El acuerdo -informa la empresa- contempla un límite de garantías para la emisión de avales, por valor de 60 millones de euros, que se destinarán a iniciativas y proyectos verdes. Al mismo tiempo -continúa FRV-, estos avales "ayudarán a materializar la apuesta de ambas instituciones [BBVA y FRV] por el cuidado medioambiental, al tener un impacto directo sobre dos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas: energía asequible y no contaminante (ODS 7) y acción por el clima (ODS 13)". Según el director de Inversiones y tesorero de FRV, Javier Huergo, "este acuerdo que nos concede una financiación exclusivamente destinada a proyectos verdes, nos permite seguir promoviendo el acceso a energías renovables mediante soluciones que contribuyen al desarrollo sostenible de las comunidades en las que estamos presentes".
Pablo Ortega, director de relación de Banca de Empresas de BBVA en Madrid (FRV tiene su sede en Madrid): “desde BBVA queremos apoyar a nuestros clientes en sus estrategias de sostenibilidad porque consideramos que es un elemento clave para garantizar su competitividad en un mundo que avanza hacia un modelo energético más limpio y sostenible”, ha señalado"
FRV considera España "un mercado estratégico"
A finales del año 2018 -informa FRV- comenzó la construcción de La Solanilla en la localidad de Trujillo, Extremadura, donde el equipo fundador de FRV comenzó su trayectoria en el sector hace más de 12 años. La empresa calcula que esta nueva instalación solar fotovoltaica (de cincuenta megavatios dc, 50 MW dc) generará alrededor de 103 gigavatios hora de electricidad al año, "suficiente para abastecer alrededor de 25.000 hogares españoles y evitar la emisión de un kilogramo de CO2 por hora". FRV calcula que la instalación empleará a unas 300 personas durante la fase de construcción, "de los que se espera mantener cinco una vez que la planta entre en operación a finales de este año".
Como parte de su compromiso social, la compañía informa que ha otorgado, en colaboración con el Instituto de Empresa (IE), una beca Young Talented Leaders relacionada con el proyecto a un estudiante extremeño que podrá empezar a cursar en septiembre sus estudios de Grado en el IE.
Credenciales
FRV recuerda que ha actualizado su política de sostenibilidad durante el bienio 2018-2019 y, además de comenzar la implantación de un Sistema Integrado de Gestión que incluye la Gestión Ambiental, ha puesto en marcha procesos específicos de ámbito global para detectar y minimizar posibles impactos sobre el medio ambiente de su actividad. La empresa se define como "una compañía líder mundial en desarrollo de energías renovables en mercados como Australia, Asia, Medio Oriente, África, Europa y América Latina".
El modelo de negocio de FRV "combina la propiedad de una cartera diversificada de activos de generación de energía limpia en sus mercados clave, buscando la optimización operativa y financiera a largo plazo, con un mayor enfoque en las necesidades del cliente". La compañía espera una inversión de más de 4.000 millones de dólares en los próximos cinco años que prevé casi septuplicará la capacidad total instalada, "pasando de 900 megavatios en 2019 a 5.800 megavatios en 2024".
Creado en 2012, Abdul Latif Jameel Energy se define como "productor independiente de energía y proveedor de servicios de primer nivel en el sector de las energías renovables, con intereses en 16 países del mundo con capacidades en energías renovables, incluida la energía solar fotovoltaica, eólica, soluciones de residuos a energía y medioambientales, incluyendo desalinización, tratamiento de agua y aguas residuales".
Sobre BBVA
BBVA es un grupo financiero global fundado en 1857 que se ha autoimpuesto lo que denomina el Compromiso 2025, por el cual se autoimpone la obligación de movilizar 100.000 millones de euros hasta 2025 en financiación verde, infraestructuras sostenibles, emprendimiento social e inclusión financiera. Según los datos que ha difundido, el banco "ha liderado en 2018 un total de 17 operaciones en Europa y América para clientes de diversos sectores y ha sido la entidad que ha actuado en más ocasiones como coordinador y/ o agente sostenible. A cierre de junio de 2019 ha liderado otras 11 operaciones".
