Mejorar la eficiencia y la rentabilidad sigue siendo el principal objetivo de las iniciativas, tecnológicas y comerciales, que se emprenden en los países del Mediterráneo para aprovechar energéticamente los diferentes residuos procedentes del cultivo del olivar y del procesamiento de la aceituna. Oliven, acrónimo de Oportunidades para la mejora de la cadena de suministro del aceite de oliva a través de la valorización de subproductos, es una de ellas.
David Vera, profesor del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Escuela Politécnica Superior de Linares de la Universidad de Jaén (UJA) y coordinador del proyecto, afirma que el objetivo principal es "calcular las emisiones de CO2 que se derivan de producir aceite de oliva virgen actualmente con los procesos de producción que se siguen y proponer la creación de nuevas tecnologías renovables y alternativas que utilicen los residuos que se generen”.
Esas nuevas tecnologías renovables y alternativas se centran básicamente en “autogenerar energía eléctrica y térmica en las propias almazaras o cooperativas", prosigue Vera. A ello se suma también la opción de producir biochar, un carbón activo que potencia el uso del suelo de olivar y lo protege de la erosión, relatan en la nota de prensa de la UJA.
Central de gasificación en Mengíbar (Jaén)
El proyecto se encuentra al cincuenta por ciento de su ejecución (culmina a mediados de 2021) y anuncian que, para su demostración, los investigadores instalarán en Mengíbar una central de gasificación, actualmente en construcción, para producir electricidad y energía térmica en forma de autoconsumo con los residuos del proceso productivo de aceite de oliva.
Oliven busca dar con una tecnología de valorización exitosa para esos residuos en España, Túnez y Turquía. Para ello se han emprendido tareas específicas: desarrollo de un estado del arte de la cadena de valor del aceite de oliva, los subproductos actuales y las técnicas de valorización para cada país; identificación y definición de la tecnología innovadora y madura de valorización; y análisis del ciclo de vida comparativo y de costes de las actuales cadenas de valor más representativas en cada país, evaluando las mejoras propuestas.
De cada cien kilos de aceitunas procesadas, ochenta se convierten en residuos
Esos subproductos ahora no son valorizados o su gestión no se realiza de forma eficiente, convirtiéndose en residuos. David Vera explica que “de cada cien kilos de aceitunas procesadas, más de ochenta se convierten en residuos (hueso, alperujo y hoja) sin tener en cuenta las podas de olivar. Esto aumenta los costos de tratamiento de residuos para cada planta de producción de aceite, generando una pesada carga económica y ambiental en toda la cadena de valor”.
Para el investigador de la UJA, “el análisis del ciclo de vida es una metodología muy importante para identificar los procesos que generan problemas ambientales significativos”. Esto es esencial para cumplir con otros de los objetivos de Oliven: proporcionar información útil para asociaciones de productores de aceite de oliva con el fin de cambiar sus hábitos actuales hacia soluciones más sostenibles y de economía circular.
De Oliven a SustainOlive
A partir de aquí, la UJA pone nombres y apellidos a esas soluciones: “instalar una tecnología de valorización de residuos (gasificación de biomasa) capaz de autoconsumir la energía de una almazara u orujera; mejorar la calidad del suelo y prácticas agrícolas mediante el uso limitado de energía, agua y productos químicos (pesticidas y fertilizantes); y aumentar los ingresos económicos de agricultores y productores locales de aceite mediante el acceso a nuevos mercados (producción y autoconsumo de energía y producción de fertilizantes), impulsando así la economía rural”.
La UJA, que lleva más de una década investigando y desarrollando tecnologías para el aprovechamiento energético de la biomasa del oliva, está también implicada como coordinadora en SustainOlive. En este caso lo hace a través del Centro de Estudios Avanzados en Olivar y Aceites de Oliva y del Centro de Estudios en Ciencias de la Tierra. En él participan veintidós socios de seis países y está financiado por el Programa Marco de Investigación e Innovación Horizonte 2020 de la UE.
“Paquetes tecnológicos sostenibles” para cada tipología del olivar
Su objetivo principal es “construir capacidades de investigación e innovación para desarrollar nuevos conocimientos, conceptos y soluciones innovadoras basadas en conceptos agroecológicos y en el intercambio de conocimiento entre los principales actores del sector del olivar, para mejorar la sostenibilidad del olivar y la gestión de los subproductos de las almazaras”.
Según Roberto García, catedrático de Ecología de la UJA y coordinador de SustainOlive, “se pretende identificar paquetes tecnológicos sostenibles, que son combinaciones de prácticas de manejo, relacionadas con el suelo, la fertilización o la gestión de los residuos de la cosecha, que se puedan implementar a cada una de las tipologías de olivar en cada uno de los países”.
De AGROinLOG a la una planta comercial de Bioliza
Recientemente también se han dado noticias en torno a AGROinLOG. En concreto, uno de sus socios, Cooperativas Agro-alimentarias Castilla-La Mancha, celebró una jornada (Oportunidades para el sector del vino y del aceite de oliva en el aprovechamiento de la biomasa) en la que “se analizaron las posibilidades que ofrece a la industria agroalimentaria la gestión y valorización de residuos y subproductos generados en esta actividad, contribuyendo así al cumplimiento de los objetivos de sostenibilidad medioambiental y de economía circular que demanda nuestra sociedad”.
En Energías Renovables nos hemos hecho eco de los avances de AGROinLOG desde que comenzó su andadura en 2017. El pasado año conocimos que el proyecto evalúa introducir en la productora de aceite griega Nutria una nueva línea de negocio, produciendo pélet a partir de la poda de olivo. Antes de concluir (abril de 2020), desde AGROinLOG estudiarán cómo extender el modelo de negocio asociados a centros logísticos integrados de biomasa en el sector de los forrajes, grano y aceite de oliva.
En el lado más comercial, precisamente una empresa de base tecnológica surgida de la Universidad de Jaén, Bioliza, tiene muy adelantada la aplicación comercial de una central de gasificación en la provincia de Jaén a partir de subproductos del sector oleícola. “El contrato con el proveedor del gasificador se firmará este mes de febrero y a lo largo del mes de marzo todos los demás (secadero de orujo, peletizadora y secadero de hueso)”, adelantan a Energías Renovables desde Bioliza.