Cuando los primeros rayos del Sol de la mañana caen sobre China, ya lo han hecho antes sobre Japón. Que por algo es conocido como el imperio del Sol Naciente. Pero si hablamos de fotovoltaica, el auténtico imperio del Sol es China. Sin discusión. Ningún otro país, ningún otro continente le hace sombra. Porque ya no es solo la fábrica del mundo, es también el laboratorio, la mina, el mercado y hasta el banco. Un banco capaz de financiar proyectos industriales inimaginables en otros lugares del planeta.
En julio dábamos cuenta del informe “La mina, la fábrica y la tienda”, publicado por el Observatorio de la Deuda en la Globalización, que ha analizado el papel de la UE, Estados Unidos y China para controlar las “cadenas globales de suministro y el valor de las tecnologías consideradas limpias”. El informe recuerda que China empezó a construir la transición verde hace ya 20 años, con su décimo plan quinquenal. Desde entonces, ha ido ganando posiciones. Primero, rebuscando por doquier las materias primas y los minerales (críticos) que son necesarios para ejecutar esa transición. Y después, construyendo industria en suelo propio para procesar esas materias y convertirlas en aerogeneradores, módulos solares o baterías para vehículo eléctrico que luego vende al mundo entero.
Ojo a este dato: si no cambia la tendencia actual, para 2027 se espera que un 78% de los módulos fotovoltaicos, un 85% de las células y un 94% de las obleas de silicio se fabriquen en China.
No es de extrañar que salten las alarmas. WindEurope, la asociación eólica europea, alertaba el mes pasado de que China está a punto de conquistar el mercado eólico europeo. Y la fotovoltaica Solar Power Europe advertía a Bruselas de que, de no mediar una “acción inmediata”, los productores europeos se van a ver abocados a la insolvencia. Los mismos temores surgen en el sector del automóvil, que ve cómo llegan desde China nuevos modelos eléctricos con precios sin competencia. Todo ello llevó a la presidenta de la CE, Ursula Von der Leyen, a recordar el 14 de septiembre en el debate sobre el Estado de la Unión, su compromiso con la industria “made in Europe”.
Del dominio chino en la industria fotovoltaica hablamos en este número. Plasmando la visión europea pero también la china. Por eso la entrevista que le hemos hecho a Luz Ma, CEO de Chint Energy en España, no tiene desperdicio. “China está haciendo lo que Europa no ha querido hacer”, asegura. Pero tampoco tiene desperdicio el artículo de Ernesto Macías, director general de Solarwatt España, y gran conocedor del sector en Europa. “China tiene una capacidad de producción de paneles fotovoltaicos que excede con mucho la capacidad de absorción del mercado mundial”, señala Macías, que propone “concentrar las inversiones europeas en una nueva tecnología que nos permita cierta independencia. O conseguir un acuerdo con China que proporcione estabilidad”.
En medio de este debate surgen muchas preguntas. Llevamos años dedicando nuestro número de octubre al Especial Autoconsumo, que crece sin parar porque la legislación lo promueve para avanzar en la transición energética. Pero sobre todo, no nos engañemos, porque los precios actuales de una instalación fotovoltaica lo permiten.
– ¿Cuánto ha tenido que ver China con esa bajada de precios?
– ¿Qué nivel de autoconsumo tendríamos en España si no hubiera irrumpido China?
– ¿Por qué Tesla ha comenzado a bajar el precio de sus coches?
– ¿Pueden los coches chinos hacer accesible el vehículo eléctrico para la mayoría de la población?
– ¿Pueden las empresas chinas y sus precios sin competencia acabar con el tejido industrial de España y Europa? ¿Podemos permitirlo?
– ¿De qué sirve librarnos de la dependencia de los combustibles fósiles si acabamos siendo dependientes de la tecnología china y sus fabricantes?
– ¿En qué fase de la transición energética estaríamos sin China?
– ¿China nos está dando o nos está quitando?
Probablemente ninguna de estas preguntas tiene una respuesta fácil. Pero conviene ponerlas sobre la mesa para analizar a fondo los flecos múltiples de la transición energética en un mundo globalizado. Y mientras tanto, no olvides que el Sol que ha convertido a China en un imperio también brilla sobre nuestras cabezas. Y que sería un derroche inaceptable no aprovecharlo.
Luis Merino
lmerino@energias-renovables.com