Críticas ecologistas
Según Ecologistas en Acción, por el contrario, el BBVA se encuentra en la lista de los bancos que más han contribuido a la expansión de nuevos combustibles fósiles desde la firma del Acuerdo de París. Desde el año 2016 (el Acuerdo de París se firmó en el 15), el BBVA -denuncia Ecologistas- ha aumentado su inversión en algunos de los combustibles fósiles más sucios del planeta como el petróleo y el gas de fracking o el desarrollo del Gas Natural Licuado.
"Las emisiones de gases de efecto invernadero del gas natural, y del gas de esquisto en particular -explican los ecologistas-, son recurrentemente, y de forma creciente, puestas bajo el foco por la comunidad científica, que alerta de su gran contribución al cambio climático por las fugas de metano hasta ahora infravaloradas por los organismos oficiales". Asimismo -continúa Ecologistas-, el BBVA ha mantenido una fuerte inversión en el carbón y "en otros combustibles fósiles de alto impacto climático como las arenas bituminosas o las perforaciones en el Ártico o en aguas ultraprofundas tampoco ha sido desdeñable".
Ecologistas en Acción considera los compromisos del BBVA como "muy insuficientes"
El BBVA promueve una imagen de comportamiento climáticamente responsable. Sin embargo -apuntan los ecologistas-, aunque el Banco alude en su estrategia de cambio climático a una cantidad de 22.132 millones de euros de inversión en finanzas sostenibles, esa es en realidad "una cantidad inferior a los 23.370 millones de euros de exposición a los combustibles fósiles que el propio banco reconoce, pero es que además los compromisos de desinversión son muy parciales e insuficientes". Estas son las cuatro críticas clave de Ecologistas:
• En primer lugar, solo se compromete a excluir de sus proyectos de inversión o financiación a aquellas compañías energéticas y mineras cuya actividad provenga en más de un 40% del carbón, algo que, aunque parezca un buen propósito, no está en línea con los objetivos climáticos anteriormente expuestos. Además, ni siquiera este compromiso es muy estricto, pues en caso de que dichas empresas tengan una estrategia de diversificación en marcha, cuyos criterios o plazos el banco en absoluto especifica, el umbral del 40% ya no aplica.
• En segundo lugar, el banco no excluye algunas de las actividades más sucias de sus compromisos de desinversión, como el fracking (fractura hidráulica del subsuelo para la extracción de gas natural, que es un combustible fósil).
• En tercer lugar, el BBVA no excluye las infraestructuras concomitantes a los combustibles fósiles de su cartera de posibles inversiones. Tal es el caso de oleoductos y gasoductos.
• Por último, el banco solo hace compromisos explícitos en relación a sus inversiones corporativas, pero no dice nada respecto a sus ramas de gestión de fondos y de seguros, lo cual hace pensar que estas políticas de responsabilidad no aplican a estos sectores, que sin embargo mueven miles de millones de euros.
Por todo ello, Ecologistas en Acción "hace un llamamiento a los accionistas a poner estos asuntos sobre la mesa si quieren mostrar un compromiso real con la conservación del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático". Además -alertan los ecologistas-, los accionistas deberían ser conscientes "del riesgo financiero que pueden suponer las inversiones sucias para el banco, habida cuenta del creciente número de demandas que organizaciones ciudadanas, instituciones y gobiernos presentan contra las empresas que causan el cambio climático, y que bien podrían empezar a afectar a bancos fósiles como el BBVA".
También Greenpeace ha criticado duramente al BBVA. La organización ecologista lanzó hace solo unas semanas una recogida de firmas para pedir al banco que se desvincule de las industrias canadienses que están trabajando en la extracción de crudo de las arenas bituminosas. En esa misiva, Greenpeace solicita de la dirección del BBVA, "que amplíe sus compromisos de lucha contra el cambio climático, la protección de la biodiversidad y los derechos de los pueblos indígenas, y se desvincule totalmente de la destrucción llevada a cabo por el sector de extracción del petróleo de arenas bituminosas y también de sus infraestructuras de transporte asociadas".
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