VOX no menciona las energías renovables en su programa político ni una sola vez, como tampoco recoge otros conceptos como “medio ambiente” o “cambio climático”. El PP defiende su sistema de subastas, la incorporación de las renovables a la climatización, el impulso del vehículo eléctrico y, en general, el desarrollo de las energías sostenibles y el impulso a la eficiencia energética. Ciudadanos plantea la creación de un plan específico para impulsar las renovables y el autoconsumo, así como la promulgación de una nueva Ley de Cambio Climático, que regule de forma coherente y estable las políticas que afectan al clima.
El PSOE mantiene el objetivo de que en 2030 el 74% de la electricidad será generado con esas fuentes, defiende la elaboración de una estrategia de movilidad sostenible y se compromete a impulsar un pacto de Estado por la industria, adaptado a los nuevos retos de digitalización y descarbonización. Y Unidos Podemos, que recoge todos los temas medioambientales en su ideario, propone el plan "Horizonte Verde", en el que incluye reducir a la mitad la producción eléctrica basada en combustibles fósiles en una década y alcanzar el 100% de generación con renovables en 2040.
Amigos de la Tierra y Greenpeace han publicado “Desatando el Potencial de la Energía Renovable Comunitaria”, una guía en la que explican cómo la nueva Directiva Europea de Energías Renovables abre las puertas a fomentar la energía comunitaria y el autoconsumo renovable en todos los países de la UE. Una forma de producir y consumir energía que podría ser la habitual para la mitad de la población europea en el entorno del año 2050.
Del 15 al 17 de mayo se celebra Intersolar Europe, la cita fotovoltaica más importante del continente. Y lo hace un año más en el marco de The smarter E, donde la energía solar se une al almacenamiento, a la movilidad eléctrica y al uso inteligente de la energía en los edificios y la industria. El mensaje del evento que se celebra en Munich (Alemania) es que mañana la energía será renovable, digital y descentralizada. Pero el mañana está cada día más cerca.
El autoconsumo fotovoltaico residencial se multiplicará en España por 30 en los próximos 3 años. Es uno de los números que ha puesto sobre la mesa el primer Observatorio Español del Autoconsumo Fotovoltaico Residencial. Este informe, elaborado por el instituto Análisis e Investigación (Grupo AiE), prevé que más de 300.000 hogares unifamiliares incorporarán a su vivienda una instalación fotovoltaica de autoconsumo “en los próximos tres años”. Fuentes del sector estiman que ahora mismo podría haber unos 10.000 autoconsumos residenciales.
Una investigación liderada por el Instituto de Energía Solar de la Universidad Politécnica de Madrid (IES–UPM), que desarrolla seis nuevos productos y servicios en el sector de la tecnología fotovoltaica, se posiciona como demostrador europeo de un nuevo modelo de gestión de la I+D en centros públicos. El proyecto, bautizado como GRECO, persigue concienciar a todos los actores de la cadena de innovación, pero en especial a los investigadores, de que hacer ciencia excelente y productos tecnológicamente brillantes no es suficiente para asegurar el impacto de éstos en la sociedad, y que hay que asegurar que éstos se alineen con los objetivos, valores y expectativas sociales.
Nos fijamos en el proyecto europeo Chess Setup, que busca implementar y promover un sistema eficiente y rentable compuesto por captación de energía solar mediante paneles híbridos y fotovoltaicos, almacenamiento de energía y utilización de bomba de calor capaz de satisfacer las demandas de climatización y agua caliente sanitaria (ACS) de las edificaciones.
Aunque no aparezca en la agenda política, ya ha comenzado el plazo de transposición de las directivas europeas del “paquete de invierno”. La Directiva (UE) 2018/844 de eficiencia energética de edificios desde junio de 2018, el Reglamento (UE) 2018/1999 sobre la gobernanza, obligatorio y directamente aplicable por los gobiernos, y las Directivas (UE) 2018/2001 y 2002 de renovables y eficiencia energética desde diciembre pasado. Sin embargo, el proyecto de PNIEC 2021–2030 que España ha enviado a Bruselas no recoge compromisos sobre la transposición de las nuevas directivas, ni tampoco cumple la metodología de la gobernanza recogida en el principio “Primero, la eficiencia energética”. Un principio que analiza Javier García Breva.
Aumento progresivo de la biomasa eléctrica hasta los 1.677 MW; unos escasos 235 MW para el biogás; y un descenso desde el 6,42% de consumo final de energía en el transporte y unos 2.283 kilotoneladas equivalentes de petróleo en 2020, hasta un 5,73% y 1.568 ktep en 2030 para los biocarburantes. Son los objetivos que el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) plantea para la biomasa sólida, el biogás y los biocarburantes hasta 2030. Aunque se echa en falta un apoyo más decidido a los usos térmicos, la primera es la que sale mejor parada.
América, desde Alaska a Tierra del Fuego, ha entrado en un terreno del que no hay retorno: desplegar toda la potencialidad de sus recursos naturales para que las energías renovables se hagan allí realidad. Falta mucho, es verdad, para que se cumpla esa premisa de máximos, pero sin prisa y sin pausa, los datos invitan a ser cada vez más optimistas. Presentamos el mapa energético de un continente. Y contamos con el apoyo de Edwin Quintana, exviceministro de Energía de Perú, que considera que “en Latinoamérica, el desafío no solo es la matriz eléctrica sino el alto consumo de petróleo, no aceptable en una zona con abundantes recursos renovables”.
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