La producción segura y saludable de biogás en países en desarrollo, que ayude a superar los enormes problemas sanitarios derivados de la mala combustión de biomasas en estufas y cocinas, es uno de los grandes desafíos humanitarios. La Agencia Internacional de las Energías Renovables, el Africa Biogas Partnership Programme y la ONG holandesa Stichting Nederlandse Vrijwilligers llevan a cabo diferentes iniciativas en este sentido.
Todas estas iniciativas están centradas en Asia y África, pero la Universidad de Burgos (UBU) muestra que también se trabaja en el mismo sentido en Sudamérica, en concreto en una localidad de 900 habitantes (Miguel Burnier) del estado Minas Gerais de Brasil. La instalación de 78 biodigestores domésticos para tratar los residuos del hogar “mejoran la calidad del agua en áreas rurales vulnerables y empobrecidas, donde no existe un sistema general de depuración”, resaltan en las conclusiones.
Además de los investigadores españoles han trabajo en el estudio otros de las universidades brasileñas Federal de Ouro Preto, de Contestado, Federal da Fronteira Sul y Federal de Santa Catarina. David Rodríguez, de la UBU, concreta que “se observó en el agua una reducción muy significativa de los patógenos analizados”, y añade que “se redujo en un noventa por ciento la presencia del virus de la hepatitis A, y en más de un 99 por ciento el adenovirus humano y las bacterias salmonella y E.coli”.
Biogás que utilizan como biocombustible y digestato como fertilizante
En la nota de prensa de la UBU se advierte que “antes de la instalación de los biodigestores, primer sistema de tratamiento de aguas residuales de la localidad, los lugareños vertían sus residuos sin tratar al río Miguel Burnier, un río empleado para la pesca, el riego de cultivos y el consumo animal y humano, con el riesgo que ello implica”.
A continuación explican que los biodigestores domésticos son contenedores cerrados donde los residuos del hogar, en forma líquida, son tratados, digeridos y fermentados, produciendo biogás que utilizan como biocombustible y un digestato que emplean como fertilizante. Añaden también que “tienen un bajo coste de instalación, ocupan poco espacio y, además, posibilitan la descentralización de las demandas sanitarias en zonas rurales de países en vías de desarrollo”.
“Los virus están considerados la principal causa de mortalidad en niños en países en vías de desarrollo como Brasil, donde no tienen establecidos sistemas centralizados de monitoreo de virus y depuración de aguas destinadas a consumo humano”, explican desde la UBU. De ahí la importancia de esta tecnología para prevenir posibles riesgos para la salud y garantizar la calidad del agua y la salud pública.
Por último, apostillan que actualmente, desde el Grupo de Investigación Microbiología Una Salud de la universidad “se negocia con Médicos Sin Fronteras para la evaluación de este tipo de medidas en campos de refugiados, con la intención de reducir el impacto de la falta de higienización del agua”.