“Los combustibles a partir de biomasa en el transporte serán indispensables para descarbonizar la economía global y habrá una gran necesidad de ellos durante las próximas décadas”. Así se expresaba la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena) el pasado año en su primer informe sobre las perspectivas globales de las renovables (Global renewables outlook) de aquí a 2050.
Repasando las ventas de vehículos en 2020 publicadas tanto por la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA en sus siglas en inglés) y la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), se aprecia que los vehículos de gasolina y diésel, aquellos que incorporan obligatoriamente etanol y biodiésel respectivamente, siguen dominando el mercado.
Según ACEA, en 2020 se vendieron en Europa diez millones de vehículos nuevos, de los cuales, el 47,5 por ciento fueron de gasolina y el 28 por ciento diésel. Es decir, 7,5 millones de vehículos. Es cierto que los vehículos con combustibles alternativos, sobre todo los eléctricos, crecen cada año. Por ejemplo, estos últimos representaron el 11,9 por ciento de las ventas totales de turismos en la UE, frente al 5,7 de 2019.
En España se vendieron 685.000 vehículos de gasolina y diésel y 166.000 del resto
En España, según datos de Anfac para 2020, “la crisis social y económica provocada por la pandemia de la covid-19 provocó una caída del 32,3 por ciento de las ventas, con 851.211 unidades para todo el conjunto del año”. En la UE el descenso fue del 23,7 por ciento. Según la misma asociación, las matriculaciones de vehículos electrificados, híbridos y de gas aumentan un 24 por ciento. La cuota sobre el total de ventas fue del 19,5 por ciento, con un 4,2 para los eléctricos. Esto supone que se vendieron casi 700.000 unidades de gasolina o diésel.
“Si bien es cierto que las ventas de automóviles eléctricos aumentan constantemente, los europeos siguen comprando principalmente automóviles que funcionan con combustible líquido; y el hecho de que estén en las carreteras europeas durante mucho tiempo subraya la necesidad de que la política de transporte y energía de la UE considere la importancia de soluciones bajas en carbono, como el etanol renovable”, concluyen desde ePure.
Pendiente de directivas y estrategias
La revisión de la nueva directiva de renovables para hacerla más acorde al Pacto Verde y la ambición climática de la UE, conllevará muy probablemente la modificación de los estándares de sostenibilidad que se les exige a los biocarburantes. Habrá que ver a qué tipo de estos biocombustibles se les considera en mejores condiciones para contribuir a esa descarbonización que defiende ePure con el etanol y otras asociaciones con el biodiésel.
Por otro lado, ePure recuerda que “a medida que los responsables políticos de la UE desarrollan una legislación clave como es la estrategia de movilidad inteligente y sostenible, deberían recordar que Europa necesitará más de una solución para descarbonizar el transporte por carretera en las próximas décadas”. Aunque ePure quiso ser optimista cuando la presentó la Comisión Europea, en dicha estrategia no se cita ni una sola vez a los biocarburantes.