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Los presidentes de Francia, Portugal y España se reunieron en Lisboa el pasado viernes con el fin de "impulsar el desarrollo de las interconexiones energéticas entre los tres países". De la cumbre ha salido la Declaración de Lisboa, documento según el cual los tres gobiernos firmantes consideran "esencial desarrollar infraestructuras de transporte, almacenamiento e importación" de gas y apuestan por la "aceleración" de la búsqueda de fuentes de financiación "para la evaluación y la implementación de nuevos proyectos de interconexión eléctrica entre Francia y España". [Foto].
España, Francia y Portugal acuerdan acelerar las interconexiones energéticas

Dos discursos antagónicos. Uno. Los costes de la eólica, la fotovoltaica y la termosolar están cayendo vertiginosamente: cada vez es más barato fabricar los aparatos que aprovechan las fuentes de energía verde, cada vez es más barato instalar un megavatio de potencia renovable y cada vez es más barato generar un megavatio hora limpio. Además, la digitalización está revolucionándolo todo, obrando cada día milagros en ahorro y eficiencia. Y, por fin, las redes inteligentes, la generación distribuida y el autoconsumo se perfilan, cada día más, como el futuro que ya empieza a ser presente. El resultado de todo ello es que cada vez es más la potencia renovable instalada en todo el mundo (potencia de generación que desplaza al uranio, al carbón, al petróleo y al gas) y cada vez es menos el hueco térmico (el hueco que le queda, sobre todo en generación de electricidad, a los combustibles fósiles). Dos. La Comisión Europea apuesta por las interconexiones eléctricas y de gas, para las que han anunciado inversiones multimillonarias, y, en la Declaración de Lisboa, los gobiernos de España, Portugal y Francia se comprometen a acelerar la ejecución de las obras ya previstas y a acelerar la identificación de nuevas obras y de vías de financiación para las mismas. En fin, dos carreras enfrentadas: la de la I+D en clave renovable, por una parte, y la de los muñidores de macroinfraestructuras y búsqueda de financiación con asiento público (BEI), por otra.

Primera señal: el cable submarino Vizcaya-Francia -macroinfraestructura presupuestada en 1.900 millones de euros-, que acaba de recibir "el mayor apoyo financiero europeo jamás otorgado a una infraestructura energética"

El primer ministro de Portugal, António Costa, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y el comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, se reunieron en Lisboa el pasado viernes, con el fin de "impulsar el desarrollo de las interconexiones energéticas entre los tres países". Asistió a la reunión así mismo la vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones, la española Emma Navarro. De la cumbre ha salido la Declaración de Lisboa, en la que los tres gobiernos firmantes y el representante de la UE, el comisario Cañete, "renuevan su determinación para continuar trabajando en línea con las conclusiones alcanzadas en el Consejo Europeo de octubre de 2014, en particular con los objetivos de interconexión de 2020 y 2030". En ese sentido, reconocen la relevancia de las conclusiones alcanzadas en el debate sobre el paquete Energía Limpia para todos los Europeos relativas a los objetivos mínimos previstos para las interconexiones y al Reglamento relativo a la gobernanza de la Unión de la Energía y la Acción por el Clima, que fija objetivos del 10% en 2020 y del 15% en 2030.

En la Declaración de Lisboa, los tres firmantes aseguran que esos objetivos de interconexiones energéticas son esenciales "para la promoción de las fuentes de energía renovable, contribuyendo a la creación de condiciones para el cumplimiento eficiente de los compromisos del Acuerdo de París".

No todos los actores del sector coinciden con ese diagnóstico. La diputada de Equo Rosa Martínez -integrada en el Grupo Parlamentario Confederal Unidos Podemos- reclamaba hace unos días la paralización de las grandes infraestructuras energéticas proyectadas "hasta que se demuestre su necesidad en el nuevo escenario de transición energética”, un escenario en el que el ahorro y la eficiencia, la digitalización, las redes inteligentes, la generación distribuida y el autoconsumo están llamados a desempeñar un rol cada vez más relevante.

