El fabricante de lingotes Norwegian Crystals, uno de los históricos del continente, se declaró en quiebra el pasado 21 de agosto. La también noruega NorSun, productora de lingotes y obleas, anunciaba poco después, el 7 de septiembre, la suspensión temporal de la producción en su fábrica de Årdal y despidos también temporales (hasta finales de año). NorSun señalaba entonces con precisión el motivo: la enorme cantidad de paneles chinos de bajo precio (enormous number of low-priced Chinese modules, decía literalmente en el comunicado que publicó ese día). La llegada masiva de la FV made in China ha propiciado un crecimiento extraordinario de las existencias en Europa, donde ahora mismo –explicaba NorSun en su comunicado– hay “en stock más de un año de potencia sin instalar, lo que está afectando a toda la cadena de valor europea” (la UE añadió a su parque solar fotovoltaico casi 40.000 megavatios de potencia en 2022 y ha cerrado el 23 con más de 50.000, por lo que estaríamos hablando de un stock de dimensiones formidables).
Pues bien, apenas ocho meses después de aquellos anuncios, otro histórico, Solarwatt, echa el cierre en Dresde. Al menos, "por ahora", según fuentes de la empresa citadas por diversos medios alemanes. La noticia llega solo unos días después de aprobada la Ley de la Industria Cero Neto (Net-Zero Industry Act, NZIA), con la que Bruselas ha querido (y quiere) impulsar la fabricación en suelo UE de tecnologías limpias. El objetivo de esta norma es alcanzar el 40% de la producción necesaria para cubrir las necesidades de la UE de productos tecnológicos estratégicos (entre ellos, los paneles solares).
«La Comisión y los Estados miembros -dice la norma- apoyarán los proyectos de fabricación de tecnologías de cero emisiones netas de conformidad con el presente capítulo a fin de garantizar la reducción de las dependencias estratégicas de la Unión relativas a las tecnologías de cero emisiones netas y sus cadenas de suministro, mediante la consecución, para dichas tecnologías, de una capacidad de fabricación correspondiente a:
a) un valor de referencia de al menos el 40% de las necesidades anuales de la Unión por lo que respecta a la implantación de las tecnologías correspondientes necesarias para alcanzar los objetivos climáticos y energéticos de la Unión para 2030;
b) un aumento de la proporción de la Unión por lo que respecta a las tecnologías correspondientes con vistas a alcanzar el 15% de la producción mundial de aquí a 2040 (...), excepto cuando el aumento de la capacidad de fabricación de la Unión sea significativamente superior a las necesidades de la Unión por lo que respecta a la implantación de las tecnologías correspondientes necesarias para alcanzar los objetivos climáticos y energéticos de la Unión para 2040»
La norma plantea en fin medidas conducentes a la soberanía de la UE (industrial). Por ejemplo, fija plazos cortos para conceder un permiso para construir o ampliar proyectos de fabricación de tecnologías de cero emisiones netas. Además, e independientemente de los plazos, el procedimiento garantizará que dichos proyectos sean seguros, fiables y sostenibles desde el punto de vista medioambiental y que cumplan los requisitos medioambientales, sociales y de seguridad.
«En el caso de los proyectos de fabricación de tecnologías de cero emisiones netas, la duración del proceso de concesión de autorizaciones -explicita la norma- no debe exceder de dieciocho meses en el caso de las instalaciones con una producción anual igual o superior a 1 GW ni de doce meses en el caso de aquellas con una producción anual inferior a 1 GW. En el caso de las tecnologías de cero emisiones netas que no se miden en GW, como las redes y las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono o de transporte y utilización de CO2, deben aplicarse los límites máximos de dichos plazos»
La nueva ley establece también que cuando un Estado miembro diseñe una subasta para el despliegue de tecnologías de energías renovables podrá aplicar criterios tanto de precalificación como de adjudicación que no estén relacionados con el precio, como la sostenibilidad ambiental, la contribución a la innovación o la integración de los sistemas energéticos.
