La decisión de llegar a las 7.500 horas de límite de producción para recibir la retribución a la operación de plantas de generación de electricidad con biomasa sólida, biogás y la fracción orgánica de residuos sólidos urbanos (FORSU) “permite aumentar la producción de electricidad renovable gestionable y firme en un quince por ciento sin acometer inversiones adicionales”, explican desde APPA Biomasa.
El sector no ha conseguido las ocho mil horas que llevaba largo tiempo demandando y que, según sus cálculos, incrementaría la producción un 23 por ciento, igualmente sin inversiones ni costes añadidos. No obstante, las empresas del sector de la biomasa agradecen al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) que “se haya corregido en la Orden de Parámetros, una grave limitación a la producción eléctrica con fuentes biomásicas”.
Aunque en APPA Biomasa insisten en que las plantas están capacitadas para funcionar “24 horas al día los 365 días del año”, lo que suma 8.760 horas, el incremento de horas publicado el viernes en el Boletín Oficial del Estado consideran que “facilitará la puesta en marcha de nuevos proyectos”.
Seguridad para los nuevos 730 megavatios hasta 2030
Según el nuevo borrador del Plan Integrado de Energía y Clima (PNIEC) elaborado por el Miteco, hasta 2030, se va a pasar de los 677 megavatios eléctricos que contabiliza actualmente a los 1.408. Algo más de setecientos megavatios que, esta vez sí, queda alejadísimo de otro ocho mil, el de los megavatios que también entiende el sector que cuenta España como potencial a implantar.
A este respecto, APPA Biomasa recuerda el potencial no explotado de biomasa forestal, residuos del cultivo de olivos y la industria aceitera y purines de granjas de porcino. “A pesar de los ingentes recursos biomásicos, España se sitúa a la cola en el ranking europeo de su aprovechamiento de recursos forestales y agroganaderos” aseguran, y añaden que “la biomasa, el biogás y los FORSU representa un porcentaje muy modesto en el mix de generación eléctrica: apenas llega en conjunto al dos por ciento”.
No obstante, ese potencial sigue supeditado, entre otras cosas, a que se elabore y se ponga en práctica definitivamente en España una estrategia de bioeconomía. Hasta el momento, entre los borradores y propuestas conocidos la producción de energía aparece en los últimos puestos a la hora de hacer prevalecer un destino sobre otro en el uso de residuos orgánicos de todo tipo.