Martínez se ha mostrado particularmente preocupada por un proyecto, el de la interconexión (por cable submarino) Euskadi-Francia: "según lo presupuestado -ha explicado la diputada-, el proyecto costará 1.870 millones de euros, a los que han de sumarse los sobrecostes, altamente probables, dada la complejidad de una obra sin precedentes, que va a requerir cruzar un cable por el Cañón de Capbretón a una zona de profundidad máxima de 1.500 metros".

Pues bien, sobre el particular la diputada alerta: "que nadie se llame a engaño. Estos sobrecostes, según el acuerdo de reparto, correrán a cargo de las personas y empresas consumidoras de electricidad de forma mayoritaria vía factura de la luz”. En ese sentido, Martínez, que fue elegida diputada precisamente en la circunscripción de Vizcaya, alerta sobre el riesgo que corre la ciudadanía española de enfrentarse -si finalmente el proyecto es tecnológica o energéticamente fallido- a otro caso Castor.

Por ello, la congresista de Unidos Podemos insiste en que se demuestre la necesidad de estas infraestructuras y ha recordado que hasta el Comité de Expertos sobre la Transición Energética que convocó el Gobierno hace unos meses ha puesto en entredicho estos proyectos de interconexiones (efectivamente, varios de los expertos integrantes de ese Comité expresan -en el informe que han elaborado- dudas sobre la contribución de estas infraestructuras a la reducción de emisiones).

"un resultado que se desprende directamente de las simulaciones eléctricas" -dice la página 522 de ese informe- es que "el aumento de la capacidad de interconexión no facilita la consecución de los objetivos ambientales, ya que por un lado aumentan las emisiones, y por otro se mantiene o se reduce el porcentaje de energías renovables estimado en energía final. Además, un incremento de las interconexiones se traduce en un aumento del coste marginal de la energía (el que determina el mercado), que se añade al aumento de los costes de inversión en red de transporte"

La línea que sigue la Declaración de Lisboa es diametralmente opuesta
La Declaración no solo califica de "estratégico" el proyecto del Golfo de Vizcaya, sino que además explicita que los firmantes "se congratulan de la firma, que ha tenido lugar hoy, del acuerdo de financiación en el marco del Mecanismo Conectar Europa (Connecting Europe Facility), que asigna [al proyecto del Golfo de Vizcaya] el mayor apoyo financiero europeo jamás otorgado a una infraestructura energética" (ese apoyo alcanzaría, según han publicado ya diversos medios, los 578 millones de euros, que saldrán del Banco Europeo de Inversiones).

El cable submarino tendrá un coste total próximo a los 1.900 millones de euros, y una longitud de 280 kilómetros. Su objetivo es que duplique hasta el año 2025 la capacidad de intercambio entre España y Francia, pasando de los 2.800 megavatios (MW) actuales a los 5.000

Los firmantes y la Comisión Europea quieren acelerar la ejecución de otras interconexiones
Los tres países y la Comisión Europea -dice la Declaración de Lisboa- reiteran su apoyo a la financiación con fondos europeos de los siguientes proyectos (que ya fueron identificados en la anterior cumbre): Cantegrit (España)-Navarra (España); y Marsillon (Francia)-Aragón (España), "que deberían ser acelerados con el fin de permitir su conclusión en 2027 a más tardar". Y también reiteran su apoyo a la interconexión hispano-lusa entre Vila Fria-Vila do Conde-Recarei (Portugal) y Beariz-Fontefría (España). Una vez finalizado, este último proyecto -señala la Declaración- permitirá una interconexión superior al 10% entre Portugal y España.

Y acelerar también la búsqueda de financiación
Los tres mandatarios y el comisario Arias Cañete -firmantes los cuatro de la Declaración- "manifiestan, asimismo, su pleno apoyo a la aceleración de los trabajos de preparación e identificación de fuentes de financiación en el marco europeo para la evaluación y la implementación de nuevos proyectos de interconexión eléctrica entre Francia y España".

Los firmantes reconocen que las nuevas interconexiones requerirán de un refuerzo de las redes actualmente existentes para aprovechar su capacidad. "Estos refuerzos deberían ser identificados por vía urgente y tomados en cuenta en las evaluaciones".

