En los últimos cinco años, Nikolaisen, ha tenido la oportunidad de charlar con muchos responsables de operación de parques eólicos sobre el rendimiento energético y la optimización de los aerogeneradores. “Por desgracia para una industria con tanto éxito –explica–, me he encontrado con mucha desconfianza, especialmente entre los operadores de parques y los fabricantes de aerogeneradores. Nadie parece confiar en nadie. Y esto está retrasando nuestra industria. Entre otras cosas, hace la innovación más difícil y se desperdicia mucho tiempo en discusiones estériles”.
El responsable de ROMO Wind se pregunta cómo puede pasar esto en una industria que ha crecido de manera tan espectacular. Y achaca parte de esa falta de confianza al hecho de que no haber sido capaces de medir y controlar el rendimiento de la turbina con precisión. “Así que cuando la producción no es la esperada pasan dos cosas: los operadores tienden a pensar que los aerogeneradores no están funcionando bien y los fabricantes de máquinas culpan al viento”.
Es un bucle perfecto para iniciar discusiones interminables. “El conocido estándar del mástil es demasiado caro, demasiado poco práctico y demasiado impreciso para darnos la transparencia que necesitamos si queremos reducir la tensión innecesaria que afecta a nuestra industria”, opina Nikolaisen.
Y hace su propia reflexión para tratar de superar este reto. “En mi opinión los fabricantes de aerogeneradores deberían pensar de nuevo si ese enfoque de ‘vendemos turbinas pero los datos nos pertenece’ es útil a largo plazo. Los operadores tienen que aceptar la necesidad de invertir en medios y tecnologías que les ayuden a comprender mejor el rendimiento de sus máquinas. Y los jugadores independientes como ROMO Wind tienen que venir con nuevas soluciones para medir ese rendimiento, de forma que cualquiera pueda confiar en todos los aerogeneradores, en todo momento y en cualquier lugar”.
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