“Los solicitantes están considerando apelar para que la quema de madera de los bosques no tenga la condición de renovable ni neutra en carbono”. Así se expresan desde Friends of the Irish Environment (FIE), la ONG más activa en la demanda presentada el 4 de marzo de 2019 ante el Tribunal Europeo de la UE y que cuenta con Tony Lowes, uno de sus fundadores, como uno de las seis personas demandantes.
Desde FIE se agarran a que la sentencia que rechaza la demanda para que la biomasa forestal deje de ser considerada como renovable dentro de la directiva que le compete, lo hace por la falta de legitimidad de dichos demandantes. “Por lo tanto, no se toma una decisión sobre si las disposiciones que atañen a la biomasa dentro de la directiva de renovables deben ser anuladas”, apostillan.
Por el contrario, la industria de la biomasa en la UE, representada por Bioenergy Europe, acoge con satisfacción la decisión del tribunal y recuerdan que con ella “se despejan las dudas sobre el futuro de la mayor fuente de energía renovable de la UE”. Inciden en que apoyan plenamente la introducción de criterios de sostenibilidad para la biomasa sólida, lo que “garantiza que se produzca de forma sostenible, independientemente de su origen geográfico”.
El peso de la sostenibilidad
Aunque la sentencia no entra en considerar esta cuestión como argumento principal de la no admisión de la demanda, si expone el peso que tienen dos artículos de la directiva: el 29 sobre criterios de sostenibilidad y de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para biocarburantes, biolíquidos y biomasa sólida; y el 30 que verifica el cumplimiento de esos criterios y reducciones de emisiones.
Desde España, Javier Díaz, presidente de la Asociación Española de la Biomasa (Avebiom), también valora positivamente el fallo, y cree que “era la respuesta lógica por parte de la justicia”. Para Díaz, “el aprovechamiento de la biomasa forestal bajo criterios de sostenibilidad, acorde con la normativa forestal vigente, no es que deba permitirse, sino que es deseable para mantener las masas forestales en condiciones óptimas de conservación y reducir el volumen de combustible susceptible de facilitar o agravar los temibles incendios forestales”.
Proteger y restaurar los ecosistemas forestales
La presentación hace unos días por parte de la Comisión Europea de la estrategia de biodiversidad volvió a poner también sobre la mesa la sostenibilidad de la biomasa forestal. Como avanzamos, de partida, advierte que “el uso de árboles enteros y cultivos de alimentos para la producción de energía, ya sea en la UE o importado, debe minimizarse”.
En la línea de la revisión del marco regulatorio que propugnan otras ONG, como la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), la estrategia explica que “la Comisión está evaluando la oferta y la demanda de biomasa de la UE y global y la sostenibilidad asociada a ambas”.
Hace un mes, la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo presentó una propuesta de resolución en consonancia con lo que plantea la estrategia: la evaluación en marcha forma parte de una mayor ambición de proteger y restaurar los ecosistemas forestales. Está previsto que la CE publique los resultados de este trabajo sobre el uso de la biomasa forestal para la producción de energía a finales de 2020.
Mayor ambición de la directiva de renovables
Por último, adelantan que “esto servirá para aportar información de cara a la formulación de políticas de la Comisión, incluida la revisión, cuando sea necesario, del nivel de ambición de la directiva sobre energías renovables, el plan de comercio de emisiones y el reglamento sobre uso de la tierra y silvicultura”, conocido como LULUCF y establecido para 2021. Y advierten que la CE desarrollará orientaciones operativas en 2021 sobre los nuevos criterios de sostenibilidad de la biomasa forestal para la energía.
Margarita de Gregorio, directora de las secciones de Biomasa y Geotermia de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), asegura que “en lo que respecta a biomasas forestales, en España se funciona bajo los esquemas de sostenibilidad ya existentes, respetando los ecosistemas forestales”.