“A finales de 2017 se iniciará la construcción de una nueva planta de cuarenta megavatios con biomasa de baja emisión en Huelva y se trabaja a fondo en el aumento de la capacidad de producción en las fábricas de Navia y Pontevedra”. Ignacio Colmenares, vicepresidente y consejero delegado de Ence, informó así de los objetivos inmediatos en cuanto a biomasa eléctrica de la compañía, incluidos en su plan estratégico, gracias al cual “aumentó en un 29 por ciento la potencia del negocio de energía”, subrayó.
Realmente, ese plan, cuando se presentó, proyectaba instalar 260 megavatios de biomasa eléctrica. Aunque entonces no se especificaron las plantas a construir, dos ellas (las de Canarias, de setenta megavatios cada una) quedaron muy cuestionadas tras la emisión de un informe desfavorable sobre una de ellas de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias. En el comunicado de la junta de accionistas de ayer no se comenta nada al respecto.
Pontevedra, en tramitación de la autorización
Con los 140 megavatios de Canarias en el aire, quedan 120, de los cuales ochenta se repartirán entre Huelva y Pontevedra. Colmenares aclaró que “dentro de los compromisos de mejora medioambiental están el proyecto de integración paisajística del Centro de Operaciones de Pontevedra y la construcción de la planta de biomasa de cuarenta megavatios, que supondrá una sustancial reducción de costes”.
El consejero delegado añadió que esperan que “la tramitación de la autorización de esta planta concluya en el plazo de unos dos años y tengamos de nuevo éxito en las siguientes subastas de renovables.” En la petición de la prórroga ya concedida por el Gobierno de España para que Ence siga operando sesenta años más en la ensenada de Lourizán (lugar en el que se ubica su complejo de Pontevedra) se incluía la instalación de la central de biomasa.
“Papel relevante en la transformación energética que necesita España”
La búsqueda del “nuevo éxito” en las subastas de renovables puede hacer más viable que se desarrolle al menos otro proyecto de cuarenta megavatios aparte del de Pontevedra. Además de las subastas, la derogación por parte de la Xunta de Galicia del decreto que impedía construir plantas de más de diez megavatios y limitaba la potencia total a instalar en la región a ochenta megavatios, favorece los intereses de Ence.
La compañía es consciente del lugar cada vez más destacado que ocupa la biomasa en su negocio, y su presidente, Juan Luis Arregui, así lo expresó al afirmar que “la biomasa debe tener un papel relevante y protagonista en la transformación energética que necesita España, ya que ofrece grandes ventajas económicas, de creación de empleo rural, medioambientales y para el sistema energético”.
Durante la junta general de accionistas celebrada ayer se informó que Ence alcanzó en 2016 un beneficio neto de 38,7 millones de euros y un EBITDA (beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones) ajustado de 42,2 millones en el cuarto trimestre. Colmenares destacó que “a pesar de los bajos precios de la celulosa y de la energía en 2016, la compañía logró un resultado neto por encima de las estimaciones, aumentó su inversión, distribuyó un mayor dividendo a sus accionistas y redujo su deuda”.
