Tanto en Nigeria (con otra investigación de la Universidad del Estado de Akwa Ibom), como en China (Universidad de Yannan) ya se han realizado con anterioridad investigaciones para aprovechar como biogás una planta que es originaria de México, Cuba y Centroamérica. Su carácter invasor en África y el Pacífico lo corrobora el Grupo Especializado en Especies Invasoras de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, e incluso en Cuba hay estudios que destacan su peligrosidad en algunos espacios protegidos.
Por este motivo, en Nigeria, uno de los países más afectados, no cejan en buscar alternativas para frenar su expansión, por un lado, y darle utilidad a las plantas que deben arrancar, por otro. El trabajo de los científicos de las universidades de Landmark y Covenant, publicado en la revista Energy & Fuels, constata la mayor eficiencia lograda en la producción de biogás gracias a la co-digestión de girasoles mexicanos y residuos de granjas avícolas con tratamiento previo.
Más de un cincuenta por ciento de mejora del rendimiento con pre-tratamiento
Según las conclusiones del estudio, hubo un aumento del 54,44 por ciento en el rendimiento del biogás procedente del experimento realizado con pre-tratamiento con respecto al no tratado. “El balance energético reveló una energía neta positiva que compensó adecuadamente las energías térmicas y eléctricas utilizadas en la realización del pre-tratamiento termo-alcalino” añaden, para apostillar que “se propone la co-digestión de estos sustratos para la generación de bioenergía”.
La American Chemical Society, editora de Energy & Fuels, recuerda que “los excrementos (de aves de corral) pueden contener nutrientes, hormonas, antibióticos y metales pesados que se diluyen en el suelo y las aguas”. De ahí que se defienda su uso como biocombustible, aunque advierten que por sí solos no resulta rentable transformarlos en biogás, por lo que se mezcla con materias primas vegetales, como el girasol mexicano.
Precisamente en México, y relacionado con otra planta invasora, el camalote o jacinto de agua, se supo recientemente de otras investigaciones que convierten dicha especie en biocombustibles como el etanol. Incluso hay países como Taiwan donde se estudia su aprovechamiento como biometano.