Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de cuatro millones de personas mueren al año prematuramente por enfermedades atribuibles a la mala combustión de cocinas y estufas en los hogares, especialmente en países en desarrollo. Las mujeres, más implicadas en las tareas del hogar, son las más afectadas. Por este motivo, Jean Marc Silka quiso destacar en los East African Power Industry Awards el valor que el ABPP representa para la salud.
"En la mayoría de los programas de desarrollo, el impacto en términos de mejora de las condiciones de vida de las mujeres y los hogares rurales se percibe muchos años después de que se hayan puesto en marcha o cuando ya están acabados. Con el ABPP, ese impacto es inmediato: justo en el momento en que la mujer enciende su estufa de biogás cocina en un ambiente limpio y seguro”, explicó Silka en la entrega del galardón.
300.000 personas se benefician ya del programa
La entrega de los premios en su 18ª edición tuvo lugar en Nairobi entre el 21 y el 22 de septiembre. Durante la ceremonia se recordó que el ABPP es un consorcio formado por el Gobierno de los Países Bajos y las ONG Hivos y SNV, del mismo país, y que se encuentra en su sexto año de andadura. Hasta el momento se han instalado 60.000 plantas de biogás en Kenia, Etiopía, Burkina Faso, Uganda y Tanzania, “permitiendo así que más de 300.000 personas tengan acceso a una fuente sostenible de energía limpia”.
Además de subrayar la importancia de que poblaciones vulnerables, como mujeres y niños, dejen de estar expuestas a la contaminación en el interior de los hogares, desde ABPP apuntan que los agricultores y agricultoras dueños de los biodigestores practican ahora la agricultura ecológica al utilizar el digestato resultante de la digestión anaerobia como fertilizante e incluso pesticida.
Fertilizante ecológico para la huerta y luz para el estudio de los niños
Desde ABPP ponen el ejemplo de Helena Mucharo, agricultora que vive en las laderas del monte Kilimanjaro, cerca de la ciudad de Moshi, en el norte de Tanzania. Aparte de constatar que su salud ha mejorado, también verifica que el digestato de su planta de biogás es un estiércol muy fértil. “Desde que Helena empezó a aplicar el digestato en su huerta cosecha más verduras, vendiendo el excedente en el mercado local, lo que le genera un ingreso extra”, concluyen en ABPP.
Helena vuelca todas las mañanas dos o tres cubos de estiércol de vaca en el digestor. Esta mezcla (echa agua para ayudar a la digestión) les proporciona suficiente biogás para cocinar durante todo el día e incluso para encender una lámpara, esencial para el estudio y convivencia de los niños en el hogar. El objetivo del ABPP es instalar 100.000 plantas que “permitan a medio millón de personas acceder a una fuente de energía sostenible para el año 2017”.