El informe de la AIE pone en valor los esfuerzos legislativos y empresariales que se están haciendo para limitar los efectos contaminantes de la combustión de biomasa sólida, ya que libera compuestos orgánicos volátiles (COV), partículas (PM), óxidos de nitrógeno (NOx) y de azufre (SOx) y, cuando dicha combustión es incompleta, también monóxido de carbono (CO).
Avebiom destaca del informe que las calderas y estufas modernas de biomasa cumplen con estrictos límites de emisiones cuando son utilizadas de forma apropiada, aunque se augura un ajuste cada vez más riguroso de los mismos a escala legislativa en la Unión Europea.
Recientemente, la propia Avebiom y la Fundación Circe (Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos) expresaban su temor ante la nueva normativa que incluirá las calderas de biomasa no leñosa con requisitos de diseño ecológico específicos para sus tipos de emisiones contaminantes.
Normas más estrictas por venir
El informe de la AIE recuerda que 2017, la Comisión Europea anunció la imposición de infracciones contra dieciséis estados miembros por niveles excesivos de PM10 (partículas sólidas con diámetro inferior a 10 micras). “En consecuencia, es probable que las regulaciones, el monitoreo y la obligatoriedad de cumplir con niveles de emisiones se vuelvan más estrictos para los sistemas de calefacción residencial con biomasa sólida”, apostillan.
A la espera de estas normativas más estrictas, la AIE tiene claro que “las chimeneas abiertas y las estufas de leña tradicionales generan altas emisiones de contaminantes del aire y su uso debe desaconsejarse en áreas urbanas por razones de calidad del aire”.
Por el contrario, “en grandes instalaciones de biomasa los equipos de limpieza de los gases de combustión pueden reducir las emisiones a niveles aceptables cuando están diseñados adecuadamente”. Algunas investigaciones buscan también reducir al máximo estas emisiones en calderas domésticas, como la realizada por un equipo de la Universidad de Vigo para implantar en ellas sistemas de retención electrostática de partículas.
La importancia de la combustión completa y de los biocombustibles certificados
Avebiom resalta también del trabajo de la AIE el hecho de que la combustión completa de la biomasa minimiza la liberación de contaminantes al aire y que para solventar las consecuencias de que sea incompleta “existen medidas secundarias, como convertidores catalíticos y precipitadores electrostáticos, que reducen las emisiones”. Pero también es consciente de que dicha medidas “no se suelen instalar en equipos residenciales por su elevado coste”. La investigación de la Universidad de Vigo busca también abaratar estos costes.
Pero como señalan Avebiom y la AIE, no solo las calderas, sino también el uso de biocombustibles apropiados es clave. “Para mantener las emisiones en niveles bajos, el contenido de humedad, el tamaño y el contenido de ceniza del biocombustible deben ser los apropiados”, y citan las normas de calidad que sustentan certificaciones como las de ENplus.
Otro amplio estudio también sobre las emisiones de la calderas de biomasa lo presentó hace dos años el proyecto LIFE Airuse, en el que participaron siete centros de investigación europeos, entre los que estaba el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA/CSIC). En él se reconocía que los pélets certificados con ENplus o DINplus reducían considerablemente las emisiones de los equipos.
Obligación de la certificación
En Airuse también se concluía que los resultados de los estudios de medición, junto con el desglose de los factores de emisión por tecnología y tipo de combustible, “conducen a diferencias bastante grandes, especialmente entre los aparatos domésticos de tipo antiguo, que dominan en los países del sur de Europa, frente a las estufas de leña y calderas modernas con mayor eficiencia de combustión”.
En las conclusiones del proyecto se advertía que “los requisitos de emisión para el etiquetado ecológico de los aparatos de combustión a pequeña escala para biocombustibles de madera deben ser obligatorios en todos los países”. Y añadía que “el requisito de vender solo pélets certificados también debe ser generalizado”.
En España, tanto la patronal del sector (Apropellets) como la propia Avebiom consideran que el Real Decreto 818/2018, sobre medidas para la reducción de las emisiones de determinados contaminantes atmosféricos se podría haber aprovechado para ser más estrictos en las demandas de certificación.
Pablo Rodero, responsable de proyectos europeos en Avebiom, ya declaró a este portal que “el real decreto es un paso muy importante, pero sigue sin establecer como obligatorio que cualquier biocombustible sólido que entre en el mercado esté certificado por un sello estandarizado y con un proceso completo detrás de ensayo, verificación, inspección y auditoría”. Justo lo mismo que demandan en sus conclusiones la AIE y el proyecto Airuse.
