Los datos de pérdida de empleo contenidos en el estudio de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) presentado hace un par de semanas se correlacionan con la electricidad producida durante 2014. El descenso para este sector fue de un 13,5%, al pasar de 4.285 GWh en 2013 a 3.706 GWh en 2014. APPA tiene claro que todo ello es “consecuencia de la restricción de horas de producción de las instalaciones, lo que se ha traducido en un descenso de la retribución total de más de un 20%, según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia".
La contribución del sector de las biomasas para generación eléctrica (biomasa sólida y biogás) al PIB en 2014 fue de 1.029 millones de euros, lo que significa un descenso del 26,1% con respecto a 2013. Es importante señalar que de esta cifra, 655 millones de euros corresponden al impacto directo y los restantes 374 millones de euros al impacto inducido del sector. "Esto supone que más de un 36% de la contribución de este sector al PIB español está vinculado a las actividades económicas complementarias a la actividad principal, que es la valorización energética de residuos biomásicos para la generación de energía eléctrica", señala el estudio.
Cambios obligados en el esquema de gestión y funcionamiento de las instalaciones
“La disminución de las horas de producción de las instalaciones –prosigue el estudio–, debido a la aprobación del RD 413/2014 (regula la actividad de producción de energía eléctrica a partir de fuentes de renovables dentro de una rentabilidad razonable), ha obligado a cambiar el esquema de gestión y funcionamiento de las instalaciones de biomasa para generación eléctrica y ha tenido un efecto directo en la pérdida de puestos de trabajo asociados a las mismas y, consecuentemente, en las cifras de empleo del sector”.
El sector de la biomasa para producción eléctrica registró un total de 27.422 empleos en 2014, lo que supuso un descenso significativo del 32% con respecto a 2013, donde llegó a los 40.557. Del total de empleos del sector, 14.815 correspondieron a empleos directos y 12.607 fueron empleos indirectos, la mayoría asociados a las áreas rurales vinculadas a los sectores agrícola, forestal y ganadero. El descenso es de grandes proporciones, ya que las cifras de empleo no alcanzan ni tan siquiera las de 2007 (38.541).
Similares empleos a los de 2008 en la térmica
Ni la bonanza del sector térmico pudo compensar en 2014 el bajón del eléctrico. De hecho, en comparación con el número de instalaciones que surgen mes a mes (incluidas redes de calor), el ritmo de creación de empleo no parece ir al unísono, ya que incluso ha descendido con respecto a la cifra de 2008: 2.927. En 2014 generó 2.907 empleos, localizados principalmente en el medio rural “donde se generan los recursos biomásicos y donde generalmente se ubican las instalaciones”, recuerdan en el trabajo de APPA.
De los 2.907 empleos, 1.881 correspondieron a directos y 1.026 a indirectos. El aumento con respecto a 2013 ha sido del 6,2%, y el estudio lo asocia principalmente “a la mano de obra que la biomasa para generación térmica requiere para la instalación y el mantenimiento de equipos”. Se reconoce que “la biomasa para generación térmica fue durante 2014 la base fundamental de desarrollo del sector de la biomasa en España, debido fundamentalmente a la cada vez mayor penetración en el ámbito doméstico de sistemas para generar calefacción y agua caliente sanitaria”.
El PIB sí gana con la térmica
Otro dato que desacopla la generación de empleo con el crecimiento de la biomasa térmica es la evolución de la energía generada. Con la salvedad de 2014, donde la producción con respecto a 2013 cayó (4.088 ktep frente a 4.128 ktep) mientras que creció el empleo, aquella saltó de las 3.654 ktep (con 2.927 empleos) de 2008 a las 4.088 ktep actuales (2.907 empleos). En todos los casos, el reparto entre biomasa y biogás es muy acusado. En 2014 fue de 4.046 ktep para la primera y de 42 ktep para el segundo.
En 2014 no subió la producción pero sí la contribución de la biomasa térmica al PIB español: fue de 79,42 millones de euros, lo que supuso un aumento del 10,2% respecto al año anterior, “debido fundamentalmente a que el sector experimentó el pasado año un crecimiento de la capacidad instalada”, explican desde el estudio de APPA. Y añaden que “de esa cifra, 51,10 millones correspondieron al impacto directo y los restantes 28,32 millones al inducido, lo que se traduce en que más de un 35% de la contribución correspondió a las actividades complementarias a la actividad principal, como son la recogida, el procesado y la movilización de las biomasas hasta las instalaciones, incluyendo la densificación de los recursos biomásicos en muchos casos”.