GoiEner da sus primeros pasos a principios de 2012. Lo hace en el Goiherri (Gipuzkoa), en una escuela de formación profesional en la que un buen día se reúnen casi medio centenar de personas con un cierto norte: “la soberanía energética”. Para alcanzar esa meta se proponen, primero, constituirse en cooperativa, darse de alta luego como comercializadora de electricidad verde y solo verde y, por fin, con los beneficios obtenidos de esa comercialización, invertir en la puesta en marcha de instalaciones de generación de energías renovables. Hoy, son 749 los cooperativistas y GoiEner ya es comercializadora. En la cooperativa –nos lo contaba hace unas semanas Santiago Ochoa de Eribe, uno de sus fundadores-, “son los propios socios los que deciden en asamblea a qué destinar los beneficios”. El fin último, en todo caso, es que “la cantidad de energía consumida por sus socios sea equivalente a la cantidad de energía generada por la cooperativa”. Pues bien, la semana pasada, el denominado "grupo de pruebas" que está encabezando la transición de la comercializadora que tenían a GoiEner -un pequeño colectivo de cooperativistas- recibió sus primeras facturas.
Reproducimos a continuación un fragmento del reportaje "Sí se puede" que incluimos en la edición de febrero de 2013 (ER 118), en el que detallamos los orígenes de esta singular iniciativa.
Así es posible, una cooperativa en Euskadi
La conversación, telefónica, es larga y apasionada. Santiago Ochoa de Eribe es el director comercial de GoiEner y no escatima en detalles, explícito, en las formas y en el fondo. Al principio me digo que plantearé esta pieza en forma de entrevista. Pero pronto me doy cuenta de que merece la pena contar esta historia como él la cuenta, narrador y protagonista, atrapado por una idea que ya está en marcha. Así que decido al fin presentar aquí la información como una historia, ligando sus respuestas, una tras otra, en forma de narración. Sí, esta es la historia de GoiEner. En tiempo presente. Una historia que dice “sí es posible”, una historia que dice “así es posible”. Así.
«GoiEner es una cooperativa de consumo y generación de energía renovable. Lo que pretendemos es centralizar un proceso colectivo de adquisición de energía renovable para su venta entre los socios cooperativistas y, por otro lado, fomentar la generación de energía limpia. Detrás de GoiEner está, por una parte, la tradición cooperativa que tenemos en el País Vasco y, por otra, una persona muy concreta, Juan Esteban Maiza, que diez años atrás conociera en Flandes iniciativas parecidas a esta. Por ejemplo, pequeñas localidades que juntan un dinero y financian con él una instalación eólica para autoabastecerse. Maiza se interesa por todo ello, empieza a conocer experiencias específicas, como la de Crevillente, y yo me encuentro con él a finales de 2011. El caso es que, en enero de 2012, convocamos una reunión, una asamblea informativa no oficial en la que nos juntamos casi 50 personas. La asamblea tiene lugar en Usurbil, en una escuela de formación profesional que es sensible a nuestra iniciativa y que nos cede sus instalaciones, y allí planteamos ya el proyecto. En ese momento ya hemos contactado con una agencia de desarrollo local (Goieki), situada en el Goiherri, una región de Gipuzkoa, a la que hemos pedido que nos eche un cable para elaborar un plan de negocio y que se convierta en socio colaborador. Y contamos ya también con la referencia de Som Energia.
Con el plan de negocio y la experiencia de esa cooperativa catalana -que ya está funcionando y muy bien-, y con una masa social detrás que ya consideramos en ese momento crítica, decidimos lanzar el proyecto. Claro, todo ello coincide con la supresión de las primas. Nuestra intención inicial era fomentar pequeñas instalaciones, porque nuestro objetivo a medio-largo plazo es –sigue siendo- desarrollar un modelo de generación distribuida. La idea no es adquirir a grandes productores, sino fomentar la generación en pequeñas instalaciones que acerquen a productor y consumidor. La desaparición de las primas [enero de 2012] nos obliga en todo caso a replantear el plan de negocio y decidimos priorizar la fase de comercialización.
