El primer cuestionamiento procede de un estudio conjunto del International Institute for Sustainability Analysis and Strategy (IINAS), el European Forest Institute y el Joanneum Research titulado Forest biomass for energy in the EU: current trends, carbon balance and sustainable potential y encargado por el propio EEB, BirdLife Europe y Transport & Environment. Su conclusión es que “la demanda prevista de madera probablemente superará la cantidad que puede ser extraída de forma segura y sostenible de los bosques europeos”.
Otras de las lecturas que extrae el EEB es que “las políticas actuales darán lugar a un aumento significativo de la presión sobre los bosques europeos y mundiales, a menos que el potencial de recursos en forma de residuos industriales, agrícolas y forestales se movilicen en su totalidad, algo que es muy poco probable sin que medien incentivos específicos”. Tanto el sector forestal como el bioenergético defienden en numerosas ocasiones que existe un amplio margen de explotación sostenible de biomasa forestal entre la que crece anualmente en los bosques y no se aprovecha. Y ponen el ejemplo de España, cuya tasa de aprovechamiento no supera el 35%, cuando la media europea está en el 69%.
Se cuestiona también la contribución a mitigar el cambio climático
El segundo informe es del Institute for European Environmental Policy (IEEP), se titula Space for energy crops. Assessing the potential contribution to Europe’s energy future y está financiado por las tres ONG citadas. En este caso concluyen que la cantidad de tierra que puede ser utilizada para cultivos energéticos sin desplazar a los de alimentos o dañar hábitats de gran valor es de sólo 1,3 millones de hectáreas, mientras que la Comisión Europea prevé una demanda cinco veces mayor en 2030.
Según el EEB, dichos estudios también muestran que sin la introducción de nuevas salvaguardias de la política, los beneficios de la bioenergía en la lucha contra el cambio climático son muy inciertos. “Si no se toman medidas para limitar el uso de la bioenergía forestal, las futuras emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la liberación de las reservas de carbono forestal equivaldrían al ahorro anual de emisiones de la UE entre 2005 y 2012”. Sin embargo, en su último informe de evaluación, el IPCC considera que la "bioenergía puede jugar un papel fundamental para la mitigación (del cambio climático), pero hay cuestiones a considerar, como la sostenibilidad de las prácticas y la eficiencia de las tecnologías”.
Según Sini Eräjää, portavoz de Políticas de Bioenergía en la UE de Birdlife Europe y la EEB, “se necesitan urgentemente nuevas políticas para poner el uso de bioenergía en la UE en una senda sostenible: es perverso luchar contra el cambio climático con las ‘soluciones’ que corren el riesgo de agravar el problema".