Estos hallazgos se desprenden de un estudio de AIE que actualiza anualmente los niveles de emisiones globales de CO2 relacionadas con la energía, el cual señala que, a pesar del nuevo récord, el dióxido de carbono (CO2) relacionado con la energía aumentó menos fuertemente que en 2022, "incluso cuando se aceleró el crecimiento de la demanda total de energía". En concreto, desde la AIE achacan este aumento a una "escasez excepcional de energía hidroeléctrica" debido a sequías extremas (especialmente en China y Estados Unidos), a las que responsabilizan del 40% del aumento de las emisiones en 2023, ya que estos países recurrieron en gran medida a alternativas de combustibles fósiles para cerrar la brecha.
De hecho, si no hubiera sido por la producción hidroeléctrica inusualmente baja, las emisiones globales de CO2 provenientes de la generación de electricidad habrían disminuido el año pasado, haciendo que el aumento general de las emisiones relacionadas con la energía fuera "significativamente menor", señalan desde la AIE.
Empuje renovable de las economía avanzadas
Según el informe, las economías avanzadas experimentaron una caída récord en sus emisiones de CO2 en 2023, incluso cuando su PIB creció. En concreto, "sus emisiones cayeron a su nivel más bajo en 50 años, mientras que la demanda de carbón volvió a caer a niveles no vistos desde principios del siglo XX". Esta disminución de las emisiones de las economías avanzadas fue impulsada por "una combinación de un fuerte despliegue de energías renovables, el cambio del carbón al gas, mejoras en la eficiencia energética y una producción industrial más débil". El año pasado fue el primero en el que, al menos, "la mitad de la generación de electricidad en las economías avanzadas provino de fuentes de bajas emisiones como las renovables y la nuclear".
Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE: "La transición a la energía limpia ha sido sometida a una serie de pruebas de resistencia en los últimos cinco años y ha demostrado su resiliencia. Una pandemia, una crisis energética y la inestabilidad geopolítica tenían el potencial de descarrilar los esfuerzos para construir sistemas energéticos más limpios y seguros. En cambio, hemos visto lo contrario en muchas economías".
Según el director de la AIE, la transición a la energía limpia "continúa a buen ritmo y controla las emisiones, incluso cuando la demanda mundial de energía crecerá con más fuerza en 2023 que en 2022". Sin embargo, "lo más importante es redoblar los esfuerzos para permitir que las economías emergentes y en desarrollo aumenten la inversión en energía limpia”.
De 2019 a 2023, el crecimiento de las energías limpias fue el doble que el de los combustibles fósiles. El nuevo análisis de la AIE muestra que el despliegue de tecnologías de energía limpia en los últimos cinco años ha limitado sustancialmente los aumentos en la demanda de combustibles fósiles, brindando la oportunidad de acelerar la transición hacia ellos en esta década.
Eólica y solar
El informe celebra los datos renovables del último lustro, ya que el despliegue de energía eólica y solar fotovoltaica en los sistemas eléctricos de todo el mundo desde 2019 "ha sido suficiente para evitar una cantidad de consumo anual de carbón equivalente al de los sectores eléctricos de India e Indonesia combinados, y para reducir la demanda anual de gas natural en una cantidad equivalente a la de Rusia antes de la crisis". Además, el creciente número de automóviles eléctricos en las carreteras, "que representaron una de cada cinco ventas de automóviles nuevos a nivel mundial en 2023", también jugó un papel "importante" para evitar que la demanda de petróleo (en términos de contenido energético) superara los niveles prepandémicos.
Sin embargo, no todas las tecnologías de energía limpia progresaron en 2023. Las ventas de bombas de calor cayeron marginalmente, ya que los consumidores presionados restringieron las compras de artículos caros, "lo que destaca la importancia de un apoyo político continuo para transiciones equitativas", advierten los autores del informe AIE.
China e India
La AIE señala que el despliegue de energía limpia "sigue estando demasiado concentrado en las economías avanzadas y China, lo que destaca la necesidad de mayores esfuerzos internacionales para aumentar la inversión y el despliegue de energía limpia en las economías emergentes y en desarrollo". En 2023, las economías avanzadas y China "representaron el 90% de las nuevas plantas de energía solar fotovoltaica y eólica a nivel mundial, y el 95% de las ventas de vehículos eléctricos".
El despliegue de tecnología de energía limpia por parte de China siguió avanzando, ya que "añadió tanta capacidad de energía solar fotovoltaica en 2023 como la que el mundo entero añadió en 2022". Sin embargo, un año históricamente malo para la producción de energía hidroeléctrica y la continua reapertura de su economía después de la pandemia impulsaron el crecimiento de las emisiones en China, que crecieron alrededor de 565 millones de toneladas en 2023.
En India, el fuerte crecimiento del PIB aumentó las emisiones en alrededor de 190 millones de toneladas en 2023. Un monzón más débil de lo normal aumentó la demanda de electricidad y redujo la producción hidroeléctrica, lo que representa una cuarta parte del aumento de las emisiones totales de la India. Las emisiones per cápita en la India siguen estando muy por debajo del promedio mundial.
Sobre el informe AIE
Las cifras de emisiones globales de CO2 recogidas en el informe se basan en el análisis detallado de la AIE región por región y combustible por combustible, que incluye los últimos datos oficiales energéticos, económicos y meteorológicos, disponibles públicamente. Entre sus fuentes el Centro de datos energéticos de la IEA, la información de los operadores de sistemas eléctricos de todo el mundo y publicaciones estadísticas de administraciones nacionales.
Los datos sobre el despliegue de tecnologías limpias provienen de las últimas fuentes nacionales disponibles complementadas con datos de asociaciones industriales. La demanda de petróleo se refiere al suministro total de energía a partir del petróleo crudo y los productos derivados del petróleo convertido en términos de energía utilizando factores de conversión específicos del producto.
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