Hoy mismo ha comenzado la campaña electoral de cara al 28 de abril. Un mes antes, Javier Díaz, presidente de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), advertía en Twitter que ahora que se aproximan elecciones hay que tomar nota: “Si no ponemos en valor nuestros bosques que están repletos de madera, biomasa y otros productos naturales, estamos desperdiciando uno de los mejores recursos para mantener la población en nuestros pueblos, generando economía y empleo de calidad”.
En una línea similar se muestra el decálogo de propuestas de cara a dichos comicios que ha elaborado el Foro de Bosques y Cambio Climático. Creado en 2004, su objetivo principal es formar “una plataforma de debate, trabajo conjunto y defensa de la función que desempeñan los bosques frente al cambio climático”. De ahí que la primera propuesta sea la de “priorizar el sector forestal como mayor sumidero gestionable de CO2”.
A partir de aquí se suceden otras nueve, una de ellas muy vinculada a la bioenergía. Se trata de la cinco, en la que, por un lado, pide “fomentar la demanda de biomasa forestal como energía renovable en sustitución de combustibles fósiles para usos térmicos, eléctricos y cogeneración”; y, por otro, “instalar equipos de calefacción con biomasa en edificios de la Administración General del Estado”.
Confluencia de políticas entre distintos departamentos y ministerios
La décima de las propuestas también se acerca a la bioenergía ya que habla de “mejorar la información, cultura y percepción sobre la gestión activa del bosque y la generación de riqueza de las masas forestales” y de una “coordinación con otras políticas, como desarrollo rural, despoblamiento, energía y clima, en el que las masas forestales juegan un papel fundamental de forma transversal”.
Esto último resulta trascendental para el sector, ya que energía y bosques (por no hablar de cultivos energéticos o residuos agrícolas y ganaderos) están siempre separados por ministerios y a veces no remando en la misma dirección, o al menos a la misma velocidad. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, abordado en sus apartados de biomasa, biogás y biocarburantes en el último número de Energías Renovables, es un buen ejemplo.
Otra de las propuestas del Foro de Bosques y Cambio Climático que roza la bioenergía es la cuatro, que pide “promover el uso de los productos forestales basados en una gestión forestal sostenible para satisfacer las necesidades de un nuevo modelo de desarrollo basado en la bioeconomía”; y pone como ejemplos el impulso de la construcción con madera y el desarrollo de nuevos productos sustitutivos de los basados en petróleo.
Impulsar la investigación en adaptación y mitigación del cambio climático
Las otras seis propuestas tienen que ver con la aplicación de principios básicos de sostenibilidad de los recursos naturales que inspiren normas, planes y programas; medidas fiscales destinadas a la mejora de la capacidad de sumidero de los bosques; crear un fondo forestal nacional; apoyar una gestión forestal adaptativa que incluya la prevención de incendios forestales, enfermedades y plagas; fomentar actuaciones de mejora de las masas forestales asignando más fondos europeos e impulsar la investigación en adaptación y mitigación del cambio climático.
No es la primera vez que una asociación o plataforma con cercanía a la biomasa compone una batería de propuestas de cara a unas elecciones generales. Antes de las dos últimas, Unión por la Biomasa en 2015 y Avebiom en 2016 presentaron sus demandas pre-electorales. La última resumía que si se cumplieran “y aprovecháramos nuestros recursos madereros hasta los 26 millones de metros cúbicos anuales, España necesitaría veinte millones de barriles de petróleo menos cada año”.