Treinta mil megavatios instalados a lo largo de toda la historia y trece mil, en la rampa de lanzamiento. El sector eólico nacional está disparado, frenético. Los grandes actores del sector, los clásicos y los más jóvenes, llevan ya tiempo en el circuito de la tramitación, circuito a veces retuerto, a veces prístino, que ha de conducirles a la conexión a red. El sector lleva ya varios años quejándose de la falta de funcionarios (que tramiten en tiempo y forma sus proyectos) y lleva ya varios años solicitando prórrogas administrativas para llegar a tiempo (el Gobierno estableció un procedimiento cuajado de hitos para que todos los promotores fuesen cubriéndolos a su debido tiempo so pena de perder el derecho a seguir tramitación y ser apeados de la carrera). El atasco es monumental en todas las ventanillas de la administración. Y el Gobierno lo sabe. Por eso ha aprobado ya varias prórrogas con el fin de que ningún proyecto maduro quede fuera de juego por culpa del papeleo. Esta misma semana la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, anunció que el hito del 25 de julio (autorización de construcción) será aplazado en seis meses.
En la actualidad, en todo el territorio nacional, en la carrera de la tramitación, hay proyectos renovables que suman 43.000 megavatios de potencia (el 80%, fotovoltaica; y el 20%, eólica), 43 gigavatios que debían obtener la "autorización de construcción" antes del próximo 25 de julio "o decaer y volver a iniciar toda la tramitación administrativa tras obtener nuevamente los permisos de acceso y conexión a la red, de acuerdo con el calendario de hitos establecido por el RDL 23/20". Pues bien, según fuentes del Ministerio, "al aplicar el régimen de protección ambiental español, entre los más restrictivos de la UE, muchos de estos proyectos han obtenido una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) condicionada a modificaciones sustanciales, como soterrar una línea eléctrica o reducir o cambiar la ubicación de las instalaciones, lo que ha derivado en la necesidad de acometer nuevas consultas públicas". Además -continúa el Ministerio-, la elevada concentración de proyectos en poco tiempo dificulta que las fábricas nacionales y europeas puedan cubrir la demanda de equipos, generando el riesgo de aumentar las importaciones y, por tanto, reducir la autonomía estratégica.
¿Conclusión? Prórroga de seis meses, "lo que supone -ha reconocido el presidente de AEE durante su discurso- un alivio para los promotores que han dedicado medios humanos y materiales al desarrollo de estos proyectos y para unas administraciones centrales y autonómicas que han realizado un esfuerzo encomiable en unas condiciones complicadas de disponibilidad de recursos y durante un periodo que ha contado con dos convocatorias electorales".
El problema es que aplazar seis meses el atasco de la carretera de la tramitación, atasco detectado en el kilómetro de la Autorización Administrativa de Construcción, solo se va a traducir en un desplazamiento (seis meses) de ese atasco. "La ampliación de plazos -ha dicho Díaz Vega- comprime todavía más el plazo desde el inicio de construcción hasta el inicio de explotación de los parques, lo que supone una mayor tensión, si cabe, para toda la cadena de suministro, fabricación, logística y construcción del sector eólico".
La Asociación alerta: esta situación "abre una peligrosa vía de entrada a competidores con fabricación fuera de Europa, que podrían entrar -ha advertido el presidente de AEE- en proyectos a los que los fabricantes europeos no podamos hacer frente". Es decir, que el presidente de AEE ha pedido más tiempo a la ministra para que a los fabricantes españoles les dé tiempo a preparar sus líneas de producción y puedan ser ellos (y no otros) los que suministren las máquinas y componentes que van a necesitar esos 13.000 megas.
Juan Diego Díaz Vega, presidente de la Asociación Empresarial Eólica: "este escenario conlleva unos retos enormes. Uno de ellos es el de instalar el mayor contingente de potencia eólica de la historia, más de 13 GW eólicos con la aprobación ambiental ya conseguida, en un plazo récord, para no perder el acceso a la red, lo que implica un desafío para toda la cadena de valor. Y el desafío no solo afecta a este conjunto de proyectos, ya que vienen más, de forma constante y en un número muy grande. En definitiva, la velocidad de crucero en la tramitación de proyectos ha mejorado y debe mantenerse"
En su discurso inaugural, Díaz Vega ha aludido a los otros dos grandes problemas del sector: la caída de la demanda (en mínimos históricos de los últimos veinte años) y las redes (que deben reforzarse, modernizarse y adaptarse a todos los nuevos retos a los que se enfrentan).
"Es esencial -ha dicho Díaz Vega- disponer de las infraestructuras necesarias para evitar congestiones que implicarían vertidos estructurales a futuro". Por vertido se entiende la desconexión de un parque eólico o fotovoltaico porque la electricidad que genera en ese momento no "cabe" en la red -porque esta es endeble-, o desconexión porque no hay demanda suficiente. ¿Y cuándo no hay demanda suficiente? Pues por ejemplo una noche en la que, por un lado, sopla mucho el viento en toda España, mientras que, por otro, buena parte de la ciudadanía duerme y la mayoría de la industria está parada, o sea, que hay una demanda baja.
La clave (o una de las claves) para evitar que se desperdicie toda esa electricidad limpia que podemos producir pasa -según AEE- por (1) mejorar las redes ("una revisión del enfoque de la planificación de la red debería ser una de las prioridades, haciéndola más ágil y flexible") y (2) incrementar la demanda eléctrica. ¿Cómo? Electrificando usos. Es decir, sustituyendo cocinas de butano por vitrocerámicas. O sustituyendo vehículos diésel por coches eléctricos. O sustituyendo calefacción de gas natural por bomba de calor (o cualquier electrodoméstico equivalente). Díaz Vega ha hablado del hidrógeno (producir H2 con energías renovables) y de la capacidad que tiene España para atraer nueva industria.
"Este -ha dicho Díaz Vega- debe ser el año de la Europa Industrial, con políticas valientes y ágiles. Tenemos que seguir diseñando y fabricando aerogeneradores y sus componentes en Europa, con estructuras de coste europeas para seguir liderando la eólica mundial". Hay mucha preocupación en el sector por la falta de apoyo público de la UE y ante las políticas proteccionistas que para sus respectivas industrias nacionales están implementando China, como es ya tradicional, y Estados Unidos, a través ahora de la Inflation Reduction Act. El sector eólico nacional (y europeo) se quejan de los oídos sordos de Bruselas, que ahora parece más pendiente de otros asuntos, mientras asiáticos y americanos ganan posiciones.
