La energía eólica marina protagoniza uno de los ejes estratégicos de la sexagésima segunda edición del Congreso de Ingeniería Naval e Industria Marítima que organiza estos días el Colegio Oficial de Ingenieros Navales y Oceánicos de España en el Palacio Euskalduna de Bilbao. En la ponencia inicial del segmento dedicado a la Energía Eólica Marina (asunto que tiene por primera vez espacio propio y relevante en el Congreso), el jefe del área de eólica y energías del mar del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, Juan Ramón Ayuso Ortiz, ha asegurado que las renovables marinas (entre las que se encuentran, entre otras, la energía de las olas, la de las corrientes y la eólica) “no pueden sino crecer" y adquirir cada vez mayor relevancia. Eso sí, entre todas ellas, “la eólica -ha asegurado con contundencia- es una tecnología clave en la Unión Europea", que contempla ambiciosas previsiones de crecimiento para ella de cara a 2030, recogidas en la estrategia de la UE sobre energías renovables marinas. Y, en ese marco europeo -ha venido a apuntar Ayuso-, España es ya una potencia eólica global tanto en fabricación de equipos como en generación de energía (nuestro país es ahora mismo la segunda potencia eólica europea, con más de 30.000 megavatios instalados en tierra firme, solo por detrás de Alemania, y se encuentra entre las diez naciones con más aerogeneradores del mundo).
España sin embargo aún no ha emprendido periplo eólico en el mar (no contamos con ningún parque eólico marino en fase comercial, tan solo con algunos prototipos en fase de ensayo). A pesar de ello, “la elevada competitividad de los agentes españoles en los mercados internacionales [adquirida a partir de su experiencia en tierra firme] ha permitido consolidar la eólica marina [en España], en términos industriales, en diferentes sectores, como el naval, el siderúrgico, el de obra civil y el marítimo portuario, con capacidades tecnológicas y de ingeniería que hacen de España un referente global de la cadena de valor las instalaciones eólicas marinas con cimentación fija”, ha explicado Ayuso. Efectivamente, son muchas las empresas españolas -vascas, gallegas, asturianas- que están suministrando componentes a los parques eólicos marinos del norte de Europa. Por lo que Ayuso ha adelantad que, aunque “en España, el desarrollo del mercado eólico marino no se ha producido aún, se producirá (...). La eólica marina es una oportunidad para España”.
Ahora mismo, en términos de infraestructuras y de ensayos (demostradores tecnológicos eólicos marinos) España -ha apuntado- aparece como el país de la UE con más instalaciones de experimentación en mar abierto. “Además, desarrolladas por administraciones públicas, como el Plocan (Plataforma Oceánica de Canarias), el BiMEP (Biscay Marine Energy Platform) o la futura primera plataforma eólica marina experimental de Galicia en Punta Langosteira (Galicia)”, ha apuntado.
En esta misma línea de liderazgo, España representa el primer país a nivel mundial en soluciones tecnológicas flotantes para eólica marina. “Los agentes tecnológicos españoles han convertido a España en una potencia en términos de soluciones para nuevos conceptos y desarrollos flotantes para los aerogeneradores marinos”, ha explicado.
A nivel cuantitativo, y según los datos de la asociación eólica europea, WindEurope, a principios de este 2023, de los 51 conceptos tecnológicos flotantes identificados a escala global, 15 de ellos serían objeto de desarrollo o de liderazgo por agentes españoles, además de una instalación realizada con un consorcio de colaboración con Canadá.
La Hoja de Ruta para eólica marina y las energías marinas en España identifica a nivel cuantitativo una horquilla de 1 a 3 GW como objetivo para el Horizonte 2030, pero para Juan Ramón Ayuso Ortiz, son especialmente relevantes los objetivos cualitativos que identifica la hoja de ruta, que serían (1) reforzar nuestro liderazgo industrial en la cadena de valor de Europa aprovechando las sinergias con otras industrias y (2) impulsar el desarrollo de las renovables marinas en España de una manera compatible y sostenible (ambiental y socialmente). Ayuso ha destacado la necesidad de que España disponga de un marco estatal adecuado para el despliegue ordenado de las energías marinas.
El responsable del IDAE ha reconocido que, si bien las ratios de inversión de los parques eólicos son mayores a los de sus homólogos terrestres, esa no es una desventaja, siempre que los emplazamientos tengan elevados recursos eólicos. “Para España, con una industria siderúrgica, naval y marítima tan competitiva como ya se ha demostrado, esta elevada inversión podría ser vista como una ventaja. Todo ello se traducirá en mayor actividad económica y generación de empleo para el tejido industrial, para la cadena de valor española y para los entornos locales. Incluso implica una mayor repercusión positiva para la gestión pública en términos fiscales”, ha explicado.
Durante esta primera década -ha vaticinado-, los primeros proyectos eólicos marinos comerciales iniciarán una senda cuyo potencial a largo plazo dependerá de varios factores, de los cuales, para Juan Ramón Ayuso Ortiz, uno de los más importantes es la visibilidad de los beneficios económicos, especialmente para las localidades costeras.
“El adecuado despliegue de eólica marina en España requiere tener presente el enfoque de sostenibilidad medioambiental y social. Ha de ser plenamente compatible y buscar sinergias que den respuesta a las preocupaciones y necesidades desde otros enfoques distintos al energético. Por ejemplo, emplear las plataformas para atraer más biodiversidad marina que mejoren los recursos pesqueros, potenciando acciones colaborativas con las comunidades pesqueras que visibilicen la generación de beneficios socioeconómicos en las economías costeras locales”, en palabras del responsable del IDAE, que es un organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
“Las buenas prácticas de los primeros proyectos en coexistencia multisectorial e integración con la economía local permitirán ganar aliados y establecer modelos replicables”. “Un win win para desarrollos futuros”, ha concluido.