El nuevo mapa interactivo de la AEE recoge las 227 instalaciones que el sector tiene en el país a día de hoy (instalaciones que abarcan el 100% de la cadena de valor eólica: fábricas de torres, centros industriales para la producción de componentes, plantas de ensamblaje, logística...). Además, el mapa señala los puertos con actividad eólica, habida cuenta de que España es el tercer país exportador de aerogeneradores del mundo: un hub de fabricación de escala global, según destaca AEE. Además, somos la quinta nación por potencia eólica instalada. Semejante expediente solo ha sido posible gracias a que el sector se asentó y consolidó muy pronto en el país. Tan pronto como que en 2009, hace pues más de una década, ya operaban aquí casi 20.000 megavatios de potencia, todo un parque eólico nacional tras el cual había entonces, y hay ahora, una larga y diversa cadena de valor: centros de producción de palas, de componentes, para la prestación de servicios de Operación y Mantenimiento (OyM). Pues bien, el mapa interactivo de la AEE da los cuatro datos clave de todas y cada una de esas piezas del formidable mecano eólico nacional. A saber: el nombre de la empresa, la actividad específica desarrollada, la categoría a la que pertenece y la localidad donde se ubica.
Para dimensionar en su justa medida el sector eólico nacional, repasamos aquí sus números más significativos
Según el Anuario AEE 2020, que presentó el mes pasado la Asociación Empresarial Eólica, en España hay 20.940 aerogeneradores instalados; 1.203 parques eólicos distribuidos por más de 800 municipios. El sector eólico nacional emplea directamente a más de 13.000 personas (24.000, si sumamos empleo indirecto), cuenta, como se dijo al principio, con 227 centros industriales (repartidos por 16 de las 17 comunidades autónomas) y exporta productos y servicios por valor de casi 2.200 millones de euros (España es el tercer exportador del mundo de aerogeneradores, solo por detrás de los pioneros, Dinamarca, y de la locomotora de Europa, Alemania). Según el mismo Anuario, la eólica aportó el año pasado al mix eléctrico nacional el 20,8% de la electricidad que demandó el país (en 2018 fue un 19%), evitó la emisión de 28 millones de toneladas de CO2 (que sí habríamos enviado a la atmósfera si hubiéramos generado esa electricidad quemando carbón) y ahorró al país la importación de 10,7 millones de toneladas equivalentes de petróleo (las que hubiesen sido necesarias para producir una cantidad de electricidad equivalente a la que produjo el viento en nuestros aerogeneradores).
España puso en marcha en los doce meses del curso pasado, 2019, más capacidad en tierra firme (2.243 megavatios) que la formidable Alemania (1.078); más potencia que Francia (1.336 megas) y Reino Unido (629) juntos; más megavatios que los 20 países de la Europa del Este. Tras años de estrangulamiento (el Gobierno Rajoy dejó pasar todo un quinquenio sin convocar una sola subasta de potencia renovable), la eólica ha vuelto por sus fueros (el sector no instalaba 2.000 megas desde el año 2009). Durante este último ejercicio (2019), la actividad ha sido febril. De muestra, un par de ejemplos: Aragón ha instalado más del doble de potencia que toda Italia. Galicia, más que Bélgica y Holanda juntas. Los números (relativos a la potencia instalada en este 2020) no son tan formidables como los del año pasado, pero el sector no ha parado, ni mucho menos. Así, hoy, y según Red Eléctrica, que es el operador del sistema eléctrico nacional, España cuenta (dato de julio) con 26.479 megavatios de potencia instalados. La eólica puede presumir así de que ya cuenta con más potencia en operación que cualquier otra tecnología de generación. Sobre el particular, léase El gas, destronado tras 13 años como tecnología Top 1 del sistema eléctrico español.