“Navarra será el asombro del mundo”, escribió William Shakespeare en su obra ‘Trabajos de amor perdidos’, una comedia que transcurre en la corte del rey Fernando de Navarra en el siglo XVI. Lo recordaba el pasado martes Esteban Morrás, al inicio de la conferencia que se convirtió en uno de los principales atractivos de la jornada sobre el sector eólico de Navarra, organizada por Enercluster.
“Nosotros éramos un David, y acertamos a darle entre los ojos al gigante de los combustibles fósiles en 1989”, cuando se creó EHN, Energía Hidroeléctrica de Navarra. Así arrancó la historia de un descomunal proyecto en el que Navarra se involucró hace tres década para desarrollar las renovables. Y, efectivamente, para asombrar al mundo.
“El proyecto eólico de Navarra es una gran obra de ingeniería. Nadie hasta entonces se había planteado retos de este nivel. En 1995, cuando en todo el mundo había 4.000 MW eólicos instalados, Navarra se propuso instalar 1.000 MW. Recuerdo que el entonces presidente de Vestas dijo que aquello era una locura”. Pero para entonces EHN ya había tomado muchas decisiones de este pelo. Morrás repasaba los hitos salpicándolos de anécdotas. Hasta hacía que pareciese fácil.
Como cuando tuvieron que comprar terrenos en la comarca de Pamplona para construir las torres de medición de viento. O cuando se enteraron de que Luis Martín, director de regulación de Red Eléctrica, se jubilaba. “Al día siguiente estábamos en Madrid para ficharle”. En 1994 se puso en marcha el primer parque eólico de Navarra, en la sierra de El Perdón, con seis aerogeneradores. “Producían cuatro veces más que la media de los parques eólicos de aquella época”. Pero para eso fue necesario trabajar mucho en adaptar las máquinas a las condiciones de viento de las montañas, algo que no habían hecho los fabricantes europeos, que habían diseñado sus aerogeneradores básicamente para terrenos llanos. “Aquí desarrollamos infinidad de soluciones y aportamos avances muy importantes en riesgos laborales”.
Por entonces Navarra acababa de pasar conflictos sociales de mucho calado relacionados con el medio ambiente, como el pantano de Itoiz o la autovía de Leizarán. “Así que desde el primer momento apostamos por la máxima transparencia, por la comunicación y por tratar de transmitir a la gente los beneficios que la energía eólica supondrían para Navarra. En poco tiempo casi 300.000 personas –Navarra tiene hoy una población de 640.000 habitantes– habían visitado los seis primeros aerogeneradores instalados en El Perdón. Y para mi esta fue una de las claves del proyecto”.
EHN tomó otras decisiones que contribuyeron a generar confianza y apoyo social. Sus proyectos se localizaban sobre todo en zonas humanizadas para evitar de ese modo el deterioro de entornos naturales. Y cuando se analizaron los impactos sobre algunas poblaciones de buitres se tomaron medidas como la instalación de comedores en áreas alejadas de los parques. “Algo habremos contribuido a que la población de buitres en Navarra haya pasado de las 400 parejas que había cuando empezamos, a las 6.000 que hay hoy”. También dijo que “una de las claves del éxito de EHN y de la implantación de la eólica es la conciencia ambiental de la sociedad navarra”.
Y para que esos beneficios de la eólica se hicieran tangibles entre los ciudadanos, “construimos los parques en terrenos comunales y dimos el 2% de la facturación a los vecinos de los pueblos donde se instalaban”. Esteban Morrás recordaba que el emplazamiento de El Perdón fue denegado inicialmente porque el Camino de Santiago pasa precisamente por ahí. “Así que encargamos las esculturas de los peregrinos a Vicente Galbete, que las forjó con los restos del acero de las torres de los aerogeneradores”. Y que son hoy uno de los paisajes más fotografiados del Camino. “En 1998 el 81% de los navarros estaban a favor de la energía eólica. Y solo el 3% en contra”.
EHN entró a formar parte de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), “y en 1997 nos trajimos a 23 diputados de la Comisión de Industria del Congreso durante tres días a Navarra”. Esa visita se produjo justo cuando se estaba debatiendo la Ley del Sector Eléctrico, fundamental para el desarrollo futuro de las renovables. Y resultó trascendente.
El 30 de noviembre del año 2000, EHN recibió el premio a la Mejor Empresa de Energías Renovables del mundo, concedido por el Financial Times. El galardón fue recogido por la presidenta de la empresa, Nuria Iturriagagotia, en una cena celebrada en Nueva York, en la que también estuvieron presentes Esteban Morrás, consejero delegado de la empresa, Fermín Gembero, director gerente, y Jesús Barbería, representante de EHN en Estados Unidos.
Un año después consiguieron un crédito de 963 millones de euros. Una noticia que nosotros contamos todavía en pesetas. El acuerdo se firmó con 53 bancos para construir 2.000 MW, y fue asegurado por cinco entidades financieras. Por entonces era el crédito de mayor cuantía concedido en el mundo en el sector de las energías renovables y la mayor operación de financiación de proyecto realizada hasta la fecha en España.
En 2002, EHN e Iberdrola se separan. Iberdrola tenía entonces un 37% del capital de EHN y quería llegar al 60%. “EHN intentó ser la cabecera de renovables de una fusión a tres bandas entre Iberdrola, Endesa y EHN. No funcionó. EHN se vende entonces a Acciona. Pero no podemos olvidarnos que EHN fue el germen del que luego nacerían Gamesa, Acciona Energía, Iberdrola Renovables, Ingeteam…”.
Ante una foto de Pamplona en pleno encierro de San Fermín, Morrás hizo esta reflexión: “Somos una ciudad capaz de atraer a mucha gente para ver correr a los toros por la calle. Que vengan a vernos también por las renovables. Partimos del podio. Si una empresa busca talento en el mundo para desarrollar proyectos eólicos, se podría plantear hacerlo en Pamplona, Copenhague y Hamburgo. Pero fue Navarra la que definió el modelo con el que las renovables se han convertido en lo que son”.
Morrás también dijo que “probablemente hoy, además de turbinas vendería kWh, porque eso te abre enormemente el abanico de clientes”. Y mirando a futuro cree que “Navarra podría intentar hoy con el coche eléctrico y autónomo lo mismo que hizo con la eólica. Tenemos que convertirnos en el primer destino formativo–educativo en renovables. Podemos ser el Harvard de las renovables. Navarra puede y debe reeditar sus momentos de protagonismo en el sistema energético mundial”.
Al final de su conferencia, Esteban Morrás tuvo un recuerdo emocionado para la gente, con nombres y apellidos, que ha hecho posible la historia de EHN y de la eólica en Navarra. “Para mi el momento más bonito es el de Fredi –que estaba escuchándole entre el público sentado en su silla de ruedas–. Tuvo un accidente cuando trabajaba en la planta de biomasa de Sangüesa y pasó siete meses haciendo rehabilitación en el centro de parapléjicos de Toledo. Su obsesión era poder volver a Navarra para estar en la fiesta de Navidad de EHN. Y consiguió llegar”.
Probablemente, porque hay historias que merece la pena vivir. Y a las que hay que llegar cueste lo que cueste.
Nota: La foto del Renovables en persona es del 1 de diciembre de 2009. Se la hice durante la cena de homenaje en la que APPA le nombró primer Socio de Honor.