Convocamos la asamblea constituyente en junio, conseguimos el alta como cooperativa en diciembre y ahora mismo estamos a punto de conseguir el alta como comercializadora, lo cual nos permitirá emitir los primeros contratos. Ahora mismo estamos difundiendo el proyecto a través de las redes sociales, pero, sobre todo, en charlas que están teniendo muy buena acogida. El boca a oreja está funcionando mucho, porque, al final, la gente ve el proyecto cuando estás con ellos, en el cara a cara, cuando les explicas las cosas de forma pausada y comprenden que GoiEner no significa solo comercializadora de electricidad verde. La comercialización no es más que una forma de adherirse a un proyecto cuyo objetivo final es establecer un modelo… si quieres… de protesta… contra el oligopolio que controla hoy el mercado español de la electricidad. Ahora mismo hay mucha gente que está muy sensibilizada con ese asunto. Hay mucha reactividad.
De cualquier manera, no queremos que la gente se sume al proyecto solo por fastidiar a terceros; lo que queremos es que todo el mundo vea que detrás de GoiEner hay un proyecto de construcción, de cohesión social, de generación de empleo a escala local. Queremos que vean que, si promovemos un proyecto de generación fotovoltaica por ejemplo en Jaén, lo que queremos es que sea un instalador de Jaén, una empresa de allí, la que ejecute el proyecto. Eso es lo que queremos fomentar. De hecho, ya hemos tenido experiencias muy curiosas. Se nos ha acercado gente de Extremadura, y de Galicia, y de Alcorcón… Gente que quiere conocer de primera mano nuestra iniciativa, para ver cómo pueden empezar a generar modelos similares en su zona. En lo que a eso se refiere lo tenemos claro: la proximidad tiene una fuerza extraordinaria. Y tenemos claro que si en Badajoz hay solo cuatro personas interesadas… pues no van a formar una cooperativa allí, pero sí pueden agregarse a la nuestra y, conforme se vaya viendo si existe una masa social fuerte en la zona… pues lo ideal es que tenga su propia entidad, su propio nombre. El objetivo es que la gente sea autónoma y el modelo, realmente democrático.
Ahora mismo ya somos casi cien los socios cooperativistas. La aportación única mínima es de cien euros, que dan derecho a voz y voto. Así, el cooperativista puede decidir por ejemplo el precio de la electricidad. ¿Cómo? Pues haremos una serie de estudios, diremos ‘oye, podemos poner el precio en esta cantidad, un poco más barato por ejemplo que la tarifa de último recurso, o podemos no hacerlo, y destinar ese plus de dinero a proyectos de generación’. Se plantea eso y que sea el propio cooperativista el que determine las prioridades. Hay gente que nos pregunta si puede adquirir la electricidad sin ser socio. Y no. El cooperativista tiene que ver el proyecto; si solo estás viendo electricidad… entonces es que no has entendido el proyecto. No queremos hacer mercado, no queremos hacer números, queremos construir un proyecto con personas que participen. En ese sentido, hay gente que ve esa cuota, los cien euros, como un obstáculo. Nosotros lo vemos como una especie de filtro.
Digo que ya somos casi cien, y no hace ni quince días que hemos activado en nuestra página el formulario para realizar el proceso de incorporación como socio cooperativista: cien socios ya y una cartera de unas 700 personas en espera. Sabemos que muchas de ellas van a entrar en cuanto ofertemos el contrato. El objetivo es tenerlo todo listo en abril y esperamos llegar a los mil cooperativistas antes de verano (...). Los promotores, los que hemos iniciado el proceso, somos 32. 32 personas que hemos ido haciendo nuestras propias aportaciones individuales a fondo perdido diciendo ‘esto hay que ponerlo en marcha’. En este momento nadie está trabajando en GoiEner de forma contratada.
El caso es que ahora mismo los promotores estamos empezando a hacer las pruebas de cambio de comercializadora. Queremos conocer los problemas que pueden aparecer. Queremos analizar bien toda la operativa, la emisión de factura, todo. Para que la gente del grupo de pruebas nos diga ‘pues esto no me ha gustado’, o ‘esto prefiero que se haga de tal manera o de tal otra’. El objetivo es salir definitivamente al mercado en abril, de modo que cualquier persona de la península pueda contratar el suministro de electricidad con GoiEner: nosotros nos encargamos de toda la tramitación y el cooperativista se olvida de toda gestión.
