En Brasil existe una capacidad instalada fotovoltaica destinada a la generación distribuida del orden de los 2,3 GW, situada en residencias, tiendas, industrias, productores rurales, edificios públicos y pequeñas parcelas a partir de cerca de 200 mil sistemas. La fotovoltaica abarca el 99,8 % del tipo de esas conexiones del país.
Según se asegura desde Absolar, a partir de 2012, cuando se autorizó su instalación, se han invertido en este ámbito más de 2,3 mil millones de dólares.
Otros datos presentados abundan en que la fotovoltaica distribuidaestá presente en más del 79,9 % de los municipios brasileños. Si se desglosa por tipo de usuarios, los consumidores residenciales lideran en sistemas instalados, con el 72,6 % del total; le siguen empresas de los sectores de comercio y servicios, 18 %; consumidores rurales, 6,3 %; industrias, 2,7 %; entidades públicas, 0,4%; y otros, como los servicios públicos, 0,04 % y alumbrado público 0,01 %.
El presidente de la Junta Directiva de Absolar, Ronaldo Koloszuk, afirmó que el uso de fotovoltaica en los agronegocios ofrece competitividad a los productores rurales, ya que reduce costos de electricidad y aumenta la seguridad energética. "Protege al consumidor contra aumentos en las tarifas de electricidad, aumenta el suministro de electricidad en la propiedad rural, hace que la producción en el campo sea más limpia y sostenible y agrega valor a la marca del productor rural", dijo.
Por su parte, el director ejecutivo de la entidad, Rodrigo Sauaia, explicó así que existen varias aplicaciones fotovoltaicas posibles en el sector rural: "La tecnología es extremadamente versátil y se puede utilizar para bombear e irrigar agua, para enfriar carne, leche y otros productos, para regular la temperatura para la producción de aves y pollos, en iluminación, en cercas eléctricas, en telecomunicaciones, en el monitoreo de la propiedad rural, entre muchas otras funcionalidades. La sinergia entre el agronegocio y la energía solar fotovoltaica es enorme".