Desde hace tiempo, pero especialmente desde que se aprobó el real decreto de moratoria de las renovables, los proyectos de biogás intentan salir adelante con algo más que la producción de electricidad, especialmente calor y fertilizantes. Sin embargo, la investigación cada vez ensancha más las posibilidades de rentabilizar las plantas dentro del concepto de biorrefinería. En esa dirección van las investigaciones presentadas por la Universidad de Valladolid (UVa).
Un equipo de investigadores del Grupo de Tecnología Ambiental del Departamento de Ingeniería Química y Tecnología del Medio Ambiente de la UVa obtuvo recientemente un proyecto del Plan Nacional de I+D+i del Ministerio de Economía y Competitividad (Mineco) cuyo fin es “explorar nuevas vías para la revalorización del biogás procedente del tratamiento de aguas residuales”.
Bioplástico, sustancia cosmética y biometano
Según el comunicado de prensa de la UVa, dicho fin último del proyecto se centra principalmente en el desarrollo de “dos estrategias basadas en la bioconversión (tecnologías de conversión de biogás a productos con un valor agregado mayor mediante el uso de biotecnología), como son la generación de bioplásticos y de ectoína (una sustancia orgánica con propiedades cosméticas) y la producción de un biocombustible de calidad similar al gas natural”.
Se concreta que “se optimizará el proceso y las condiciones de cultivo de bacterias acumuladoras de PHA, un tipo de biopolímero, y ectoína con el objetivo de maximizar tanto su crecimiento como su acumulación. En este sentido, también se prevé optimizar el diseño y la operación de biorreactores para, en un futuro, poder llevar estos procesos a escala industrial”.
Microalgas para depurar el biogás
En cuanto a la depuración del biogás, los investigadores aplicarán sistemas biológicos basados en microalgas para asimilar o eliminar los principales contaminantes: hasta en un 95 por ciento en el caso del CO2 y la totalidad del ácido sulfhídrico. En España son varias las líneas de investigación que cuentan con las microalgas en procesos similares.
Para la aplicación efectiva a escala comercial de estas investigaciones, el equipo de la UVa plantea dos modelos de instalación acorde con cada estrategia y la ubicación de las plantas de tratamientos de residuos: “si tiene acceso a una red de gas natural y puede inyectar ese biogás purificado, podría obtener una ventaja económica de este biocombustible; si está más aislada y el gasto en infraestructura no justifica la revalorización del biogás, se puede desarrollar un proceso para la producción de bioplástico, que podría ser transformado por otra industria”.
No liberar más metano al aire
La falta de incentivos, el elevado coste de producir biogás y la presencia de contaminantes como CO2, ácido sulfhídrico, amoniaco y compuestos orgánicos volátiles a la hora de convertirlo en biometano, conlleva, según explican los investigadores principales Raúl Muñoz y Raquel Lebrero, que “el biogás ya no sea tan atractivo y muchas plantas de residuos emitan el metano a la atmósfera contribuyendo al calentamiento global y al cambio climático”.
El proyecto financiado por el Mineco se desarrollará a lo largo de los próximos tres años y contará con un presupuesto de 173.000 euros. “Además –precisan–, una de las tecnologías que se encuentra en fase avanzada será escalada en el marco de Incover (programa Horizonte 2020), en un proyecto en el que el grupo contará con un presupuesto de 338.687 euros hasta 2019”.