Los porcentajes de participantes por países de la pasada edición de la EUBCE, celebrada en Estocolmo (Suecia), dejaron en lo alto al país organizador (catorce por ciento), seguido de Alemania (13 por ciento) e Italia (11 por ciento). España es posible que repita una representación similar (4 por ciento) este año, donde no está presente en las ponencias y sesiones de apertura y plenarias, pero sí en numerosas exposiciones orales y visuales.
Un año más, la EUBCE se convierte en un foro de reunión, exposición y discusión de los últimos avances en materia de bioenergía, pero también de biomateriales y bioproductos. A la vez, se analizan los marcos políticos, económicos y legislativos que favorecen o ralentizan la plasmación comercial de esos avances.
Sus organizadores la presentan como “la plataforma líder para la recopilación, intercambio y difusión de conocimientos científicos en el campo de la biomasa”. Todo tipo de biocombustibles; infinidad de materias primas para su elaboración; suministro y logística; diversas tecnologías de conversión en energía; impactos en el medio ambiente; comercio y mercados… todo se aborda en la EUBCE desde las perspectivas industrial y de investigación.
Treinta y cuatro exposiciones directas y veintitrés como coautores
Y allí estarán numerosos proyectos españoles, en total 34, que se expondrán tanto de forma oral como con presentaciones visuales. Además, hay otras 23 exposiciones de proyectos en las que figuran como coautores también investigadoras e investigadores españoles.
El Ceder/Ciemat, el Cener, el CIRCE de Aragón, el Imidra de Madrid, el ITACyL y Cartif de Castilla y León, el Cicytex de Extremadura y las universidades de Jaén, Sevilla, Politécnica de Valencia, Zaragoza, Santiago de Compostela, Valladolid y País Vasco son algunos de los organismos y entidades que presentan innovaciones en el campo de la bioenergía principalmente.
Entre las exposiciones hay nombres propios de proyectos de los que ya se ha informado en estas páginas, como BIOrescue y ButaNext, y otras que abordan la poda de frutales para obtener pélets, la estimación y distribución geográfica de tierras agrícolas marginales en España con potencial de bioenergía, la gasificación de residuos para generación de energía, las mejoras tecnológicas para la transformación de biogás en biometano y el empleo de subproductos del aceite de colza como cosustrato en la producción de biogás, entre otros muchos.