En 2001, cuando los proyectos de plantas de biocarburantes corrían de compañía en compañía, Abengoa y Ebro Puleva anunciaban la construcción de una planta en la que invertirían 18.000 millones de pesetas, es decir, casi 110 millones de euros. La multinacional sevillana la acabó construyendo en Cádiz y la cifra está acorde con las que aporta la información de El Economista, al dar a conocer la sentencia que permite la adquisición de Cepsa de la planta de Abengoa en San Roque, que esta última la valora en 75 millones de euros y en la que en invirtió 95 millones. Ahora la vende por ocho millones.
Todos los indicios apuntaban a que, por lógica, sería Cepsa la adjudicataria de la única instalación de biodiésel que tenía Abengoa. La fábrica está situada en el puerto de San Roque, junto a la refinería de la petrolera, que es destinataria de un biodiésel fabricado principalmente con aceite de palma, motivo por el cual ha recibido críticas por parte de grupos ecologistas como Greenpeace.
Compromiso de conservar los 51 puestos de trabajo
La información de El Economista subraya que, acorde con la sentencia del juzgado de lo mercantil número 1, Cepsa tendrá que pagar por las existencias de materia prima y biodiésel que haya en la planta en la cantidad que resulte de su valor de mercado. Igualmente, asume “la totalidad de los 51 trabajadores de Abengoa Bioenergía San Roque, que conservarán sus condiciones laborales actuales. Por el contrario, la petrolera está exenta de la obligación de pago de cualquier pasivo concursal o contra la masa de la sociedad”.
La planta lleva casi cinco años produciendo muy por debajo de su capacidad (200.000 toneladas de biodiésel), a pesar de que en la orden de asignación de cantidades de producción de biocarburantes de 2014 el Ministerio de Industria, Energía y Turismo le otorgaba la totalidad de dicha capacidad. La no renovación de esa asignación el pasado año y la rebaja prevista en los objetivos de biocarburantes en el transporte en la reforma de la directiva de renovables mantienen un futuro incierto para estas y otras plantas de biodiésel.
Hugoton no se la queda Shell, sino Synata Bio
Algo más de suerte corrió Abengoa con la venta de uno de sus principales activos en su industria de bioenergía, la planta de etanol celulósico de Hugoton, en Kansas (Estados Unidos). A pesar de que este portal dio por definitiva la oferta de veinticuatro millones de euros que presentó en octubre otra petrolera, Shell, ante el tribunal de Kansas que dirimía el proceso de quiebra de Abengoa, el pasado mes se conocía que acabó en manos de Synata Bio.
Esta compañía radicada en Illinois, y de reciente creación a partir de otra denominada Coskata, entró en la subasta de la planta a finales de noviembre, provocando que Shell subiera su oferta hasta los cuarenta millones de dólares (38 millones de euros). A continuación, Synata Bio subió a los 48,5 millones de dólares (46 millones de euros) y Shell se retiró de la puja. No obstante, como en el caso de San Roque, la cantidad no cubre las cifras que se manejaron en su día sobre la inversión en Hugoton, ya que Abengoa recibió una garantía de préstamo de 103,5 millones de euros y una subvención de 76 millones a través del Departamento de Energía de Estados Unidos.
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