Granollers es la capital de la comarca barcelonesa del Vallés Oriental, y la ciudad más poblada de la misma, con 60.000 habitantes. Para algunos proyectos europeos (LIFE+ Airuse) hay que ser muy prudentes con la instalación de calderas y redes de calor en entornos urbanos como este por las emisiones de partículas en suspensión que provocan, e incluso algunos informes del sector (Fundación Renovables) directamente la descartan en las ciudades.
El Ayuntamiento de Granollers confía, tanto en las normas europeas de obligado cumplimiento en cuanto a emisiones de este y otros contaminantes, que precisamente entran en vigor mañana, 20 de diciembre, para las nuevas instalaciones; como en las tecnologías que se aplicarán para reducirlas.
Consciente de formar parte de la zona 2 de especial protección del ambiente atmosférico para óxidos de nitrógenos (NOx) y partículas PM10 inferiores a diez micras de diámetro) de su Plan de Actuación para la Mejora de la Calidad del Aire, el Ayuntamiento ha establecido como requisito en el proyecto y en la ejecución que las emisiones PM10 de las calderas de biomasa, que estas sean inferiores a 40 mg/m3.
Es el límite que marca el reglamento de la Unión Europea sobre los requisitos de diseño ecológico aplicables a calderas de combustibles sólidos. El real decreto español que lo traspone marca límites de 50 mg/m3 para las partículas, 500 para los NOx y 200 para el dióxido de azufre para aquellas instalaciones nuevas entre 1 y 5 megavatios, como las proyectadas por el Ayuntamiento de Granollers.
Doce edificios de Granollers con energía térmica de dos redes
Una de las redes de calor abastecerá de energía térmica a cinco edificios públicos: el cine Edison, las escuelas Salvador Espriu y Salvador Llobet, la Escola Municipal de Treball y el instituto Antoni Cumella. La otra llegará a siete edificios: la Impremta /Taller d'Artistes, el Centre de Cultura Popular i Tradicional La Troca, la escuela Ferrer i Guàrdia, las pistas municipales de atletismo, los pabellones municipales El Parquet y El Tub y el instituto Carles Vallbona.
En los dos casos sustituyen a antiguas calderas de gas y el Ayuntamiento de Granollers incide en que “para garantizar el buen funcionamiento de las instalaciones se prevén puntos de toma de muestras de los gases emitidos (emisiones gaseosas y partículas), la instalación de filtros en la salida de las calderas, así como controles periódicos para asegurar el cumplimiento de los valores límites de emisión”.
Hay calderas que ya cumplen con las emisiones y otras que les falta mucho
Durante el último Congreso de Bioenergía celebrado la pasada semana en Cuenca, se profundizó en la medición y control de estas emisiones. Raquel Ramos, directora del Centro de Desarrollo de Energías Renovables (Ceder/Ciemat), expuso cómo se hace el seguimiento de emisiones en diferentes calderas y redes de calor, con ejemplos de algunas en activo que cumplen ya con los límites establecidos para las nuevas y otras que tendrán que mejorar sustancialmente si quieren cumplir con ellos en 2025.
Para Ramos, “hay una serie de requisitos que son fundamentales para cumplir con los niveles de emisiones, como la calidad del biocombustible y los equipos de combustión con tecnología para lograr bajas emisiones”. Añadió que “en instalaciones existentes el funcionamiento de los sistemas de reducción de emisiones debe controlarse”.
A continuación, Pablo Rodero, técnico de Proyectos Europeos de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom), destacó la importancia de sellos de calidad como ENplus y Biomasud para conseguir biocombustibles sólidos que por su baja humedad y contenidos en ceniza, entre otros parámetros, favorezcan la reducción de emisiones.