“Se asume que la biomasa no aumenta su contribución sobre la situación en 2015. Este es un supuesto relevante, pero que por otra parte refleja que la biomasa cuenta con numerosos problemas: emisiones de CO2 no nulas si se tiene en cuenta el ciclo de vida, dificultades logísticas y de aprovisionamiento, emisiones de partículas, etcétera”.
Como, efectivamente, la Comisión de Expertos de Transición Energética no cuenta con más biomasa, concretamente la eléctrica, en el escenario base que plantea en su informe recientemente presentado al ministro Álvaro Nadal, deslizan a lo largo del texto cuestionamientos como el referido en el primer párrafo.
A la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) les llama la atención que “no haya sido tenida apenas en cuenta (la biomasa eléctrica) cuando el propio informe habla de su capacidad de respaldo y considera ‘importante’ plantear subastas específicas por tecnologías, reconociendo las distintas características de las tecnologías renovables”.
Como hizo hace apenas unos días, vuelve a recordar que la biomasa eléctrica “tiene un potencial de 8.000 megavatios adicionales, que aportarían al mix nacional gestionabilidad y firmeza, y ayudaría a garantizar la seguridad de suministro”.
Hueco para la biomasa térmica más allá de 2030
Sí se tiene más en cuenta a la biomasa en el apartado térmico, incluso más allá de 2030: “a 2050, las renovables no eléctricas que se indican es fundamentalmente biomasa, que hay que recordar que se utiliza en esta simulación exclusivamente como fuente representativa de una energía térmica descarbonizada”.
En este caso, APPA lo destaca en positivo: “el informe habla de la necesidad de utilizar las renovables térmicas (como la biomasa, el biogás o la geotermia), tanto a nivel de hogares individuales como en sistemas centralizados de redes de calor y el necesario estudio del uso de renovables térmicas en la industria”.
Sin embargo, otro estudio reciente, muestra similares posturas tibias, también con la biomasa térmica. Se trata del de la Fundación Renovables: Hacia una transición energética sostenible. Propuestas para afrontar los retos globales. Aunque también reconoce el importante papel que puede jugar, pone límites a su desarrollo. Por un lado afirman que “la biomasa debe ser potenciada sobre todo para su utilización como fuente de generación de energía eléctrica en entornos próximos a su producción” y para calefacción en ámbitos rurales “donde el recurso esté disponible en el entorno cercano”.
La Fundación Renovables no contempla la calefacción con biomasa en las ciudades
Sin embargo, añaden que, “dado que la mayoría de los edificios están en un entorno urbano, hacemos especial hincapié en que el uso directo de biomasa para calefacción debe ser evitado por ser un recurso renovable escaso que debe reservarse para aquellas aplicaciones que no tengan fácil alternativa, y que no es el caso de la calefacción”.
Jorge Herrero, director de Proyectos de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), matiza que “el aprovechamiento agroforestal de recursos va en aumento sin ningún tipo de escasez, como menciona el informe, esto sólo ocurre con los combustibles fósiles. La superficie forestal crece y el uso energético de biomasa evita el abandono de los bosques que muchas veces acaban siendo pasto de incendios forestales”.
Tanto el informe de la Comisión de Expertos como el de la Fundación Renovables piden la elaboración de planes para mejorar la gestión de diferentes tipos de biomasa, en especial la forestal. Herrero recalca que “el aumento de su uso en Europa no ha supuesto un aumento del porcentaje de consumo de recursos forestales, debido entre otras cosas al aumento de la eficiencia de los equipos de calefacción”.
Zonas rurales como "suministradoras" de calefacción a las ciudades
El representante de Avebiom también recuerda que “tenemos políticas de economía circular en la industria agroalimentaria que están permitiendo aprovechar y gestionar sostenible y energéticamente subproductos, como por ejemplo el hueso de la aceituna”.
En cuanto al límite que la Fundación Renovables pone a la biomasa térmica en las ciudades, Herrero señala que, “al igual que las zonas rurales son suministradoras de recursos a las ciudades como alimentos, muebles, electricidad y paisaje, también pueden serlo de calefacción”.
“Las redes de calefacción distribuidas en entornos urbanos son uno de los principales sistemas de distribución energética en toda Europa, y muchos de ellos usan biomasa”, señala Jorge Herrero, quien apostilla que “para las ciudades españolas pensamos que el reto en cambiar la cultura impuesta por las calderas individuales de gas por estos sistemas colectivos bien gestionados, que utilicen biomasa procedente de un entorno razonable”.
La Comisión de Expertos “ignora el importante papel de los biocarburantes”
Para terminar, y al igual que pasó con el informe de la Fundación Renovables, el de la Comisión de Expertos de Transición Energética, tampoco deja en buen lugar a los biocarburantes. APPA subraya que “el documento ignora el importante papel que deben jugar tanto los convencionales como los avanzados para la consecución de los objetivos de descarbonización y energías renovables previstos para 2030 en la Unión Europea”.
APPA también advierte sobre “la falta de consideración mostrada por la Comisión de Expertos sobre el grave impacto que podrían tener sus propuestas en la supervivencia de la industria española de biocarburantes y sobre la importancia de disponer de un mix diversificado de fuentes renovables en el transporte”.