En el polígono industrial de Burgos, Biogasnalia está a punto de poner en marcha una planta de biogás de una potencia equivalente a 500 kilovatios eléctricos, que se destinará principalmente al autoconsumo de una empresa de gestión de residuos. En La Galera (Tarragona), Biometagás está en proceso de construcción de una de 1,5 MW con enriquecimiento de biogás a biometano con destino a flotas de vehículos.
Ambos ejemplos los expuso Fernando Selva, socio fundador de AGF, ingeniería que participa en ambos, en la jornada celebrada en Expobiomasa, Biogás: proyectos y expectativas. Para Selva “hay que olvidarse completamente de la producción eléctrica y de las primas y centrarnos en producir biometano, sobre todo pensando en el gas vehicular”. Y citó un real decreto y una orden ministerial que fomentan su uso.
Real decreto y orden ministerial insuficientes
Sin embargo, como expresaron otros ponentes, el real decreto (639/2016) se limita a exponer de forma genérica medidas para la implantación de una infraestructura para los combustibles alternativos, incluidos los puntos de repostaje de gas, entre los que incluye al biometano. Y además no afecta al que se inyecta a las redes de gas, algo que se reclama desde hace tiempo.
Por otro lado, la orden PRA/499/2017 del Ministerio de la Presidencia y para las Administraciones Territoriales modifica parte del Reglamento General de Vehículos para que entren, entre otros, “el gas natural, incluido el biometano, en forma gaseosa (gas natural comprimido-GNC) y en forma licuada (gas natural licuado-GNL)”.
Valdemingómez, a menos de “medio biogás”
Según Manuel Lage, secretario general de la Asociación Ibérica de Gas Natural para la Movilidad (Gasnam), un ejemplo serían las plantas de biometanización del vertedero de Valdemingómez, en Madrid. “La mitad de los camiones de basura de la ciudad y una gran parte de los autobuses ya se mueven con biometano, aunque no se visualice mucho”, afirmó el representante de Gasnam.
Sin embargo, como se reconoció también en el evento, las plantas de biometanización (Las Dehesas y La Paloma) siguen produciendo muy por debajo de su capacidad, en torno a un treinta por ciento. La falta de una normativa específica para la inyección a red, que en principio debería salir de la transposición de directivas europeas en la materia, sigue siendo el principal hándicap.
Hacia la doble digestión anaerobia
Lo que no paran son los avances tecnológicos. Paz Gómez, del Departamento de Medio Ambiente y Energía del centro tecnológico Ainia, ligado a numerosos proyectos en la materia, advirtió sobre “la importancia de aplicar el concepto de biorrefinería a las plantas de biogás y de desarrollar dos fases de digestión anaerobia (una primera mediante hidrólisis) para mejorar y rentabilizar los procesos”.
Tres empresas danesas aportaron las mejoras tecnológicas aplicadas a sus instalaciones y una española (Promindsa) los avances en la reducción de los niveles de sulfuros de hidrógeno, básicos para lograr un enriquecimiento adecuado de biogás a biometano.
Además de conocer la marcha de una de las plantas de referencia de construcción reciente (Biogastur en Navia, que produce tanto electricidad como biometano para camiones de su flota), Francisco Repullo, presidente de la Asociación Española de Biogás, recordó “el paso que está asumiendo y dando el sector para ir hacia el concepto de biorrefinería y producir una amplia variedad de bioproductos, aunque seguimos necesitando una normativa sobre biometano para que se desarrolle en condiciones”.