Según datos aportados por la patronal europea del bioetanol, ePure, “incluso antes de que la pandemia cambiara radicalmente los mercados mundiales de combustibles y materias primas, las importaciones de etanol renovable para combustible en la UE habían aumentado considerablemente de 2017 a 2019, de 87.600 a 536.000 toneladas, es decir, un 512 por ciento, ganando rápidamente una cuota de mercado significativa: del dos por ciento en 2017 al catorce por ciento en el primer trimestre de 2020”.
La misma patronal ya había publicado un informe en septiembre en el que exponía claramente la entrada masiva de etanol para diferentes usos, no solo combustible, desde Estados Unidos, que pasó de exportar en 2018 a la UE 115 millones de litros a subir a los 383 en 2019. En total, la UE duplicó los seiscientos millones de 2018 el siguiente año, hasta llegar a los 1.289 millones de litros.
Estas cifras han convencido a la CE, que el jueves pasado hacía pública la aprobación de un reglamento que establece una vigilancia retrospectiva respecto a las importaciones de etanol renovable para combustible, porque considera que “en el contexto de la recesión económica provocada por la covid-19, las importaciones de bioetanol han aumentado significativamente en los últimos meses a precios bajos”.
Reaparecen las exportaciones sospechosas
En dicho reglamento explica que “el 84 por ciento de la producción mundial total de etanol renovable para combustible (más de 70 millones de toneladas) se concentra en Estados Unidos (54 por ciento) y Brasil (30 por ciento)”, y añade: estos dos países tienen una capacidad de producción tan grande que incluso un exceso limitado de su producción anual puede traducirse en un exceso de oferta en el mercado mundial”.
La CE acaba reconociendo que “las importaciones desde Estados Unidos han aumentado constantemente en los últimos tres años y las procedentes de Brasil en los primeros meses de 2020”. Hace un año y medio, cuando dio por concluido el período de medidas antidumping contra este tipo de importaciones, justificaba la decisión por la ausencia de probabilidad de reaparición de las mismas objeto de dumping procedentes del país afectado.
Las exportaciones sospechosas han reaparecido, como aventuraba entonces ePure al rechazar la decisión de la CE. “La industria europea ha aportado pruebas de que un nuevo aumento de las importaciones causaría un perjuicio económico al sector”, asegura ahora, por lo que se toman “medidas inmediatas para permitir el seguimiento de los volúmenes de importación, lo que permitirá a la industria del bioetanol evaluar mejor la situación”.
“La recuperación no debe quedar bloqueada por prácticas comerciales distorsionadoras”
Valdis Dombrovskis, vicepresidente ejecutivo de la Comisión y comisario de Comercio, afirma que “nuestras economías siguen viéndose afectadas por las consecuencias de la pandemia y nuestro proceso de recuperación no debe quedar bloqueado por las prácticas comerciales distorsionadoras de terceros países. Esta es la razón por la que debemos seguir de cerca cualquier evolución del comercio que pueda derivarse de la competencia desleal y este es el caso del bioetanol en la actualidad”.
Dombrovskis no descarta que “otras industrias necesiten pronto también la vigilancia de las importaciones, de modo que puedan protegerse mejor de estas prácticas negativas”. Desde la CE explican que esta medida “proporciona un seguimiento rápido de su evolución en relación con productos específicos”, y que los datos, disponibles públicamente, “mejorarán la visión de conjunto que las industrias tienen de la situación de su sector y les proporcionarán información basada en hechos con la que explorar la necesidad de adoptar nuevas medidas”.
La vigilancia “es un primer paso”
La vigilancia se establece para todos los países de origen por un período de un año. “Es un primer paso para recopilar información y monitorear la evolución de las importaciones. La industria del etanol renovable de la UE está dispuesta a actuar para prevenir más daños y preservar su sector y puestos de trabajo en toda la UE”, afirma Emmanuel Desplechin, secretario general de ePure.
Para esta asociación se trata de “un paso importante para evitar que un aumento repentino de las importaciones cause más daños a la industria”. Consideran que “permitirá un seguimiento estrecho del volumen de importaciones de etanol en la UE, lo que facilitará una reacción rápida y eficaz en caso de que se materialice la amenaza vinculada a esas importaciones”.
Acumulación de existencias que “están ansiosos por vender”
“Las perturbaciones del mercado por la covid-19 han creado condiciones que podrían acelerar el flujo de importaciones hacia la UE hasta niveles sin precedentes una vez que la crisis disminuya”, añade Desplechin. Recuerda igualmente que esas perturbaciones han hecho que los productores de fuera de la UE “hayan acumulado existencias significativas y estén ansiosos por venderlas por todos los medios".
Por último, destacan desde ePure que “la industria del etanol de la UE ha desempeñado un papel vital en la actual crisis de salud y ha realizado importantes esfuerzos para contener la pandemia de covid-19. En esta situación, la preservación de una industria sólida es clave para garantizar un suministro suficiente de desinfectantes para manos y otro tipo de desinfectantes en toda la UE”.