En los empleos considerados como inducidos en el estudio de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) puede estar la explicación a esa abismal diferencia entre una y otra estimación. Así lo apuntan Diego Vizcaíno y Pablo Hernández, socios de Economía Aplicada y Territorial en Analistas Financieros Internacionales (AFI), entidad encargada de realizar el informe para la Plataforma Tecnológica Española de la Biomasa (Bioplat). “Los empleos inducidos se asocian a efectos de segunda ronda, y la diferencia puede proceder de cómo se define el perímetro en cada sector parta incorporar o no actividades cada vez más alejadas de la producción energética propiamente dicha”, señalas los socios de AFI.
¿Se considera empleo dentro de la biomasa al ganadero de cuya granja proceden los purines para la producción de biogás o al agricultor de cuyas tierras se aprovechan los residuos de diversos cultivos? ¿Y al propietario o gestor forestal de montes de los que se derivan restos de podas y clareos para biomasa? ¿Y a los transportistas que, dentro de sus desplazamientos vinculados a otros sectores, llevan la materia prima a las plantas de producción de energía? Está claro que para unas estimaciones sí entran y para otras no, al menos contadas como personas empleadas en mayor o menor proporción.
Térmica más intensiva en creación de empleo
En AFI han contado con datos del Instituto Nacional de Estadística y del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) para concluir que la biomasa térmica es más intensiva en creación de empleo. En el informe de Bioplat se desglosa la contribución a la economía de la generación térmica en las industrias (196 millones de euros y 2.770 puestos de trabajo) y en el sector doméstico/edificios (582 millones de euros y 8.290 puestos de trabajo) para lograr un total de 778 millones de euros y 11.073 puestos de trabajo. En el informe de APPA los empleos son 2.907 (1.881 directos y 1.026 inducidos).
En el caso de la producción de electricidad, se diferencia entre la biomasa (184 millones de euros y 2.600 puestos de trabajo) y el biogás (41 millones de euros y 580 puestos de trabajo) para dar un total de 225 millones de euros y 3.200 empleos. En este apartado la diferencia con el estudio de APPA es aún más acusada, ya que en este se cifran en 27.422 las personas empleadas (ocho veces más) en 2014, de los cuales 14.815 son directos y 12.607 inducidos. Las cifras coinciden en el sector de los biocarburantes porque AFI toma precisamente como referencia a APPA, cuyo estudio los cuantifica en 4.259 empleos.
Baile de empleos en la bioenergía
En las diferentes estadísticas y estimaciones de empleo que se han hecho sobre la biomasa el vaivén de cifras es continuo, propiciado por la heterogeneidad del sector. Hay investigación, fabricación y distribución de calderas (domésticas e industriales), estufas y chimeneas (y todos los componentes asociados a ellas) y biocombustibles (igualmene variados, de huesos de aceituna a pélets, pasando por residuos de la industria alimentaria); logística y maquinaría de extracción y transporte de materias primas; y operación y mantenimiento de instalaciones.
Los cálculos resultan más complicados en la térmica, debido a su generación más distribuida, hasta el punto de que a veces no se reflejan estos empleos, como ocurre en el informe Empleo verde en una economía sostenible, elaborado por la Fundación Biodiversidad y el desaparecido Observatorio de la Sostenibilidad en España (OSE) en 2009. Aquí se adjudicaban 5.442 empleos a la biomasa eléctrica para 2010, 2.660 a los biocarburantes y 3.280 al biogás, pero no había datos para el apartado térmico.
A la biomasa térmica le cuadran los 11.000 empleos
Tampoco ayuda a unificar criterios y cifras el informe Empleo asociado al impulso de las energías renovables, uno de los estudios técnicos derivados del PER 2011-2020 elaborado por el IDAE y el Instituto Sindical de Trabajo, Medio Ambiente y Salud (ISTAS) de Comisiones Obreras. Sin especificar usos eléctricos y térmicos, pronostican para 2015, con la suma de empleos directos e indirectos, 4.335 para la biomasa, 1.960 para el biogás y 2.260 para los biocarburantes. Como se aprecia, salen números a cuales más dispares según un estudio u otro.
Para concluir con la biomasa térmica, hay que señalar que los 11.073 empleos estimados por AFI en el informe de Bioplat no están lejos de la horquilla que se extrae de los siguientes datos: la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom) cuenta con casi 200 socios que generan 6.500 empleos (la mayoría vinculados a usos térmicos) y la misma asociación ha calculado en torno a dos personas las empleadas por megavatio térmico en España. Según estimaciones del Observatorio Nacional de las Calderas de Biomasa y de la propia Avebiom hay instalados unos 7.000 MW, con lo que saldrían unos 14.000 puestos de trabajo. La media de las dos cifras estaría en torno a la de AFI.