Titulamos en portada hace unos días así: El descalabro del autoconsumo se lleva por delante a Holaluz, Solarprofit y EiDF. Y han sido muchas las voces que han querido matizar ese titular. Seguramente con razón. "No es verdad que el autoconsumo se haya llevado por delante a ninguna sociedad, no es verdad. Lo que se las ha llevado por delante es la comercialización de la electricidad", nos contaba hace unos días el director general de una empresa del sector de la instalación. El error ha sido de estrategia, señalan muchas otras voces: empresas comercializadoras que decidieron abrir nueva línea de negocio (autoconsumo) al calor del boom de esta solución de ahorro, empresas que compraron instaladoras y que probablemente crecieron demasiado en tamaño y demasiado deprisa; o empresas instaladoras que invirtieron en parques solares, que quisieron jugar en la liga de las comercializadoras y que no midieron como es debido los riesgos.
Porque mercado del autoconsumo... sigue habiendo
"Cuando viajo en avión y miro las naves industriales, no hay ni un 5%, ni un 6% de los techos cubiertos, o sea, que creo que tenemos ahí un potencial de crecimiento fortísimo. Eso, más los hogares cercanos a las propias industrias", explica Pedro Gil, presidente de la Asociación de Instaladores Fotovoltaicos sobre Cubierta (Aifoc) y miembro del comité ejecutivo de la Plataforma para el impulso de la Generación Distribuida y el Autoconsumo Energético.
"El autoconsumo va a seguir avanzando, igual no en un boom tan importante como en el 22, pero va a seguir una trayectoria de crecimiento. Eso, sin lugar a dudas. Es más: yo creo que, al final, en el plazo de 10, 15, 20 años, todas las empresas van a tener que poner autoconsumo". Entre otras cosas, porque las empresas al final van a tener que conseguir un sello verde que certifique que minimizan sus emisiones de CO2, por motivos reputacionales y, más temprano que tarde, también por obligación legal.
Gil reconoce que la subida de los tipos de interés (hoy están al 4,5%) y la caída del precio de la luz (que ha descendido hasta los 87 euros el megavatio hora en 2023) han impactado en el sector, que ahora no surfea la ola del 22, cuando se dio la tormenta perfecta, esa que se caracterizó por: (1) tipos muy bajos de interés (0% hasta julio del 22); (2) precios muy elevados de la electricidad (167 euros en 2022); (3) presencia constante del tema en los medios de comunicación (ergo sensibilización); y (4) mucha ayuda pública a fondo perdido.
Ahora las circunstancias son muy otras, evidentemente. Sin embargo, y, a pesar de todo, el autoconsumo va a seguir creciendo, según Gil. "El autoconsumo es vital para las empresas, para su competitividad, para su descarbonización, es necesario para el sello verde, que va a ser imprescindible en un futuro, para su reputación. Además, reduce las pérdidas en las redes, es una fuente de ahorro para las personas, para las empresas, combate el cambio climático, crea empleo, supone un ingreso importante para las haciendas locales y estatales...".
El "descalabro" pues de algunos actores del sector (o potencial descalabro, que habrá que ver) no habría que asociarlo al autoconsumo, por muy mucho que hayan caído los números del sector en 2023 (cuando se instalaron algo menos de 2.000 megavatios en autoconsumos) con respecto a los del año 22, cuando el sector tocó el cielo, al instalar más de 2.500 megas de potencia. El "descalabro" está más bien asociado -insiste Gil- a ciertas estrategias empresariales. "Para ser comercializador tienes que tener mucha fuerza...".
Más opiniones
"Buen artículo, Antonio -me decía por guásap hace unos días una de las voces más autorizadas del sector de las renovables en referencia al artículo primero, el del "descalabro" de Holaluz y compañía-, pero te faltó una causa: deficiencias en la gestión y en las proyecciones de futuro de los planes de negocio. Todos hubiéramos firmado el volumen de negocio de 2022, pero la avaricia y la insolvencia en la gestión hicieron creer a algunos que todo el monte era orégano (...). La ambición no es una escuela de negocio".
Otras dos ideas que rescato de aquel intercambio de guásaps: "Analiza el perfil de los líderes ahora con pies de barro (...), es que me tocan la moral las startup del pelotazo". Y dos: "Cada gurú que nos sale refuerza la estructura que hay que cambiar. El sector integrado demuestra de nuevo que solo hay negocio y futuro si lo hacen ellos".