Gas
En cuanto al gas, los gobiernos firmantes dan por buena la «Estrategia de la Comisión Europea para el gas natural licuado( GNL) y para su almacenamiento», adoptada en febrero de 2016. En su Declaración de Lisboa, España, Portugal y Francia subrayan la "importancia estratégica" que tiene el gas natural licuado en lo que se refiere a la diversificación de las fuentes y rutas de suministro de energía en la Unión Europea, lo cual -sostienen- va a reducir la dependencia energética del Viejo Continente y a fortalecer la seguridad de suministro. Eso sí: "para ello, es esencial desarrollar infraestructuras de transporte, almacenamiento e importación" (la Declaración alude también a la importación porque ni España ni Portugal tienen yacimientos de gas, por lo que todo el gas que llegue aquí vía infraestructuras habrá de ser adquirido a otras naciones, ergo importado).

Los tres gobiernos que han suscrito la Declaración de Lisboa también "reconocen la relevancia de la firma del Tratado MibGas entre Portugal y España, que permitirá reforzar el mercado ibérico del gas y su futura integración con el mercado francés de gas, contribuyendo así al establecimiento de un mercado energético interno total".

Portugal, Francia y España reconocen el papel central que el Banco Europeo de Inversiones tiene en lo que respecta a la movilización de los recursos necesarios para invertir en las infraestructuras actuales, en alternativas o en nuevos proyectos.

"Los tres países apoyan priorizar la financiación de estas interconexiones en el marco del Mecanismo Conectar Europa (Connecting Europe Facility), los Fondos Estructurales y el Fondo Europeo para las Inversiones Estratégicas, que deberá mantenerse en el próximo Marco Financiero Plurianual, a través del Mecanismo Conectar Europa y del futuro Programa InvesEU, que cuenta, también con la participación del BEI".

Transición energética
Los firmantes aseguran que esta transición energética desempeña un rol clave en la Estrategia Europea de Largo Plazo de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero y de cara al objetivo de neutralidad carbónica 2050, compatible con los objetivos fijados en el Acuerdo de París. Los firmantes apoyan la presentación de esta Estrategia (así como la conclusión de las negociaciones del Paquete Energía Limpia para todos los Europeos, Clean Energy for All Europeans) "antes de la celebración de la vigésima cuarta conferencia de las partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (Conference of Parties -CoP- 24), que tendrá lugar en Katowice (Polonia) entre los días 3 y 14 de diciembre".

Los gobiernos francés, español y portugués reconocen en la Declaración de Lisboa las "ventajas sociales, económicas y ambientales" que se derivan de la transición hacia una energía limpia, en particular su contribución a la mejora de la calidad del aire, y la gestación de oportunidades "en términos de inversión, crecimiento y empleo".

Los tres países acuerdan "establecer objetivos nacionales ambiciosos en materia de eficiencia energética y energías renovables. Así mismo, acuerdan coordinar la elaboración de sus Planes Nacionales de Energía y Clima y compartir sus escenarios de suministro de energía".

Subastas
Los gobiernos francés, portugués y español acuerdan trabajar juntos, con el apoyo técnico de la Comisión Europea, para acelerar la transición energética. ¿Cómo? Los tres ejecutivos apuntan en la Declaración de Lisboa que se comprometen a estudiar la puesta en marcha subastas transfronterizas de producción de energía renovable y el desarrollo de bonos verdes para financiar inversiones.

Además, en aras de incentivar mejor la desfosilización del sector energético, los tres países apoyarán conjuntamente la implementación de un "precio mínimo del carbono, a escala de la Unión Europea o a través de una cooperación intergubernamental entre Estados miembros interesados".

Los firmantes también se comprometen a cooperar en materia de pobreza energética y establecer estrategias comunes de lucha.

Marco euro-mediterráneo
Portugal, Francia y España cierran su declaración con una apelación al marco mediterráneo. Los tres gobiernos se comprometen a desarrollar la cooperación en materia de energía en ese marco (ambos lados del Mediterráneo) y acuerdan trabajar con socios de la región "en el desarrollo de interconexiones que abran nuevos recursos y rutas al suministro del gas y la electricidad".

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