El día que Rusia inició la invasión de Ucrania, el 24 de febrero, escribí un editorial con el mismo titular que hoy. La tragedia de la guerra se cernía sobre Europa oscureciéndolo todo y rememorando los peores momentos de la historia del Viejo Continente. No es la única guerra del mundo, lo sabemos, pero se libra aquí al lado, nos implica de lleno y hasta ha abierto la caja de los truenos de la amenaza nuclear.
Por si fuera poco, llueve sobre mojado. Cuando se inició la guerra coleaban (lo siguen haciendo) las consecuencias de la pandemia global que ha puesto a la humanidad frente al espejo de sus limitaciones. Somos vulnerables, casi tanto como el resto de los seres vivos que nos acompañan en la aventura de la vida. Vulnerables como el planeta que nos acoge.
Aún no ha amanecido. Y nadie sabe cuándo volverá a salir el Sol. Pero lo hará. Me viene a la cabeza el vídeo que hicimos con motivo de nuestro número 200, en abril de 2021 (puedes verlo en nuestra web).
Con la canción ‘Il mondo’ de fondo, la voz en off de Chana decía:
Ya lo cantaba Jimmy Fontana: “el mundo no se ha parado ni un momento, a la noche le sigue siempre el día, y el día llegará”.
Volverá a salir el Sol. Y el mundo seguirá dando vueltas. Con nosotros. Con los que vengan detrás. Ojalá todos aprendamos a dejar en él una huella leve y pasajera, como saben hacer las energías renovables.
Y mientras tanto, que cada momento, cada giro, sea un canto a la vida.
En medio de la oscuridad, las renovables son de las pocas luces que siguen encendidas. De hecho, brillan más que nunca. Porque ahora se hace evidente que la única solución que puede evitar que la energía se convierta en arma de guerra (como de hecho está pasando) es reforzar aún más la apuesta por las renovables. Una apuesta que no va a cambiar la situación de la noche a la mañana, pero que irá reduciendo los riesgos estratégicos hasta acabar con ellos. Las renovables llevan años diciendo que, además de energías limpias y baratas, son autóctonas. El sol, el viento, el agua, la bioenergía, son nuestro gas, nuestro petróleo. Y tenemos que seguir trabajando para que cada día lo sean más.
Recuerdo la primera vez que leí esa expresión de “Más libros, más libres”. El profesor de Filosofía de COU nos pasó a todos un listado de los 100 libros que deberíamos tratar de leer en algún momento de nuestra vida. Y el título de ese listado era ese: “Más libros, más libres”. Las energías renovables, como los libros, también tienen la facultad de hacernos más libres. Como personas, como sociedad, como país, como civilización.
En las siguientes páginas encontrarás cientos de noticias que se han producido a lo largo de 2022. Y que, la mayoría de las veces, tienen a las renovables como protagonistas. Pero si eres capaz de leer un poco más allá descubrirás que también hablan de libertad.
Es lo que tienen las energías limpias, que hasta son capaces de desnudar las guerras… siempre tan sucias.
Por la paz, ¡feliz 2023!
Luis Merino
lmerino@energias-renovables.com