(Endesa y/o Iberdrola llevan firmadas a estas alturas centenares de miles de instalaciones de autoconsumo. Paradójico, cuando fue precisamente Iberdrola una de las compañías que más palos pusieron en la rueda del autoconsumo. Sobre el particular léase Quién le ha escrito a Nadal el Real Decreto de Autoconsumo).
Del boom del autoconsumo en 2022 y del frenesí que embargó al sector también nos habla Jorge González Cortés, el vicepresidente de la comercializadora decana de electricidad renovable, Gesternova, empresa pionera que abrió el mercado de los kilovatios verdes -fue la primera en vender electricidad de origen renovable y solo renovable- y que, al calor del boom, también abrió su línea de autoconsumo.
"Todas las empresas que hacemos autoconsumo hemos vivido ese boom del autoconsumo y todas hemos sido arrastradas por la demanda. Tenías que crecer para atender a toda la demanda que te llegaba. Y todas, luego, pues hemos tenido que adelgazar un poco para ajustarnos a los nuevos viejos tiempos, la nueva vieja normalidad. Lo que teníamos que haber entendido todos es que había unas circunstancias -precios altos de la energía, riego de subvenciones, tipos de interés muy bajos y telediarios abriendo con el precio de la energía todos los días a todas horas- que eran extraordinarias".
A ese frenesí algunas empresas contestaron con su salida a bolsa, aupadas sobre unas expectativas de crecimiento gigantescas. La pregunta es: ¿por qué han creído -quienes han invertido en esas empresas- que ese crecimiento exponencial del 22 iba a ser permanente? ¿Quién les convenció?
El caso es que las empresas cotizadas están condicionadas "a tener que dar unos resultados por trimestres, por cuartos, para mantener el valor de la acción. Porque cotizar en un mercado bursátil -apunta González Cortés- es como tener una estrella Michelin, te sitúa en un nivel de exigencia que te obliga a generar expectativas constantemente. Y si no, pierdes la estrella, pierdes el valor de la acción".
Y las expectativas no se han cumplido. El autoconsumo se ha ralentizado. Su velocidad de crucero ha sido en 2023 más que notable (ha sido el segundo mejor año de la historia), pero no espectacular, y ha pasado lo que ha pasado.
"Yo no hablaría de un descalabro en el autoconsumo -incide el vicepresidente de Gesternova-, yo creo que el autoconsumo está donde tiene que estar en función de las circunstancias del mercado. Lo que ha sucedido es que ha habido empresas dentro del sector que no han sabido calibrar bien el alcance de su crecimiento. Hay que ver la energía con gafas progresivas. Y lo que ha ocurrido es que la gente se ha centrado en el corto plazo y no ha mirado cuál era el efecto de tener una estructura tan grande a largo plazo. Al final, creo que... muy resumido: hay empresas que pensaron que la excepción iba a convertirse en norma... Y no. No ha sido así".
Al calor del bum, muchos de los grandes instaladores de autoconsumo -EiDF, Solarprofit- han terminado convirtiéndose o han intentado convertirse en comercializadoras. "Y no es igual de fácil -apunta González Cortés- el camino del comercializador hacia el autoconsumo que el del autoconsumo al comercializador. Es como correr en kart y correr la Fórmula 1. Un equipo de Fórmula 1, ¿podría hacerlo bien en karting? Sí. ¿Un equipo de karting puede hacerlo bien en Fórmula 1? Pues no. Una actividad es mucho más compleja que la otra. La gestión de energía no es fácil, es un negocio complejo".
Un negocio en el que, aparte de veteranos curtidos en mil batallas (como la decana Gesternova), están metidas las más grandes de entre las grandes: Iberdrola, Endesa, Naturgy, Acciona. Empresas verticalmente integradas, es decir, empresas que producen electricidad, la transportan por sus redes y la venden al consumidor final.
Los precios de la electricidad de futuro están por encima de los actuales. El precio medio del megavatio hora en el mercado mayorista diario de España ha quedado en estos cuatro primeros meses de año (1 de enero - 30 de abril) en 37,2 euros. En el tercer trimestre de este año se eleva hasta los 77 €/MWh, o sea, que la electricidad va a encarecerse considerablemente en las próximas semanas. Es decir, que el autoconsumo va a volver a ser rentable (en realidad nunca ha dejado de serlo), solo que, probablemente, hay que verlo con gafas progresivas.
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