Con las correcciones aplicadas a las cifras aportadas por ePure el año pasado, basadas en estadísticas de Eurostat, en 2019 la UE importó 1.310 millones de litros de etanol (cerca de los 1.289 millones estimados entonces por Eurostat), de los cuales 286 millones vinieron desde Estados Unidos (lejos de la estimación de 383 millones que dio Eurostat el año pasado). “Es posible que haya más de un código arancelario dependiendo del uso y tipo de alcohol, y en algún caso no se hayan contado todos”, afirman fuentes diplomáticas de Estados Unidos.
En cualquier caso, las importaciones desde el país norteamericano han vuelto a crecer sustancialmente. Según la información aportada por ePure, en 2020 la UE importó 437 millones de litros desde Estados Unidos, es decir, uno de cada tres litros que entró en la UE procedió de este país. A finales del pasado año, tras derogar en 2019 la CE el derecho antidumping sobre las importaciones de bioetanol desde Estados Unidos, decidió abrir una vigilancia retrospectiva respecto a las importaciones de etanol renovable para combustible.
La CE considera que “en el contexto de la recesión económica provocada por la covid-19, las importaciones de bioetanol han aumentado significativamente en los últimos meses a precios bajos”. EPure denunciaba que “las importaciones en la UE habían aumentado considerablemente de 2017 a 2019, de 87.600 a 536.000, es decir, un 512 por ciento, ganando rápidamente una cuota de mercado significativa: del dos por ciento en 2017 al catorce por ciento en el primer trimestre de 2020”.
El foco se pone también en Mercosur y Brasil
Para ePure, la decisión tomada por la CE en noviembre de 2020 “permite un estrecho seguimiento del volumen de las importaciones de etanol combustible en la Unión Europea, lo que facilitará una reacción rápida y eficaz en caso de que se materialice la amenaza relacionada con el aumento de dichas importaciones”.
Pero si en 2019 llamaba la atención el incremento de las importaciones desde Perú, Pakistán, Guatemala o Rusia, en 2020 ePure pone el foco en otros países. En concreto cita a Brasil, que pasó de 17 millones de litros en 2019 a 238 en 2020, y a Canadá, de 15 a 89 millones en el mismo período. Para la patronal europea del etanol, este último país “se benefició se de la eliminación de aranceles sobre estas importaciones fruto del acuerdo económico y comercial (conocido por sus siglas en inglés, CETA) entre la UE y Canadá.
Este tipo de acuerdos comerciales está en la base de otra preocupación que mantiene la industria europea. Se trata del acuerdo de la UE con Mercosur (Mercado Común del Sur, formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay). “Si se ratifica, abriría las compuertas a más importaciones de etanol de Brasil, potencialmente hasta el setenta por ciento del mercado de la UE para el etanol industrial”, afirman desde ePure. La CE señala que solo una tercera parte del etanol que entre se usaría como combustible.
“El amargo negocio de la caña de azúcar”
El etanol que procede de Brasil y de otros países del centro y sur de América se produce a partir de la caña de azúcar. Hace unos días, Alianza por la Solidaridad, junto a organizaciones centroamericanas como Madreselva, Apadeim, Pro-Vida y Asprode dieron a conocer el informe El amargo negocio de la caña de azúcar. ¿Desarrollo para quién? financiado por la iniciativa Eu Aid Volunteers de la CE.
El informe revela que “Guatemala, El Salvador y Nicaragua concentran la producción de caña en torno a 23 ingenios azucareros que suman algo másde 4.302 kilómetros cuadrados de explotación”. Añaden que “la actividad comercial de estas industrias es la producción del azúcar cruda, blanca y refinada; melaza, alcohol, etanol y energía eléctrica, y su contribución a asegurar medios de vida sostenibles es escasa”.
Aparte de la vigilancia sobre las importaciones, ePure tiene otro motivo para confiar en la CE en torno a esta sostenibilidad. Se trata de la comunicación por una “política comercial abierta, sostenible y asertiva”, que “reforzaría la competitividad de la UE y mantendría sus ideales sociales y medioambientales”. Con ella se exige que en los acuerdos comerciales todos los socios cumplan también con los acuerdos internacionales sobre el clima y la deforestación.