El sector eólico cerró el pasado mes de diciembre un ejercicio -2019- realmente formidable: 60.400 megavatios de nueva potencia fueron instalados a lo largo de los doce meses del año pasado, guariemo que ha alumbrado el segundo mejor balance anual de todos los tiempos. Europa se anotó 11.741 de esos megavatios, cerrando así mismo un ejercicio extraordinario (crecimiento del 30% sobre la potencia instalada un año antes, en 2018). En ese contexto concreto, el Consejo Global de la Energía Eólica (Global Wind Energy Council, GWEC) estimaba entonces -diciembre del 19- que el parque eólico global crecería en 75.000 megavatios en 2020. Siete meses de pandemia después, el horizonte es evidentemente otro: el sector ha ralentizado su actividad, pero no ha parado, ni mucho menos. Según la asociación de la industria eólica europea, WindEurope, el Viejo Continente ha instalado en los seis primeros meses de este año 5.064 megavatios de nueva potencia eólica, casi la cuarta parte de ellos, mar adentro. Alemania, Francia y España encabezan la clasificación, con 591, 494 y 446 megavatios de nueva potencia eólica instada, respectivamente. Muy cerca se encuentran Suecia y Polonia, con 389 y 339 megas.
WindEurope considera que el sector al que representa -el sector eólico europeo- puede constituirse en una auténtica palanca en la recuperación económica postCovid: palanca para la reactivación económica y clave para la materialización de los objetivos energético-climáticos que se ha fijado la Unión Europea para el año 2050, fecha en la que el Viejo Continente quiere alcanzar la neutralidad climática. "Con un marco regulatorio adecuado -explican desde la asociación-, la energía eólica se compromete a crear empleo inmediato y duradero". En ese sentido, el sector -insisten en WindEurope- ya ha demostrado su resiliencia frente a la pandemia tanto en lo que se refiere a la producción de energía en los parques ya instalados como en lo que respecta a la instalación de nuevos parques, pero -alertan desde la asociación- los gobiernos (la legislación y los marcos regulatorios que producen) continúan siendo pieza clave para que el sector pueda crear empleo, y, en ese sentido, reivindican dos líneas de trabajo: (1) los gobiernos deben comprometerse a elaborar calendarios precisos de subastas de potencia renovable, y (2) deben facilitar los procedimientos administrativos.
WindEurope: «los legisladores deben asegurar un máximo de claridad en el diseño de las subastas y precisar los calendarios, en particular durante la fase de recuperación. Unas subastas adecuadamente diseñadas colocarán a Europa en la vía de salida de una más rápida recuperación económica»
Las alertas ya están sonando, en todo caso. WindEurope cita el caso de Vestas, el fabricante de aerogeneradores número uno del mundo, que ha anunciado 150 despidos en Dinamarca. Según la patronal, este es solo un ejemplo que sigue a otros casos de pérdidas de empleo que han experimentado otros fabricantes de turbinas de Europa este año; y toda esa casuística -subrayan- no está vinculada al Covid19. WindEurope ve la solución en los Planes Nacionales Integrados de Energía y Clima que han enviado los estados miembros de la Unión Europea a Bruselas. "La mayoría de los planes y de los calendarios de subastas son positivos -reconoce el presidente ejecutivo de WindEurope, Giles Dickson-, pero lo que hace falta ahora es que los gobiernos pasen a la acción y traduzcan esos planes en legislación concreta". Dickson pide así calendarios concretos para subastas con reglas y diseños adecuados. Si los gobiernos no aclaran todos esos extremos y establecen procedimientos administrativos ágiles, "no alcanzarán los volúmenes de potencia eólica que han fijado como objetivo en sus Planes Nacionales y estos -advierte Dickson- quedarán en algo puramente académico".