Qantas anunciaba el pasado lunes 29 de enero el despegue del “primer vuelo intercontinental entre Estados Unidos y Australia con un biocarburante mezclado” con combustibles convencionales. Quince horas y 12.774 kilómetros después la prensa australiana confirmaba el aterrizaje en el aeropuerto de Melbourne. Debido a las diferencias horarias, el vuelo partió el domingo 28 de enero de Los Ángeles y llegó a la ciudad australiana el 30 de enero.
Aunque no es la mayor distancia recorrida con algún tipo de biocarburante en los motores sí es uno de los vuelos que más kilómetros ha alcanzado. El viaje, realizado con un Boeing 787, es la culminación del acuerdo entre Qantas Airways y la compañía canadiense Agrisoma Bioscences, que ha suministrado el biocarburante a partir de una especie de colza.
Brassica carinata para bioenergía
En concreto, los motores del Boeing 787 contenían un diez por ciento de Brassica carinata, una planta oleaginosa que en castellano recibe nombres como colza etíope o mostaza etíope y con la que se ha estudiado mucho su uso como biocarburante, pero también para producir electricidad.
En España el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas realizó un análisis de su ciclo de vida como biomasa energética y la Sociedad General Cooperativa Agropecuaria Acor llevó a cabo plantaciones experimentales como cultivo energético.
En este caso, la mezcla empleada ha permitido, según Qantas, “reducir en un siete por ciento las emisiones (de CO2) en esta ruta en comparación con las operaciones normales”. Añaden que “a lo largo de su ciclo de vida, el uso de biocarburantes derivados de carinata puede reducir las emisiones de carbono en un 80 por ciento en comparación con el combustible para aviones convencional”.
Cultivo con poco consumo de agua
En un panorama legislativo, especialmente en la Unión Europea, en el que los biocarburantes de cultivos tienden a desaparecer paulatinamente de las cuotas renovables, Qantas y Agrisoma defienden que se trata de un cultivo no alimentario. “Se siembra en áreas en barbecho donde los cultivos de alimentos no crecen o entre ciclos de cultivos regulares, conocidos como cultivos de cobertura", argumentan.
Añaden también que los cultivos de rotación con colza etíope “pueden mejorar la calidad del suelo, reducir la erosión de los cultivos alimentarios y proporcionar a los agricultores ingresos adicionales”. Por último, afirman que “son eficientes en el uso del agua, y las pruebas de campo hechas por la Universidad de Queensland en Gatton (Queensland) y en Bordertown (Australia Meridional) han demostrado que funcionaría muy bien en el clima australiano”.