minuto. El discurso del Gobierno en todo caso no ha variado apenas nada. El secretario de Estado de Energía ha señalado que el Gobierno Sánchez apostará por elevar hasta el 35% la cuota renovable en 2030 (y que lo pondrá por escrito en su Plan Nacional de Energía y Clima, que podría ver la luz incluso antes de final de año); y ha vuelto a insistir en que el Ejecutivo va a trabajar con firmeza para que, “de aquí a 2030”, España añada a su parque de generación “entre 50.000 y 60.000 megavatios de potencia renovable”, lo cual va a movilizar hasta 70.000 millones de euros. Llegado ahí, Domínguez Abascal sí ha añadido quizá un matiz: “la mitad más o menos de esa potencia debe ser solar”, ha dicho.
“España tiene una oportunidad como nunca en la historia. Esta es la primera vez que hay por delante una transformación tecnológica en la que nuestro país va a participar en primera fila”. Las circunstancias son efectivamente propicias. Muchas empresas españolas que vieron la luz al calor del bum fotovoltaico de los años 2007-2008 han sobrevivido a una década de apagón fotovoltaico en España. Lo han conseguido internacionalizándose (Soltec, Prodiel, Grenergy, presentes todas en el Foro) y ahora tienen acumulados muchos megavatios de experiencia y un conocimiento con el que otros actores del sector global difícilmente van a poder competir. Y la transición energética va a tener en el muy corto plazo una tecnología protagonista: la solar fotovoltaica, que tiene a su alcance un mercado multimillonario. Por méritos propios –bajada de costes y creciente competitividad- y por necesidades legales (las derivadas de la legislación aprobada para batallar contra el cambio climático).
En ese sentido, Abascal ha felicitado desde la tribuna al redactor principal de la Directiva Europea de Energías Renovables, José Blanco, “que ha alcanzado un magnífico acuerdo”, ha dicho. La Directiva establece que el 32% de la demanda total europea de energía deberá ser satisfecho en 2030 por fuentes renovables y da un impulso decidido al autoconsumo. Sobre el primero de los apuntes (32%), el eurodiputado José Blanco ha dado un aviso: en 2023 ese guarismo se corregirá al alza, ha dicho.
La I+D, que no para de alumbrar nuevas soluciones de abaratamiento de los costes, y las virtudes de las tecnologías renovables –no emisoras de CO2- así lo van a propiciar. Sobre el segundo de los apuntes, Blanco ha dicho sentirse “especialmente satisfecho”. El eurodiputado socialista mantuvo un fuerte pulso desde Bruselas con el Gobierno de los Nadal –firmes defensores del impuesto al Sol-, un pulso del que el eurodiputado ha salido triunfante.
Blanco no se ha andado con medias tintas
Laa nueva Directiva –ha dicho- hace posible producir, consumir, almacenar y vender excedentes a valor de mercado. Sin ambigüedades. Además, “consagra” –ha empleado ese verbo- el principio del no al impuesto al Sol. El eurodiputado socialista ha destacado por fin el que es probablemente el tercer gran pilar sobre el que ha de asentarse el despegue del autoconsumo: la simplificación administrativa, que el legislador europeo defiende en la nueva Directiva.
La futurible norma –que será definitivamente aprobada, tras su largo periplo legislativo, el próximo lunes- también neutraliza las veleidades retroactivas. Blanco ha recordado que su artículo 6 ha sido redactado con ese propósito: evitar modificaciones regulatorias que perjudiquen la viabilidad de las instalaciones (en clara alusión a lo sucedido en España durante los ocho últimos años).
El comisario de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, también ha felicitado a Blanco por su labor como coordinador de los trabajos de redacción de la Directiva de Energías Renovables: “solo un gallego con la habilidad y la paciencia que le caracterizan ha hecho posible el acuerdo”, ha dicho. Cañete ha destacado las mismas líneas maestras de la Directiva que ha reseñado Blanco.
Pero sobre todo ha destacado dos: la nueva directiva evita que el legislador haga cambios que comprometan la viabilidad de las instalaciones (Cañete ha insistido en este extremo); y simplifica la tramitación del autoconsumo (“que va a movilizar muchas inversiones”, ha recalcado).
El comisario ha vuelto a insistir, como es habitual en él, en la necesidad de incrementar las interconexiones de España con Europa, “hasta alcanzar al menos el 15%”; se ha mostrado muy satisfecho por la operación multimillonaria –un crédito de 578 millones de euros del Banco Europeo de Inversiones- que ha sido aprobada recientemente para financiar el cable submarino que unirá Vizcaya con Aquitania; y ha destacado la necesidad de ahondar en las soluciones de almacenamiento (para respaldo). En ese extremo, Cañete ha hablado de los almacenes de gas y “de los bombeos reversibles, que tan queridos son para el secretario de Estado de Energía”, ha dicho. El gasoducto Midcat, ha concluido, es "fundamental".
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