Estos criterios deberán aplicarse al menos al 30% del volumen subastado cada año por Estado miembro, mientras que la Comisión definirá los criterios de contratación y subasta y revisará el volumen subastado a la luz de una evaluación del funcionamiento del sistema. El objetivo de las medidas era (y es) paliar la competencia asiática.
A la norma, recién aprobada en el Parlamento Europeo, se ha sumado también en este mes de abril, la Carta Solar Europea, que firmaron el pasado día 15 los representantes de 21 Estados miembro, incluida España, en el marco de la reunión informal de ministros de Energía que tuvo lugar ese lunes en la capital belga.
También han firmado ese compromiso la comisaria europea de Energía, Kadri Simson, en nombre de la Comisión Europea, y representantes de la industria, como la propia Solarwatt o IBC Solar, la francesa Engie, la italiana Enel, Belga Solar, Carbon Solar, las patronales European Solar Manufacturing Council y Solar Power Europe, las compañías Amarenco, MCPV o SMA o el motor de innovación EIT Innoenergy.
Con China también en el foco
El texto reconoce que la mayor parte de la demanda de módulos solares en Europa se cubre con importaciones de un único proveedor, China, una concentración que crea "riesgos" a corto plazo para la resistencia de la cadena de valor y riesgos a largo plazo para la estabilidad de los precios de los paneles solares debido a la dependencia de proveedores de fuera de Europa. Por tanto, señala que el acceso a módulos solares asequibles procedentes de diversas fuentes, así como una cadena de valor solar europea resistente, sostenible y competitiva son necesarios para lograr una tasa de despliegue en línea con objetivos como el de alcanzar al menos un 42,5% de energías renovables para 2030, al tiempo que se mejora la seguridad del suministro y se mitiga el riesgo de interrupciones.
"Esta situación insostenible debilita la viabilidad de la producción europea existente y pone en peligro las inversiones previstas para nuevas plantas de fabricación anunciadas en los dos últimos años. Como consecuencia, algunas empresas europeas han reducido sus operaciones, han anunciado que darían prioridad a la producción en otros mercados internacionales, en particular Estados Unidos, o incluso han anunciado su cierre", advierte el documento.
Pues bien, para hacer frente a esta situación, los Estados miembro firmantes se comprometen a promover un suministro resistente de productos fotovoltaicos solares sostenibles de alta calidad en Europa, a través de la creación de condiciones marco favorables para las instalaciones de fabricación de productos fotovoltaicos y para inversiones adicionales.
En este sentido, han acordado "considerar la posibilidad de utilizar todas las oportunidades de financiación de la UE disponibles, así como las flexibilidades previstas en el Marco Temporal de Crisis y Transición de ayudas estatales para apoyar nuevas inversiones en la cadena de suministro de energía solar".
Por su lado, la Comisión Europea tiene la intención de "facilitar aún más el acceso a la financiación de la UE para proyectos de fabricación de energía solar fotovoltaica" en el marco del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, fondos estructurales o fondos destinados a la investigación.
La Ley de la Industria Cero Neto y los compromisos adelantados en la Carta llegan sin embargo tarde para fabricantes europeos como Norwegian Christals, Norsun o, ahora, Solarwatt, que en todo caso deja la puerta abierta al retorno. Desde la dirección de la compañía se insiste en ese "por ahora" que recogen diversos medios alemanes.
Artículos relacionados
• Solarwatt, fotovoltaica estrictamente Made in Germany
• “Somos un fabricante de paneles fotovoltaicos obsesionado por la calidad”
• Solarwatt alcanza una facturación de 330 millones en su 30 aniversario
• Bruselas adjudica a Francia y no a España la primera gigafactoría europea de placas solares
Resolución legislativa del Parlamento Europeo, de 25 de abril de 2024, sobre la propuesta de Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo por el que se establece un marco de medidas para reforzar el ecosistema europeo de fabricación de productos de tecnologías de cero emisiones netas (Ley sobre la industria de cero emisiones netas)