En junio de 2011 el GBP publicó 24 indicadores de sostenibilidad que de forma voluntaria deben observar todos los actores presentes en el campo de la bioenergía. Hace unos días la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), una de las impulsoras de la GBP, hacia balance tanto del seguimiento en la aplicación de estos indicadores como de la relación entre la bioenergía y aspectos como la seguridad alimentaria, el impacto ambiental y el desarrollo social y económico.
En un formato de pregunta-respuesta, la FAO parte de la premisa de que “la producción de cultivos para obtener biocombustibles no debe competir con la producción de alimentos o afectar negativamente a la seguridad alimentaria”, aunque matiza que energía y alimentos “no tienen que excluirse mutuamente”. Considera la FAO que “si se desarrollan en la forma adecuada, un próspero sector de biocarburantes puede hacer importantes contribuciones al país al aumentar el acceso a la energía y la seguridad alimentaria”.
Sin efectos importantes sobre el precio de alimentos en Colombia e Indonesia
El desarrollo de sistemas modernos de producción de energía con biomasa reduce la deforestación, libera a las mujeres y a los niños de la recogida de leña y ayuda a mitigar las enfermedades que produce la contaminación atmosférica. A estas ventajas, la FAO añade otras de índole económico: disminución de la dependencia de los combustibles fósiles importados y mejora de la seguridad energética y del saldo de divisas. En lo socioeconómico destacan la oportunidad de aumentar los ingresos de los pequeños agricultores, reducir la pobreza y disminuir la diferencia entre ricos y pobres.
Para comprobar que estas ventajas se convierten en realidad, la FAO elabora informes acordes con el cumplimiento de los 24 indicadores de la GBP. Durante la 17ª reunión del comité de dirección de la GBP, celebrado en noviembre en Jamaica, se presentaron los referidos a Colombia e Indonesia. “Hasta la fecha, la producción y utilización de bioenergía no ha producido efectos importantes en la oferta interna y el precio de los principales productos de la cesta de alimentos en cualquiera de los dos países”, resumen desde la FAO.
Cuidado con los objetivos más ambiciosos de biocarburantes en Indonesia y el aceite de palma
Pero, a pesar de este aspecto positivo de partida, la FAO advierte de que “esta situación podría cambiar si se establecen objetivos más ambiciosos en materia de biocarburantes, como los que actualmente se están estudiando en Indonesia”. Además, recomienda prestar más atención en ambos países a los cambios en el uso de la tierra asociados a la expansión de la producción de materias primas para la bioenergía, como por ejemplo la palma de aceite, que pueden tener consecuencias negativas sobre la sostenibilidad ambiental y social. “Si se evita la conversión de tierras con elevadas reservas de carbono, el desplazamiento de los combustibles fósiles por la bioenergía puede conducir a importantes reducciones de las emisiones de gases de efecto invernadero”, señalan.
En la actualidad se examina con los donantes (el GBP surge de un acuerdo del G8 más los países emergentes y son ellos los que contribuyen económicamente a su mantenimiento) la oportunidad de apoyar la aplicación de los indicadores en otros cuatro países: Etiopía y Kenia, coordinados por el PNUMA; y Paraguay y Vietnam, bajo coordinación de la FAO. La celebración de la “semana de la bioenergía”, en 2013 fue en Brasilia (Brasil) y este 2014 en Maputo (Mozambique), lo presentan también como una manera de incentivar el desarrollo de estrategias sostenibles de aprovechamiento de la energía de la biomasa. Para 2015 esperan celebrar dicha semana en un país de Asia.