El último informe anual realizado por la consultora Ecofys para la Comisión Europea (CE) sobre los dieciséis esquemas de certificación de biocarburantes resalta que estos son “el principal método utilizado por los operadores económicos para demostrar el cumplimiento de los requisitos obligatorios de sostenibilidad de los biocombustibles que se contabilizan para los objetivos de energía renovable”.
Ecofys recuerda que, de manera similar al funcionamiento de estos esquemas, “la RED II (acrónimo en inglés de la nueva directiva de renovables) introduce por primera vez requisitos obligatorios de sostenibilidad en toda la UE para los combustibles de biomasa sólidos y gaseosos, se utilicen para energía, calor o transporte”. Y añaden: “la CE no reconoce ninguno de los esquemas actuales para cubrir los combustibles de biomasa (más allá de los combustibles gaseosos utilizados en el transporte)”.
Concluye Ecofys que “espera que el mercado de esquemas voluntarios se expanda, tanto en términos del tamaño del mercado como de la gama de esquemas voluntarios disponibles”. Uno de los esquemas que ya evalúa dentro del informe en el campo de los biocarburantes, REDcert, ha dado el paso para esa expansión con SURE.
SURE y SBP los primeros en la parrilla de salida
Junto a Bioenergy Europe, la asociación europea del sector de la biomasa sólida, lo presentan como “un sistema de certificación independiente y veraz para garantizar el uso sostenible de la biomasa en el sector energético” y para “facilitar que todos los agentes económicos de la cadena de valor demuestren que cumplen los requisitos legales de la directiva”.
SURE se une así al Sustainable Biomass Partnership (SBP), un sistema que certifica desde 2015 a empresas asociadas al consumo de pélets y astillas en grandes centrales de producción de energía. En su memoria de 2019 afirmaban estar trabajando para “el reconocimiento de SBP bajo la RED II”. “Nos hemos comprometido con la CE para asegurarnos de que estamos bien posicionados para solicitar este reconocimiento”, apostillan.
En la presentación de SURE, sus promotores aseguran que “es un sistema de certificación de alcance completo, práctico y bien equilibrado, para toda la cadena de suministro, desde productores de biomasa agrícola y forestal a fabricantes de pélets y otros combustibles a partir de biomasa o subproductos, operadores logísticos, comercializadores de biocombustibles y plantas de biomasa y biogás”.
Procesos complejos y cuestionados
Tanto la comunidad científica como los grupos ecologistas han cuestionado en varias ocasiones que puedan tener marchamo de sostenibilidad cadenas de valor que comienzan en los bosques de Estados Unidos y Canadá y acaban en grandes centrales eléctricas de Europa. Incluso la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo advertía sobre esta cuestión en una propuesta de resolución enviada en abril a la eurocámara para que la Unión Europea intensifique su actuación para proteger y restaurar los bosques del mundo.
Mientras tanto, en España son varias las empresas que cuentan con sellos como el de SBP o ENplus para los pélets, y con otros como FSC y PEFC que certifican la sostenibilidad dentro de explotación forestal. Por otro lado, productores de electricidad con biomasa, como Greenalia y Ence, disponen del sello Madera Justa, que “certifica a las empresas que hacen un uso responsable de los recursos forestales y evalúa aspectos como la generación de riqueza en el entorno rural, la política laboral y los compromisos medioambientales”.
No obstante, la trazabilidad completa dentro de los diferentes flujos de la biomasa sólida y el biogás no solo abarca las explotaciones forestales y es más compleja que la de los biocombustibles líquidos. No es lo mismo un hueso de aceituna que se emplea para producir calor en una caldera de un edificio de viviendas que los purines de cerdo que se convierten primero en biogás y luego en biometano para inyectarlo a la red de gas.
“Recomendamos a las empresas iniciar el proceso de certificación lo antes posible”
Los impulsores de SURE sostienen que el actual esquema “posibilita certificar diferentes flujos de materiales garantizando la transparencia y objetividad a través de controles periódicos por parte de auditores neutrales”. Así conseguirían su principal objetivo: “facilitar a todos los agentes económicos de la cadena de valor del sector energético con biomasa que demuestren que cumplen los requisitos legales de la REDII”.
Peter Jürgens, director general de SURE, prevé “una gran demanda y, por lo tanto, recomendamos a las empresas iniciar el proceso de certificación lo antes posible”. Desde España, Javier Díaz, presidente de la Asociación Española de la Biomasa (Avebiom), afirma que “para el sector de la bioenergía es fundamental contar con herramientas que nos permitan demostrar ante la sociedad que las cadenas de suministro de la biomasa cumplen unos estrictos requisitos de sostenibilidad”
“Llevábamos muchos años, casi desde que emergió el sector de la biomasa moderna, esperando que esto sucediera, y no tendrá problemas para cumplir”, concluye Díaz. Ahora, tras dos años de “metódica preparación”, aseguran REDcert y Bioenergy Europe, toca que en los próximos meses la CE apruebe su implantación. Mientras tanto, explican que “SURE comenzará a operar con agentes económicos voluntarios para probar su viabilidad” e invitan a “todos los organismos de certificación y agentes económicos interesados a unirse al sistema”.