En lo que a la letra pequeña se refiere nos estamos encontrando con un desconocimiento brutal: hay gente que nos está consultando si el cambio de comercializadora supone que les cambien el contador, o que les cambien la instalación de la casa… Y no, tienes que explicarles que no, que todo sigue igual. Eso lo estamos explicando en las charlas. La información ayuda muchísimo a que la gente tome decisiones. Y eso es algo que también queremos transmitir: queremos que la gente comprenda que, como consumidores, tenemos un peso, y que nuestras decisiones pueden promover un cambio de modelo. La acción directa que tiene el cambio de comercializadora es brutal.
En el arranque, queremos estar en el mismo precio o por debajo de cualquier otra comercializadora, pero, conforme vayan sucediéndose los meses, o los años, los cooperativistas podremos ir decidiendo si nos subimos la tasa para promover, con un hipotético céntimo verde por ejemplo, nuevas instalaciones de energías renovables. Hay muchos debates abiertos que habrá que ir planteando, y ya tenemos propuestas de varios tipos: autoconsumo en eólica, fotovoltaica de hasta cien kilovatios, proyectos de recuperación de minihidráulicas. En Euskadi hay grupos de voluntarios que están recuperando, de modo altruista, pequeñas instalaciones minihidráulicas abandonadas y que ya se han interesado por nosotros.
A corto plazo está claro –vamos a la comercialización-, pero, a medio y/o largo plazo, el horizonte es ese. Porque no se trata de comprar electricidad verde a un parque eólico de Iberdrola o de Endesa. La idea es, por ejemplo, fomentar una pequeña instalación fotovoltaica de 50 kW y firmar un contrato o una compra-venta en un escenario bilateral. Eso, por ejemplo. Nosotros fomentaríamos la instalación mediante participaciones sociales: cuánto cuesta esta instalación; 30.000 euros, por poner un número; pues vamos a emitir participaciones que pueden ser a interés variable o de interés fijo, dependiendo de la aportación; participaciones desde 300 euros, por ejemplo, de manera que esa iniciativa llegue a un espectro de población lo más amplio posible.
Y vuelvo a lo mismo: al respecto hay muchas ideas. Y diferentes escenarios posibles: venta a red, o venta bilateral (porque, al ser nosotros comercializadora, esa también es una posibilidad). Podemos llegar a pactos con la unidad de producción para adquirir la energía siempre a un mismo precio. Todo eso es lo que estamos estudiando ahora mismo. Estamos analizando casos orientados a autoconsumo, casos en los cuales nosotros seríamos promotores de la instalación y, a modo de empresa de servicios energéticos, venderíamos la energía a una empresa, que la estaría consumiendo, una empresa local. Y, así, a través de los pagos de la energía, se iría amortizando la instalación.
También estamos valorando la posibilidad de contactar con productores fotovoltaicos, que ahora están padeciendo la limitación de horas primadas: pequeños productores que perciben prima hasta agosto y que, desde agosto a diciembre no tienen prima y están vendiendo a precio de pool [mercado mayorista]. ¿Qué podemos hacer ahí? Pues les podemos decir: ‘yo te compro la energía a ti entre agosto y diciembre y te aseguro que va a ser a un precio superior al de la media del pool del año pasado’. Y que cuando llegue enero, ese productor FV vuelva otra vez a funcionar con prima. ‘Y sí, ya sé que no te voy a resolver la vida, pero, si podemos estar ahí… pues, al final, nos estamos haciendo entre comillas el favor mutuo…’. No se trata solo, pues, de comprar electricidad verde. O de comprarla y generarla. La idea es cambiar el modelo: eso es lo que queremos transmitir, queremos que la gente se dé cuenta de que sus decisiones pueden promover un cambio de modelo, y no solo en el sistema eléctrico, sino a nivel social».
Más información
www.goiener.com