Entre otros motivos, la moratoria aplicada en 2012 a las renovables supuso la paralización de los proyectos de plantas de producción de electricidad con biomasa en Extremadura. Solo Ence, en Mérida (Badajoz), consiguió sacar adelante una planta. Desde entonces el foco se centra en el aprovechamiento térmico y así se constató en la firma el pasado mes del Protocolo para el Aprovechamiento Sostenible de los Espacios Forestales.
Dicho protocolo tiene dos nombres propios: incendios y pélets. Por un lado se afirma que “más del 70 por ciento de la superficie extremeña es forestal, y se enfrenta a la amenaza continua de los incendios, cada vez más virulentos”. El presidente de la Asociación Extremeña de Empresas Forestales y de Medio Ambiente (Aeefor), Francisco Castañares, señala que “muchos de ellos se producen por el exceso de combustible que hay en el campo”.
Edificios públicos con biomasa térmica
Por otro lado se afirma que dentro de la potenciación del sector forestal, la gestión inteligente del paisaje forestal y la creación de bosques resistentes y resilientes a los incendios está “la valorización de todos los productos y subproductos forestales y el estudio de costes y viabilidad del suministro eléctrico de los edificios públicos de la Junta de Extremadura para la posible incorporación de la biomasa térmica”.
Las empresas firmantes del protocolo se comprometen a reducir dicho combustible tanto en los montes públicos como en los privados para producir posteriormente energía. Castañares asegura que “se trabaja ya en la ubicación de plantas de pélets en Sierra de Gata, La Siberia y las Hurdes que permitirán sacar 300.000 toneladas anuales de combustible del monte, algo que contribuirá no solo a evitar incendios, sino también a obtener beneficios”.
1.500 puestos de trabajo y 48 millones de inversión
El presidente de Aeefor concreta que de esta manera “en cinco o seis años se podrán extraer de los montes entre 600.000 y 700.000 toneladas anuales para el aprovechamiento energético y crear unos 1.500 puestos de trabajo directo, indirecto e inducido”. Apostilla Castañares que “la inversión en las plantas será de unos 30 millones de euros anules y en los montes de entre 16 y 18 millones de euros anuales”.
Las cifras de creación de empleo deben ser tratadas siempre con cautela, según sea el método de recuento, incluido el concepto de “inducidos”. El último informe sobre el Impacto macroeconómico de las energías renovables de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) contabilizan 3.020 puestos de trabajo (1.954 directos y 1.066 indirectos) en la biomasa térmica para el total de España. Sin embargo, otro estudio de la Plataforma Tecnológica Española de la Biomasa (Bioplat) contabiliza 27.400 en el mismo sector.
Prudencia en la cifras
Igualmente, se entiende que el destino final tanto de las 300.000 toneladas de biomasa para las tres primeras plantas proyectadas, como las 700.000 pensadas a seis años, tendrán otros usos energéticos o de otro tipo más allá del pélet.
Desde la Junta de Extremadura añaden que “este protocolo se enmarca en la Estrategia de Economía Verde y Circular para Extremadura, un documento cuya finalidad es conseguir un modelo de desarrollo sostenible para la comunidad, así como la preservación y mejora de la calidad medioambiental y la biodiversidad de la región”. El protocolo lo firmó también Extremadura Avante, que presta sus servicios a las empresas extremeñas para impulsar el desarrollo industrial y empresarial.