En 2017 echó a andar Urbiofin y un año después se conocían algunos pormenores del mismo. Entre ellos estaba el desarrollo de un modelo de aprovechamiento de la fracción orgánica de residuos sólidos urbanos (RSU) para producir bioetanol y su posterior transformación en bioetileno para uso en cooperativas agrícolas en la maduración de fruta.
En el último boletín del proyecto se informa que “se están realizando pruebas para optimizar el proceso de hidrólisis enzimática que conduce a la producción de bioetanol”. Dos socios españoles de Urbiofin, Industrias Mecánicas Alcudia (Imecal), coordinador del mismo, y el Centro de Investigaciones Energéticas Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), junto a la empresa biotecnológica Novozymes, lideran el desarrollo de cócteles enzimáticos optimizados.
Urbiofin adelanta que “el proceso de hidrólisis enzimática alcanzó altos rendimientos para la fracción orgánica de RSU, pero diversos pasos en el procedimiento indican que hay un margen aún mayor para la mejora, aunque la viabilidad económica del proceso tiene que ser evaluada previamente”.
A punto de instalarse el módulo de producción de bioetileno
La implantación del nuevo módulo de bioetileno en Imecal, diseñado por otro socio español, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), “se encuentra actualmente en proceso de licitación y se espera su instalación en los próximos meses”, aseguran desde el proyecto”. Apostillan que “los avances en el desarrollo y caracterización del catalizador de bioetileno han dado lugar a nuevas ideas”.
Otras de las líneas de trabajo es la conversión de biogás en biometano y otros productos de valor añadido. En este caso, adelantan que un socio español más, la Universidad de Valladolid (UVa) trabaja en la ingeniería de detalle de todos los sistemas y evaluando los costos operativos generales de las plantas.
En el boletín de marzo explican que “se han realizado avances en las pruebas de hidrólisis con algas en el centro tecnológico Ainia (también español), incluida la optimización de las relaciones enzima/sustrato y el contenido sólido de la materia prima, para cumplir los objetivos sin comprometer la calidad de los bioproductos”.
Biofiltros de dos fases que eliminan el 85 por ciento de los siloxanos
Uno de los avances en esta línea de trabajo es la eliminación de uno de los componentes del biogás, los siloxanos, para conseguir un biometano limpio y óptimo. Precisamente, el equipo de la UVa involucrado en dicha línea acaba de publicar en la revista científica Chemosphere los resultados del método con el que trabaja para eliminar los metilsiloxanos volátiles (VMS) “que son responsables de la abrasión, corrosión y erosión de los equipos durante el almacenamiento y la combustión del biogás”.
La investigación evalúa comparativamente la eliminación de VMS en condiciones aeróbicas con un biofiltro convencional (BTF) y con otro en dos fases (TP-BTF). Según lo publicado en Chemosphere, este último mostró un rendimiento superior en comparación con el biofiltro convencional, ya que eliminó un setenta por ciento de los siloxanos, frente al treinta por ciento del segundo. En el boletín de Urbiofin llegan a hablar de una eliminación del 85 por ciento.
En España, la eliminación de los siloxanos tiene recorrido desde 2015, primero con BiogasApp, un proyecto de investigación liderado por la Universitat de Girona; y, más recientemente, con Biogás_RIS3A, otro proyecto en este caso presentado por la Fundación Hidrógeno Aragón, quien anunció “resultados satisfactorios en el desarrollo de materiales avanzados que absorben las impurezas del biogás y optimizan el proceso de metanación”.