Finlandia, Vietnam, Estados Unidos, Bélgica, Corea... La geografía de la eólica marina se diversifica; GWEC estima que los parques offshore llegarán a la India alrededor del año 2022-2023. En el extremo Oriente, Taiwán se perfila como una gran plataforma de fabricación y distribución de tecnología eólica marina (Siemens Gamesa ha elegido esa isla como rampa de lanzamiento de su marca marina en Asia). En 2016, la compañía europea ejecutó frente a las costas de aquel país su primer parque eólico marino, el proyecto piloto Formosa 1 (de ocho megavatios), y hace apenas unas semanas, el fabricante germano español anunció que el consorcio propietario de Formosa le ha solicitado le suministre veinte aerogeneradores de seis megas para añadir a los ocho megavatios ahora instalados, lo que elevará la potencia del parque a 128.
Las inmediaciones del Delta del Mekong, en Vietnam, constituyen otro de esos espacios objeto de interés por parte del sector. Sus aguas, someras, y sus vientos, poderosos, van a convertir a Vietnam -anuncia GWEC- en una de las naciones pioneras de la eólica marina en Asia (Vietnam cuenta ahora mismo con 99 megas instalados en el agua). Queda lejos, en todo caso, del gran gigante asiático: China, que cuenta ya con 2.788 megavatios de potencia marina instalados (de ellos, 1.164 fueron puestos en marcha el año pasado). Corea del Sur y Japón son las otras naciones de Oriente con parques marinos en marcha. Asia se halla en todo caso lejos aún de los números del Viejo Continente. En Europa, hay ahora mismo más de 15.000 megavatios en el mar.
Reino Unido y Alemania han sido en 2017 las dos naciones europeas más dinámicas en materia de eólica marina. Los británicos han visto crecer frente a sus costas, a lo largo de los doce meses de ese año, nada más y nada menos que 1.680 megavatios nuevos. Los alemanes, 1.247. Bélgica, 165. En total, el parque eólico marino global ha crecido en 4.334 megavatios de potencia hasta alcanzar los 18.814 megas acumulados (crecimiento pues del 30%). El peso de la eólica marina en el mercado continúa siendo escaso (apenas un 8%) en comparación con el de la terrestre (el 92% restante), y solo representa el 3,5% de la potencia eólica total instalada, "pero está creciendo -apuntan desde GWEC- muy rápidamente", entre otras cosas, gracias a la vertiginosa caída de los costes.
El sector está recorriendo su curva de aprendizaje a una velocidad extraordinaria
Según el Consejo Global de la Energía Eólica, el coste de los proyectos que está previsto sean ejecutados durante los próximos cinco años ha caído a la mitad del registrado durante el quinquenio precedente. 2017 pasará a la historia como el año del primer parque eólico marino que no recibirá subsidio alguno (en Alemania). Y es que tanto la tecnología eólica propiamente dicha, como el montaje -en entornos ambientales durísimos- han mejorado a una velocidad de vértigo, lo cual ha abaratado el producto hasta extremos impensables hace muy poco tiempo. Las máquinas, además, son cada vez más poderosas. GWEC vislumbra aerogeneradores de más de diez megavatios "en un futuro no muy lejano". En ese sentido, menciona el caso de GE, que espera poner en marcha -en operación comercial- su primera máquina Haliade de doce megavatios (y rotor de 220 metros de diámetro) en 2021, es decir, en poco más de 30 meses.
Más aún: el Consejo Global de la Energía Eólica vislumbra ya -en la década de los veinte- máquinas de más de 20 megavatios que podrían operar sobre plataformas flotantes ubicadas en aguas profundas, lo cual abriría y abre unas expectativas formidables para el sector.