“El Parlamento pide al Gobierno a través de la regulación de la Ley de Contratación Pública que no se use biocarburante a partir de aceite de palma o de subproductos de aceite de palma. La enmienda entrará en vigor tan pronto como sea posible”. La resolución 753 aprobada por el Parlamento noruego se muestra así de contundente con respecto al biodiésel más cuestionado en la actualidad.
Otro parlamento, en este caso el europeo, también votó recientemente a favor de eliminar progresivamente la utilización de materias primas en los biocarburantes que, como el aceite de palma, favorecen la deforestación.
La decisión ha sido muy bien recibida por la Fundación Selva Tropical de Noruega, que un mes antes había publicado un informe sobre el impacto negativo de dicho biodiésel. Añaden además que “la decisión de prohibir los biocarburantes a partir de aceite de palma llega un año después del compromiso sin precedentes de Noruega para que su política de compras públicas esté libre de deforestación”.
Noruega sigue los pasos del Reino Unido
Desde la misma ONG recuerdan que “la coalición gobernante conservadora minoritaria fue derrotada en su oposición a la prohibición, gracias a la unión de todos los demás partidos en el Parlamento”. La resolución aprobada se une a otras que inciden en incrementar la sostenibilidad del abastecimiento con biocarburantes y en plantear incluso a futuro la prohibición total del procedente de aceite de palma.
Noruega no es el primer país europeo que pone trabas a la fabricación de biodiésel con aceite de palma. El año pasado el Reino Unido lo excluyó de las Obligaciones sobre Renovables en el Transporte (UK’s Renewable Transport Fuel Obligation), algo que no afectó a la industria porque se venía reduciendo paulatinamente desde 2012. Más controvertida y difícil serían medidas de este tipo en España, donde la dependencia del aceite de palma supera el 72 por ciento de la producción de biodiésel.