El acuerdo final de la Cumbre del Clima de Dubai (COP28) propone a los países una "transición" para abandonar los combustibles fósiles para 2050, y marca así la primera vez que se abordan los combustibles fósiles en las conferencias internacionales sobre el clima. Un documento de 21 páginas que también incluye el objetivo de triplicar la capacidad de las energías renovables de aquí a 2030 y duplicar el ritmo de eficiencia energética; así como acelerar los esfuerzos para reducir progresivamente el uso "incesante" de la energía de carbón y para dirigirse hacia sistemas energéticos con emisiones netas cero.
A pesar de esto, para Kaisa Kosonen, jefa de la delegación de Greenpeace en la COP28: "este no es el acuerdo histórico que el mundo necesita: tiene muchos vacíos y deficiencias. Pero en esta COP28 130 países y cientos de empresas, líderes locales y voces de la sociedad civil se han unido para formar una fuerza de cambio sin precedentes. Podemos hacer historia si todos ellos toman ahora esta determinación y hacen realidad la eliminación progresiva de los combustibles fósiles. Para ello lo más urgente es detener todos los planes de expansión de las extracciones de fósiles que nos están empujando ahora mismo por encima del límite del 1,5 °C".
El borrador recoge también reducir sustancialmente las emisiones distintas de dióxido de carbono a nivel mundial, incluida las emisiones de metano, para 2030; eliminar gradualmente los subsidios ineficientes a combustibles fósiles; y acelerar la reducción de emisiones del transporte por carretera. El plan acordado pasa por mantener al alcance el objetivo de 1,5 grados centígrados y se refiere al objetivo acordado internacionalmente en París en 2015 de limitar el calentamiento global a 1,5 grados en comparación con la época preindustrial.
Además, según Greenpeace, "la declaración deja sin garantías a los países del sur global de que puedan tener los recursos que necesitan para transitar hacia las energías renovables y solucionar otras necesidades. Para que los numerosos objetivos del acuerdo de esta COP28 se hagan realidad, los países ricos tendrán que aumentar significativamente su apoyo financiero y hacer pagar a los contaminadores y a la industria de los combustibles fósiles. Sólo el año pasado, la industria de los combustibles fósiles obtuvo unos beneficios de 4 billones de dólares, y tienen que empezar a pagar por el daño y la destrucción que causan".
Pedro Zorrilla Miras, representante español en la delegación de Greenpeace en la COP28: "España, la Unión Europea y el resto de países del norte global deben hacer una transición justa hacia las renovables, la eficiencia y la suficiencia, y no sólo dejar de financiar la industria fósil, sino introducir nuevos impuestos impuestos a este sector y, sobre todo, aportar la financiación que necesitan los países del sur global para que puedan afrontar la transición justa que necesitan y merecen"