En plena espera tensa de la decisión procedente de las negociaciones (comúnmente llamado trílogo) entre el Parlamento, la Comisión y el Consejo europeos sobre la nueva directiva de energías renovables, permanecen los debates, declaraciones e informes sobre el futuro de los biocarburantes en el transporte.
Los últimos tienen que ver con los avanzados. Tanto Emmanuel Desplechin, secretario general de la patronal europea del etanol (ePure), como Manuel Bustos, director de la sección de Biocarburantes de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), han mostrado su respaldo general a mantener las políticas de apoyo al sector, pero subrayando la relevancia de los biocarburantes avanzados.
Bustos se remite principalmente a un informe publicado a finales de enero por la CE (Research and innovation perspective of the mid-and long-term potential for advanced biofuels in Europe), que concluye que “la investigación y innovación desempeñan un papel central en el desarrollo de tecnologías avanzadas de biocombustibles para ayudar a alcanzar los objetivos climáticos y energéticos de la UE”.
La mitad del transporte se puede mover con biocarburantes avanzados en 2050
“Las conclusiones de este estudio nos parecen especialmente interesantes en la medida en que ponen de manifiesto que los biocarburantes tienen potencial para realizar una importante contribución para la satisfacción de las demandas energética del transporte en las próximas décadas”, señala el director de APPA Biocarburantes.
El estudio señala que dichos biocarburantes podrían llegar a cubrir en 2050 de manera sostenible casi el 50 por ciento de todas las necesidades energéticas de transporte de la UE, y aportar el 65 por ciento de los ahorros de emisiones de gases de efecto invernadero exigidos al sector, utilizando principalmente recursos autóctonos.
Aire, mar y transporte de mercancías por carretera
Este desarrollo será especialmente importante en la aviación, la navegación marítima y el transporte de mercancías por carretera, dada la escasez de alternativas viables de descarbonización en estas áreas durante el período considerado. Se exponen como claves las políticas de investigación e innovación centradas en las materias primas y las tecnologías de conversión, que ayuden a movilizar las importantes inversiones requeridas.
En este punto coincide con el informe del Comité de Expertos de Transición Energética, recientemente presentado en España, donde se afirma que “hay modalidades de transporte (por ejemplo, el aéreo) para las que no se vislumbra una solución de descarbonización a medio plazo, y en el que los biocombustibles pueden por tanto jugar un papel relevante”.
Otro de los datos que aporta el estudio de la CE es que se mejoraría significativamente la seguridad energética, crearía más de 100.000 puestos de trabajos netos y permitiría a los biocarburantes avanzados una contribución al PIB de la UE del 1,6%. “Pero para ello es necesario que se adopten las políticas y medidas regulatorias oportunas, ya que, de lo contrario, todo este importante potencial no podrá desplegarse adecuadamente”, añade Manuel Bustos.
Si no se apoyan políticamente, los avanzados corren peligro
Algo similar opina Emmanuel Desplechin, quien afirma que “necesitan tiempo para desarrollarse y un marco de políticas estable que promueva las inversiones existentes, realizadas en muchos casos por las mismas personas que han invertido en los convencionales. Los mismos inversionistas serán esenciales en el crecimiento de tecnología avanzada, como el etanol celulósico”.
La Comisión de Expertos advierte que “es de esperar que, si los biocombustibles de segunda generación no consiguen reducir significativamente sus costes en un plazo razonable de tiempo, la propia UE revise su estrategia”. Una estrategia que, de momento, y a la espera de los resultados del trílogo, se mueve en la ambigüedad de marcar o no objetivos para los avanzados.
Desplechin, apremia a que se establezcan objetivos de cumplimiento en la UE, y asegura que “muchos Estados miembros tienen ya o implementarán mandatos específicos de biocarburantes avanzados, como Finlandia, Italia, Dinamarca, Francia, Alemania y Eslovaquia”.