En Europa, pero sobre todo en España, la biomasa, el biogás y los biocarburantes han dejado de contar con las ayudas y subvenciones necesarias para su crecimiento. En nuestro país es posible que la biomasa eléctrica quede fuera de la próxima subasta de energías renovables y en el continente el Parlamento Europeo ha puesto definitivamente contra las cuerdas al biodiésel de aceite de palma. Nadie del sector quiere más sorpresas negativas.
Copa-Cogeca (confederación europea de organizaciones profesionales y cooperativas agrarias) lleva años mostrándose firme en la defensa de la bioenergía como una pata más del desarrollo agrario. Hace unos días, conscientes de que los movimientos en Bruselas no son muy pro-bioenergía, afirmaban: “rechazamos la propuesta de la Comisión Europea encaminada a limitar e incluso suprimir gradualmente el uso de la biomasa agrícola y forestal de la combinación de energías renovables en la UE".
La biomasa debe jugar un “papel indispensable”
Pekka Pesonen, secretario general de Copa-Cogeca afirma que "puesto que se ha nominado a varios eurodiputados para redactar los proyectos de dictamen este mes de mayo, les instamos a tomar en cuenta nuestras propuestas para ensalzar el papel de la biomasa agrícola y forestal en todos los sectores de la bioenergía".
La European Biomass Conference and Exhibition (EUBCE), que celebra su vigésimo quinta edición a mediados de junio, se convertirá seguro en un punto neurálgico de las reclamaciones del sector. De hecho, centrarán sus intervenciones y propuestas en el “papel indispensable de la biomasa" y en el concepto de bioenergía dentro de la bioeconomía.
Más bioenergía en la bioeconomía
Para los organizadores de la EUBCE, este papel “forma parte del objetivo a largo plazo acordado en la cumbre climática de París de limitar el aumento de la temperatura media mundial”. “El potencial de la biomasa y las metas de política de bioenergía para 2030 y más allá también formarán parte de este debate”, añaden.
Se incide en el papel de la bioenergía en la bioeconomía porque ya en su día la Plataforma Tecnológica Española de la Biomasa (Bioplat) advirtió que en España dicho papel no era precisamente protagonista. Tampoco en Europa se ve con optimismo desbordante la apuesta de la UE por la misma, que en sus últimas propuestas de economía circular prima más la prevención y el reciclado de residuos que la combustión con aprovechamiento energético.
Más biomasa para equilibrar las redes e interconexiones
Copa-Cogeca, que se opone abiertamente al límite propuesto por la CE para los biocarburantes convencionales (3,8 por ciento en 2030), propone un 7 por ciento para 2030 y que “los proveedores de combustible tengan la obligación de incluir un porcentaje mínimo de un 15 por ciento para todos los tipos de biocombustibles sostenibles empleados en el transporte de aquí a 2030”.
En cuanto a la biomasa sólida y el biogás, Dietrich Klein, responsable del grupo de trabajo de Bioenergía, considera que "la prioridad debe seguir siendo el tendido y la gestión de las interconexiones para la electricidad generada a partir de ellas, puesto que este tipo de electricidad ayuda a equilibrar las redes. Las medidas de estabilización serán más que necesarias hasta 2030".
Aumento anual de un punto porcentual del valor energético calorífico renovable
La patronal agraria europea también aborda cuestiones referidas a la generación de calor y la refrigeración: “el aumento voluntario de las fuentes de energía renovable en un punto porcentual del valor energético calorífico cada año, propuesto por la CE, debería ser obligatorio para los Estados miembros”.
Puntualiza Copa-Cogeca que “únicamente se debería hacer una excepción con aquellos en los que la proporción de las fuentes de energía renovable en los sectores de la calefacción y la refrigeración supere ya el 60 por ciento”.
En España, la reciente asamblea general de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom) volvió a resaltar el importante papel que juega la biomasa en términos económicos (0,34 del PIB nacional y 0,37 por ciento del de todos los Estados miembros) y sociales (300.000 empleos en la UE), pero no transmitió ningún mensaje sobre la encrucijada en la que se encuentra el sector.