Según el inventario de instalaciones que elabora la Asociación Española del Biogás (Aebig), entre las cuarenta y nueve agroindustriales existentes en nuestro país solo cinco superan el megavatio de potencia instalada. Y solo dos, Almenar en Lleida y Caparroso en Navarra, llegan a los tres megavatios. De ahí que los promotores de la planta, Biogastur, aseguren que “no existe constancia de un proyecto de semejantes características en España hasta la fecha”.
Se trata de una iniciativa que echó a andar en 2011, con una primera autorización del Consejo de Gobierno del Principado de Asturias para ponerla en marcha; siguió en 2013, con el anuncio del comienzo de su construcción, que se ha demorado; y emergió con la concesión de uno de los Proyectos Clima por los que el Fondo de Carbono (FES-CO2) adquirirá las 34.000 toneladas de CO2 equivalentes que se ahorrarán.
Purines de ganado mezclados con más sustratos para mejorar la producción de biogás
Recientemente, el 9 de enero de 2017, el Boletín Oficial del Principado de Asturias publicaba la autorización ambiental integrada otorgada a la instalación industrial denominada “planta de tratamiento y depuración de purines de vacuno y aprovechamiento energético de biogás generado”. Poco después, Biogastur remataba el proceso con el anuncio de que la planta se pondrá en marcha en la primavera de este año y la inminente edición de este año de Genera lo incluía entre los 14 proyectos de su Galería de Innovación.
El tratamiento anual de 400.000 toneladas de residuos ganaderos procedentes de 40.000 vacas permitirá la producción de biogás con cogeneración y de fertilizantes tanto sólidos como líquidos. Durante la digestión anaerobia del purín ganadero “se adicionan los diferentes cosustratos que permiten una generación de biogás mayor y más eficaz, en un efecto multiplicador del potencial de producción”, explican desde Biogastur.
Electricidad autoconsumida y metida en red
“La electricidad producida será autoconsumida en una pequeña parte –prosiguen– por los diferentes procesos de la planta, haciéndola de esta manera energéticamente autónoma. Por otro lado, cerca de 30 GW/h año serán vertidos a la red eléctrica”.
En cuanto al calor recuperado, “el proveniente de la refrigeración de las camisas de los motores en forma de agua caliente se usará parcialmente para el calor que demanda el propio proceso de digestión y el de los gases de escape en forma de aire caliente para el secado térmico de la fracción seca, mediante su aplicación al secadero de bandas”.
Tras la publicación de la autorización ambiental integrada por parte del Principado, la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies insistía en denunciar que este trámite se lleva a cabo “sin resolver los graves problemas asociados que tiene (la planta)”. Recordaban de nuevo los impactos que generarían las aguas residuales y los olores y la intención de la empresa de quemar el digestato seco en la cercana planta de Ence para su valorización energética.
Ence no quemará los digestatos de las planta
Rubén Wensell, responsable técnico de Biogastur, contesta que “hace tiempo que dimos a conocer que todo el digestato que produzca la planta, tanto seco como líquido, servirá para producir un fertilizante de alta calidad”. En la memoria del proyecto especifican que “tras el período de digestión anaerobia, el digerido es enviado de regreso al edificio de proceso, donde será sometido a una separación mecánica sólido-líquido”.
“La fracción líquida se bombea al centro de tratamiento, donde se somete a un proceso de depuración para poder ser aprovechado como fertilizante líquido”, aseguran. Y añaden que “la fracción seca pasa por un secadero de bandas” para conseguir un fertilizante “libre de patógenos y malas hierbas” que “reduce su humedad en un 25-30% que permite mantenerlo estable en las campañas de abonado”.
En cuanto a los olores, desde Biogastur apostillan que habrá una “ausencia total”, tanto en el proceso como en los productos finales, “lo que permite su uso tanto en agricultura como en entornos urbanos habitados e instalaciones deportivas, de recreo, etcétera”.
Con esta reutilización, defienden la planta dentro de un “proyecto de economía circular: los residuos ganaderos producen la electricidad que los ganaderos consumen y les retorna el fertilizante para los cultivos que alimentan a su propio ganado”.