La Comisión Europea (CE) se ha dado de plazo hasta el 1 de febrero de 2019 para tomar una decisión definitiva sobre si limita a los niveles de ese mismo año el consumo de determinados biocarburantes procedentes de cultivos y los elimina a partir de 2030 como renovables. Todo dependerá de la capacidad demostrada de cambio indirecto del uso de la tierra (ILUC en sus siglas en inglés) y de eliminación del carbono presente en estas que se asocie a los biocarburantes.
Mientras se llevan a cabo los estudios vinculados a esta decisión de la CE (relacionada con la nueva directiva de energías renovables), las ONG ecologistas han intensificado la campaña contra uno de los biocarburantes que podría quedar afectado: el biodiésel de aceite de palma.
Una decena de esta organizaciones han activado hoy mismo la campaña europea #NotInMyTank (#NoEnMiDepósito en España), que incluye la recogida de firmas a través del portal SumOfUs y que lleva más de 85.000 al cierre de esta noticia. “La campaña comprende una serie de actuaciones públicas y culminará en un día de acción con movilizaciones en diferentes capitales europeas”, afirman desde Ecologista en Acción.
Ocho de cada diez europeos no sabe que echa biodiésel en su coche
Esta asociación es una de las que participa en la campaña y ha dado a conocer algunos de los datos conseguidos durante su preparación: “el 82 por ciento de los ciudadanos europeos encuestados no son conscientes de que el diésel contiene aceite de palma. Cuando se les preguntó si estarían de acuerdo con medidas para acabar con las políticas de apoyo y subsidio económicos, el 69 por ciento apoyaban la idea, mientras que solo un 14 por ciento se posicionó en contra y un 16 por ciento no respondió”.
En la campaña recuerdan que “a pesar del desconocimiento generalizado, en 2017 el 51 por ciento del aceite de palma utilizado en Europa terminó en los depósitos de automóviles y camiones; convirtiendo a los conductores en los principales –aunque no conscientes– consumidores de aceite de palma en Europa”.
Deforestación y emisiones
Desde Ecologistas en Acción insisten en que “la expansión de aceite de palma para elaborar biodiésel para el transporte en Europa provoca una rápida y virulenta deforestación de grandes extensiones de selva virgen y el drenaje de turberas (un tipo de humedal de gran valor medioambiental) para su posterior cultivo con palma aceitera”.
También aseguran, basándose en sus estudios, que debido al ILUC, este biodiésel provoca tres veces más emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que los combustibles fósiles y, por ende, un fuerte impacto en el cambio climático. Sin embargo, a buen seguro que la CE manejará otras presiones y estudios que van en sentido contrario o atenúan la críticas
El aceite de palma no es tan malo
Entre estos últimos está la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), quien en junio de este año presentó un informe en el que afirma que “prohibir el aceite de palma posiblemente aumentaría la producción de otros cultivos aceiteros para cubrir la demanda, lo que desplazaría, en vez de detener, las considerables pérdidas de biodiversidad que genera el primero”. Eso sí, los autores recomiendan que “se limite la demanda de aceite de palma para usos no comestibles, como los biocombustibles”.
Un año antes, el Impact Assessment Institute, encargado de analizar la base científica de determinadas decisiones políticas, y The Conversation, portal creado por periodistas científicos que supervisan el rigor de informaciones y normativas, advertían en sendos estudios que la Comisión y el Parlamento europeos manejan datos erróneos sobre deforestación para limitar el uso de los biocarburantes de cultivos, incluido el aceite de palma.